Las elecciones de la confusión

eleccionesNos han engañado tanto con programas electorales incumplidos que nuestra fe rueda por los suelos

            Unos pocos carteles de reducido tamaño y escasa calidad material e informativa son los que corresponden al estado de ánimo de los españoles ante estas elecciones al Parlamento europeo. Son reflejo del ambiente de hartazgo y confusión ciudadana en el cambio de ciclo que estamos viviendo. Entre la corrupción, el desempleo,  las crisis política y económico-social, el desprestigio de los gobernantes y el papelón del bipartidismo, esta convocatoria a las urnas nos cae como una pesadilla más. Primero dilucidar entre votar o no, después, a quién.

     Ignoramos lo que ofrece cada minúscula formación que pretende salvarnos del laberinto porque son tantas y tan variopintas… Sabemos hacia donde caminan los grandes y no nos gustan los cuentos cuyo final ya estamos viviendo, un potente torbellino que engulle y arrastra los recursos hasta los balances de los bancos y las finanzas de los más ricos. La pregunta que nos ronda es ¿Quién será el menos malo?

     Las campanas de la “recuperación” suenan al ritmo de la música del PP mientras en el vecindario solo vemos que nuestros hijos viven a la deriva a miles de kilómetros, o aquí más cerca pero de becarios profesionales cobrando doscientos euros al mes. En el cartel del PSOE la candidata photoshopeada recuerda peligrosamente a una contraria y las siglas a pié de página tan minúsculas, tan tímidas parecen pedir permiso para estar ahí colocadas. Por su parte los nacionalismos lo contaminan todo con sus descabelladas propuestas en dirección contraria a lo que dicta la razón, caminar hacia una Unión Europea fuerte que sobreviva al envite de las grandes potencias productivas y demográficas, China, India, Rusia, Brasil, etc.

     El dilema, trilema o cuatrilema es notable para cualquier conversante ocasional. Lo que nunca importó en otras casi ignoradas elecciones europeas hoy nos va la vida en ello, y las fidelidades de voto ciego flaquean peligrosamente. Pero a la postre las opciones se reducen a dos: votar Izquierda o votar Derecha. Votar por la justicia social, el reparto equitativo de los bienes de la tierra y su conservación, o votar la ley del más fuerte, del menos escrupuloso y del todo vale con tal de ganar lo que sea. That is de question.

«Diario Palentino, 11 de mayo de 2014»

La frase: “El mayor castigo para quienes no se interesan por la política es que serán gobernados por personas que sí se interesan.” Arnold Toynbee