Castilla y León sin PET

Los habitantes de nuestra Comunidad volvemos a sufrir discriminación. Y una vez más el tema es bastante serio. La ciencia y la técnica al servicio de las personas es un axioma indiscutible, pero a veces algunos retrasos en su aplicación pueden poner en entredicho miles de vidas humanas.
El PET (Positrón Emission Tomography, tecnología sanitaria de medicina nuclear) es un equipamiento médico de última generación que permite detectar en sus más incipientes fases factores cancerígenos en las células.

La mayor parte de los sistemas de salud pública de las comunidades autónomas españolas llevan ya unos años equipándose con este nuevo instrumento que adelanta diagnósticos en muchos casos de vida o muerte. Pero nuestro SACYL no dispone de dos millones de euros para instalar en Valladolid, como centro regional, un PET, de modo que los pacientes son enviados con cuentagotas a un centro privado concertado de Madrid y tras un prolongado periodo de espera.
Y tanto cacarear el Presidente Herrera sobre lo que le preocupa el bienestar de sus ciudadanos, pero en sus gastos de representación lleva dilapidados mucho mas de dos millones de euros, en esos viajes multitudinarios a China o a New York, acompañado de todo un numeroso séquito de empresarios, periodistas, procuradores del gobierno y de la oposición, en un despliegue espectacular y mediático tipo imperial, impropio de un servidor público que tira del dinero de todos.
–No hay dinero- dice el Consejero, pero la realidad es muy otra, lo que hay es una pésima gestión de la administración regional y el dinero se destina a otros fines. Y mientras se deja caer la sanidad pública, la flota de “audis” oficiales con sus chóferes uniformados se mueve sin parar de gastar en “representación”. Y mientras encontramos médicos, que salvan vidas, compartiendo despacho simultáneamente tratando a dos pacientes diferentes en diez metros cuadrados (como yo experimento cada semana), nuestros irresolutos políticos disfrutan amplios despachos en grandes pasillos y se construyen edificios “emblemáticos” de su poderío en los que cuelgan la placa con su nombre.
¿Cuántos millones de euros se derrochan en cintitas de vanagloria? ¿Con solo dos millones de euros cuántas vidas de conciudadanos se podían salvar en una tierra cuyas cifras de población ya agonizan sin remedio?  «Diario Palentino, a 20 de junio de 2010»

Castilla y León sin PET

Los habitantes de nuestra Comunidad volvemos a sufrir discriminación. Y una vez más el tema es bastante serio. La ciencia y la técnica al servicio de las personas es un axioma indiscutible, pero a veces algunos retrasos en su aplicación pueden poner en entredicho miles de vidas humanas.
El PET (Positrón Emission Tomography, tecnología sanitaria de medicina nuclear) es un equipamiento médico de última generación que permite detectar en sus más incipientes fases factores cancerígenos en las células.

La mayor parte de los sistemas de salud pública de las comunidades autónomas españolas llevan ya unos años equipándose con este nuevo instrumento que adelanta diagnósticos en muchos casos de vida o muerte. Pero nuestro SACYL no dispone de dos millones de euros para instalar en Valladolid, como centro regional, un PET, de modo que los pacientes son enviados con cuentagotas a un centro privado concertado de Madrid y tras un prolongado periodo de espera.
Y tanto cacarear el Presidente Herrera sobre lo que le preocupa el bienestar de sus ciudadanos, pero en sus gastos de representación lleva dilapidados mucho mas de dos millones de euros, en esos viajes multitudinarios a China o a New York, acompañado de todo un numeroso séquito de empresarios, periodistas, procuradores del gobierno y de la oposición, en un despliegue espectacular y mediático tipo imperial, impropio de un servidor público que tira del dinero de todos.
–No hay dinero- dice el Consejero, pero la realidad es muy otra, lo que hay es una pésima gestión de la administración regional y el dinero se destina a otros fines. Y mientras se deja caer la sanidad pública, la flota de “audis” oficiales con sus chóferes uniformados se mueve sin parar de gastar en “representación”. Y mientras encontramos médicos, que salvan vidas, compartiendo despacho simultáneamente tratando a dos pacientes diferentes en diez metros cuadrados (como yo experimento cada semana), nuestros irresolutos políticos disfrutan amplios despachos en grandes pasillos y se construyen edificios “emblemáticos” de su poderío en los que cuelgan la placa con su nombre.
¿Cuántos millones de euros se derrochan en cintitas de vanagloria? ¿Con solo dos millones de euros cuántas vidas de conciudadanos se podían salvar en una tierra cuyas cifras de población ya agonizan sin remedio?  «Diario Palentino, a 20 de junio de 2010»