“Recortes”, primero de donde sobra

De lo que no cuesta que dure la fiesta

Adelante con los faroles

            Para administrar la escasez con  pocas cabezas sobra. La macrocefalia política es escandalosa. Si de verdad los políticos quieren regenerarse y recuperar la credibilidad ciudadana deben dar claras y contundentes muestras, no gestitos, sino una limpieza pura, profunda y generosa. Veamos unos ejemplos totalmente prescindibles pero que no desaparecen porque hay demasiados intereses crematísticos detrás.

            Consejos Consultivos y de Cuentas en cada Comunidad Autónoma, sobrantes de todo punto ya que con sus homólogos centrales, sobra. Para fiscalizar cuentas, contratos, etc., vale con técnicos expertos, para nada sirven consejeros políticos y su múltiple personal de confianza.

            Mutuas Patronales de Accidentes de Trabajo y Enfermedades profesionales, que cierran cada ejercicio con unos beneficios del orden de 450 millones de euros usurpados a la Seguridad Social y a los trabajadores y sus familias. (Vicenç Navarro).

            En nuestra Comunidad se han multiplicado los observatorios, consejos, etc. Algunos ejemplos, Fundación Villalar ((para la foto del 23 de abril), Instituto Castellano de la Lengua (con el Instituto Cervantes a nivel nacional es suficiente), totalmente inoperativos pero que alojan unos cuantas bocas.

       Las Diputaciones provinciales, los más auténticos y caros comederos políticos, 1.040 diputados provinciales con sus 1.070 anexos de personal de confianza.

        Creadas en el siglo XIX por los caciques locales para defender sus intereses, no  han evolucionado. Comportan un escalón de derroche perfectamente prescindible.

            No tienen ingresos propios, solo administran los procedentes de otras administraciones restándose por el camino en una carísima y politizada gestión antes de llegar las sobras a los ayuntamientos, verdadero destino de los fondos.

          Dependen para todo de recursos ajenos y sus escuetas competencias son totalmente asumibles por las comunidades autónomas. Las carreteras provinciales debieran ser autonómicas para evitar escandalosas diferencias provinciales.

         El apoyo a los pequeños ayuntamientos sería mucho más coherente y neutral si se llevara desde la autonomía también.

            Pero los dos grandes partidos (PP y PSOE) no están dispuestos a arrimar el hombro y prefieren mantener sus cargos  exigiendo sacrificios “necesarios”  a costa de hacer pasarlo mal a muchas familias.

         La supresión de estos entes provinciales sería un verdadero gesto de acercamiento de los políticos a los ciudadanos. La limpieza profunda y rentable consiste en eliminar cargos costosos e inútiles no  concejales de los ayuntamientos que son quienes de verdad están al frente de la ciudad y de los pueblos. «Diario Palentino, 15/07/21012»

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Nota 1:Ver una publicación que pasó desapercibida en su día, sobre la Diputación de Palencia y otras. Diario EL MUNDO, Crónica. Domingo, 13 de junio de 2010.

Nota 2: «¡¡¡En pagar personal y bienes se gastan un 47% aproximadamente del presupuesto, mientras que en inversiones reales se gastan menos de un 30%!!!» territoriomagenta.com

Nota 3: «Las 37 diputaciones provinciales nos cuestan al año 21.260 millones de euros ( 3 BILLONES Y MEDIO de pesetas ) Y han provocado un aumento de la deuda española en un solo año casi 6.000 millones  de euros.» A quien interese mas detalles que visite territoriomagenta.com.

¿Por qué no nos gusta la clase política?

Un sistema, en la práctica, bipartidista como el nuestro es lo más cercano a una semidictadura con el sobrenombre de Democracia.

En el tercer lugar, por detrás del desempleo y de la crisis pero antes que el terrorismo y la inseguridad ciudadana, se alza la clase política en la desconsideración que los ciudadanos tenemos de ella.

Seguramente la crisis económica que nos aterroriza no es imputable en puridad a quienes nos gobiernan. En todas las épocas históricas hay crisis, son cíclicas. Pandemias, malas cosechas, guerras, desastres naturales, cambios climáticos, revoluciones sociales, todo movimiento que altere la estabilidad de un sistema estructurado es una crisis y también el comienzo de una evolución.

Con toda contundencia podemos decir que la clase política está en crisis, en crisis aguda. ¡Se lo han buscado!, dicen las voces opinantes. Tal vez. O tal vez hemos desgastado torticeramente lo que entendemos con el término DEMOCRACIA.

¿Existe la Democracia en USA? ¿Y en los países de la UE? En la carrera desatada por quien presume de ser más demócrata los políticos de cada país van arrastrando tan sobadas expresiones como participación, colectivos, representación, solidaridad, etc. Palabras que de por sí suponían un compendio inestimable de valores personales y sociales han sido ultrajadas, prostituidas, instrumentalizadas y confundidas. “Quien te puede engañar con la palabra también puede robarte la cartera”.

Cuando se acercan las fechas de la precampaña, los ciudadanos-electores asistimos pasivos a la batalla interna en los partidos por ocupar las plazas sustanciosas que conllevan poderío económico y social. Se nombran padrinos y se fechan duelos. La prensa se llena de noticias de autobombo, honores y distinciones hilarantes, ingentes gastos en publicidad sobre promesas que recuerdan el discurso de los maltratadores: “Te quiero y te prometo que a partir de ahora voy a portarme bien contigo”.

Pero la rehabilitación de la imagen de la clase política, la recuperación de la estima por parte de los ciudadanos solo depende de quienes se han empeñado en perderla. Si fueran capaces de remangarse y meter mano a sus propios desmanes, de afrontar decididamente una REGENERACIÓN INTEGRAL DE LA DEMOCRACIA, empezando por el funcionamiento interno de sus partidos para seguir con las instituciones, todo cambiaría. ¡Y es tan fácil! Solo falta un poco de voluntad y renuncia al interés personal en favor del prestigio colectivo.

Un sistema, en la práctica, bipartidista como el nuestro es lo más cercano a una semidictadura con el sobrenombre de Democracia. De Herodes a Pilatos y vuelta la pelota al juego. Cuando hay solamente dos contendientes lo más fácil es repartirse el pastel aunque se simule la adversidad de cara a la galería. Los pequeños a callar cuando hablan los mayores, así me lo aprendí yo. «Diario Palentino, 13 de marzo de 2011»