El síndrome de Estocolmo

rebaño-humano“Ciudadanos convertidos en rebaño sumiso y agradecido”

 Somos tan raritos que a veces en nuestro sentir confundimos los límites entre el gozo y el dolor, de modo que sufrimos al ser felices y gozamos al padecer. Pura química, mezcla incontrolada de endorfinas y adrenalina. La víctima crea un lazo de dependencia con su raptor como resultado de un maltrato prolongado y sibilino que la comodidad convierte en conformidad y de ahí a la sumisión solo hay un paso. Lo saben bien nuestros actuales gobernantes, es su juego psicológico.

 Las conversaciones de barra de bar dicen mucho sobre la opinión generalizada de una masa humana secuestrada por un poder corrupto, que con sonrisas sarcásticas de suficiencia y descaradas mentironas nos priva de nuestros derechos humanos, personales y cívicos. Está en marcha toda una estrategia de destrucción de nuestra presencia en los asuntos que nos conciernen, y tan solo con el uso magistral de dos instrumentos-lema directos a las entrañas, a saber: uno, “la culpa de todo es del omnipotente Zapatero”, y dos, “somos los salvadores de esta patria en ruinas”.

Así de sencillo. Mensajes cortos y viscerales para masas de gentes, que como las ovejas, se dejan dirigir por el pastor a golpe de cachavazo y mordisco de perro. Odio y amor hasta la histeria. Conclusiones fáciles para mentes manipuladas y entretenidas en buscar el chusco cotidiano o resistir el envite de las deudas con la sola distracción del fútbol o la lacrimógena tele basura.

 ¡Ay pena, penita, pena! ¡Cuánto cerebro dormido! ¡Cuánta capacidad de rebeldía anestesiada! Somos lo que hicimos y seremos lo que nos dejamos hacer. Nos echan a unos encima de los otros, pero pobres contra pobres, como en las viejas estrategias maquiavélicas. Oímos a cuasinecesitados criticar a quienes acuden a  las colas benéficas porque un día presumieron de coche grande y vacaciones en la playa, como si no fuera suficiente desgracia vivir de la caridad teniendo dos manos para trabajar.

Y así, con muy poquitas pinceladas creamos nuestro hábitat: un culpable supremo, Zapatero; un salvapatrias corrupto, el PP; los jóvenes mejor preparados piensan, luego que se vayan; los inmigrantes sobran, ahora nosotros mismos nos limpiamos nuestros váteres; los viejos que vayan cascando y los pobres, si tienen hambre, que maten un piojo y chupen la sangre.

«Diario Palentino, 08/12/2013»