Pánico en el PP

Como Dios mandaRajoy o el desconcierto de un gobernante desbordado por la realidad

            El cambio del paisaje político tiene a Mariano Rajoy desconcertado. Ve amenazada su estrategia de pasividad basada en acumular expedientes sobre la mesa hasta que se resuelvan solos, o en dejar vía libre a sus ministros más conservadores para que nos inmolen en el ara de los cuatro gatos ultras, que son pocos pero gritan mucho.

            La encuesta del CIS declarando que los españoles premiamos con mucha diferencia la buenísima campaña de Podemos, sin carteles, sin furgonetas vociferantes, sin pasquines, sin bulla callejera, ni masivos mítines en salones de hoteles, ni dispendios, ha sido la guinda puesta al pavo que cocinaban en el PP.

            El abandono de Rubalcaba, otro desconcierto, después de tantísimos años en escena era un adversario muy previsible, antes de que hablara ya en el PP sabían lo que iba a decir. Pero, ahora, con un Pedro Sánchez ignoto y sin experiencia de gobierno los tiros pueden salir por cualquier lado. No es menos petética-histriónica la gestión del independentismo catalán, Rajoy y Más como los hermanos Tonetti en el Circo Atlas. Añadamos las broncas que le atizan las autoridades europeas, cada mes un tirón de orejas, esta vez por la pésima ley que regula los desahucios, un ataque a los embargados en beneficio de los bancos.

            Una hora y tres cuartos duró la rueda de prensa de Ángela Merkel explicando a sus conciudadanos la marcha de los asuntos que les competen. Alucinan nuestros profesionales de la prensa, igual que Soraya explicando cada viernes las putadas que han acordado hacernos. Y Mariano, ¡ay! Mariano detrás de su plasma, no parece que corra sangre por sus venas, y no responde preguntas, ¿por qué? porque no le da gana y punto. Así, democráticamente argumentado, porque “llueve”.

El sillón de relax del PP, acomodado en esa mayoría absoluta que utiliza como derecho de pernada, de vida y muerte sobre los derechos y libertades de sus vasallos, se cimbrea ante la mirada pasmada del impasible líder, aunque su rictus tiene cada día peor pinta, no digamos sus argumentos. Tan desconcertados están que hasta sus chefs estudian adelantar las elecciones generales y/o juntarlas con las locales, o que sea el alcalde el más votado, o vaya Vd. a saber.

«Diario Palentino, 20/07/2014»