Aprendiendo a pactar

CGMz1bPXEAEx4Ma“Algunos todavía no se ha enterado de que los ciudadanos queremos cambio”

               El culebrón cotidiano de los pactos atrae más la atención ciudadana que los folletines lacrimógenos o la clasificación de los equipos futbolísticos. Al final de cada jornada la pregunta estrella es: cómo quedan los ayuntamientos o las comunidades autónomas pospactos, quién se ha visto con quién, en reunión secreta o anunciada, si han cerrado algún tema, y hasta cuál ha sido el menú: tortilla francesa, ensalada y pescadito, en fin, comida sana y popular, lejos de los miles de euros de las escandalosas tarjetas negras. Gestos que acercan al pueblo. Eso está bien, transparencia y cercanía. Qué bonito.

               Ahora vamos con la enjundia. Para los elegidos, consiste en darse por enterados de que los ciudadanos hemos votado cambio, no solo de partido de alternancia en el gobierno, sino en el amplio campo de las formas de hacer política, para que nos escuchen a lo largo de toda la legislatura y  no olviden que solo son mandatarios públicos, mano ejecutora que cumplirá con su deber consiguiendo el bienestar y la justicia para sus mandantes.  

               Por nuestra parte, la de las mujeres, seguimos con especial atención los avatares a que son sometidas las valientes que han irrumpido en las alturas de la política sin proceder de los talleres de manufactura de los partidos. Manuela Carmena, Mónica Oltra y Ada Colau, entre otras, están sufriendo la doble persecución, primero la de los adversarios que quieren ocupar su lugar aunque los votos les hayan sentado en la fila de atrás, y además, como siempre, una especial asechanza por ser mujeres, ya se sabe, tenemos que demostrar doble valía que el más valioso hombre.

               Los nervios atacan a PP y a PSOE. En su parafernalia preelectoral se han cebado en críticas e improperios contra las formaciones nuevas, ahora toca comerse las palabras y salvar el tipo a cualquier precio; el PP dice que es de centro-centro, vamos casi de izquierdas; el PSOE  se siente  portador de la reserva izquierdista española, aunque bloquee de forma furibunda a Mónica Oltra en la Comunidad Valenciana. El PP, quiere a Ciudadanos por vivir, los reconoce como hijos propios, y  no andan descaminados. Albert Rivera es quien peor lo tiene, no puede pactar con izquierdas porque es centro-derecha, pero si se deja fagocitar por el PP sus días están contados. Seis días quedan, los pulsos se aceleran, momento histórico, no me lo pierdo.

«Diario Palentino, 7 de junio de 2015»

Los ciudadanos han hablado

Pactos“La lista más votada: última trampa del bipartidismo”

         El bipartidismo, atrincherado entre el temible recuerdo de la dictadura y la leyenda del voto útil, se había crecido hasta alturas tan desproporcionadas que en los análisis internos de los partidos el voto ciudadano pasó a considerarse un mero recurso de obtención del poder. -Tú mete el voto y calla-, parecía ser el mensaje de campaña. Lo que nos hacían sentir no era tanto ganar cómo que no ganase el contrario, desprestigiar al adversario y relegar el programa propio. La corrupción ad limite es del Partido Popular, y, aunque no es comparable, el PSOE debe asumir la culpa in vigilando que corresponde a la alternativa de poder.

        Los jóvenes nacidos en libertad piden regeneración política y limpieza, como corresponde al relevo generacional, jóvenes y puros. Y los ciudadanos, muchos ciudadanos hartos, les apoyamos y les hemos dado nuestro voto, una oportunidad de oro, la que merece su fe en que todo puede cambiar y depurarse. No es flaco esfuerzo pretender, en un país de individualismos, que se formen gobiernos de opiniones diversas, no acostumbramos trabajar en equipo, no sabemos consensuar, siempre queremos llevarnos la perra gorda, sea en tratos, en contratos, en debates o en meras discusiones caseras, tener la última palabra nos enardece.

       El vuelco dado a lo ya consabido ha descolocado a los grandes en su zona de confort. En los últimos años se sabía el resultado A o B. Ahora toca pactar, horror, desconocemos los mecanismos, las estrategias tradicionales se van al rinche, la forma de hacer política de oposición deviene inservible, las cabezas de los viejos políticos están desubicadas. Y, ahora qué.

        El último reducto de defensa del bipartidismo es el falaz discurso de que debe gobernar la lista más votada. Cuántas listas hay de izquierdas y cuántas de derechas, y más ahora, que todos se dicen de centro… La inercia es una fuerza poderosa, facilita el voto fiel que olvidó la ideología y se repite sin pensar,  -así lo hice siempre-, es un  argumento frecuente en un país de conservadores por viejos, conservan el voto del PP y el del PSOE a medida que cumplen años. Hoy la lista más votada está depreciada, vale menos que las fuerzas emergentes nacidas del cabreo ciudadano por el pitorreo al que nos ha sometido el bipartidismo. Porque no es corrupto solo el que se lleva dinero a su casa, también lo es el que trampea dentro y fuera de los partidos políticos y consiente o incita que otros lo hagan. 

«Diario Palentino, 31 de mayo de 2015″3101