En la multinacional más poderosa y antigua del mundo nunca han faltado intrigas, guerras internas. cismas e incluso asesinatos de papas, por no contar la degradación moral cuyos representantes más conocidos fueron los Borgia. Hoy, en pleno siglo XXI, espeluznantes escándalos salen a la luz por boca de niños y jóvenes violados y abusados sexualmente por sus mentores y preceptores. Lo más repugnante y repulsivo que se puede esperar de quienes gozan de la confianza depositada por los padres o, peor, aún, abuso multiplicado si son marginados o huérfanos. Y lo pueden hace en este tiempo porque la libertad de expresión lo permite, porque la sociedad está sensibilizada con el sufrimiento de los desamparados y porque los jueces ya no dan carpetazo a las denuncias contra el supremo poder de la tan santa Iglesia Católica. Como uno de los remedios el papa Francisco aboga por ordenar sacerdotes casados. La tromba de ataques por parte de los ultraconservadores se ha organizado. Estos jerarcas poderosos y peligrosos quieren mantener el celibato como uno de los pilares inamovibles, es decir, les importan un bledo los menores abusados por hombres que viven su sexualidad reprimida contra natura. También las monjas denuncian ser acosadas y violadas por los sacerdotes a los que sirven. Como auténticos machos furibundos, estos lujosos príncipes de la Iglesia se oponen a que las mujeres tengan mayores responsabilidades que atenderles a ellos y bordar mantelitos para altares. Les molesta que Francisco visite a los refugiados en Lampedusa y vele por los inmigrantes. Que diga que la Iglesia debe ser una pirámide invertida donde arriba estén los laicos y abajo los clérigos. Sarah, Müller, Rouco Varela, Reig, etc. han formado una camarilla que conspira a espaldas del Papa, y para los que su mejor sueño es que desapareciera.
Diario Palentino, 2 de febrero de 2020.