“Para ser más amo hay que tener más esclavos y sirvientes subyugados”
Parafraseando el título de la novela de Stieg Larsson quiero poner de relieve lo que está ocurriendo hoy con la libertad de las mujeres en manos de un gobierno autodenominado liberal. Cada ministro en su área encuentra el camino para atentar contra los derechos de igualdad, libertad y dignidad de la población española.
Como no sabría decir cuál de todos es más peligroso comenzaremos con Gallardón, por lo impactante de su medida contra la libre maternidad. Aunque hay otra, como la educación segregada por sexos de Wert cuyos efectos a largo plazo van a ser, si cabe, muchísimo más preocupantes, pues una ley de inmediatez como la del aborto con otra se sustituye de un plumazo dentro de dos años, pero unos ciudadanos criados en un ambiente discriminatorio necesitarán muchas horas de diván ante un profesional para superar el machismo injertado en niñas y niños, día tras día, lección tras lección, experiencia tras experiencia, en una relación de sumisión y dominio que a la edad adulta aceptarán como natural.
Al dictado de Rouco, ese hombre malo con cara de malo e inquisidor de toda libertad humana, el ministro Gallardón pare un exabrupto de ley-atentado asomando así sus orejas radical-fascistas, y sin pudor ni sonrojo entrega a la población femenina a la hoguera ultra-católica más rancia y reaccionaria. El cabreo sordo de una mayoría aplastante de la población femenina y masculina ante tamaño atentado le importa menos que un pimiento y deja entrever el “respeto” que la Derecha siente por las libertades personales.
En un desesperado intento de evitar lo irremediable, la portavoz socialista, Elena Valenciano, pide el voto secreto en el trámite de esta “Ley Rouco” para que las mujeres razonables sentadas en los escaños de la Derecha puedan votar en contra de tal desafuero sin tener que padecer las represalias de sus propios compañeros.
Los amos del poder saben bien que la tensión sexual creada por lo prohibido, unida al temor del embarazo y del desprecio social son la mejor arma de dominio. En pocos años, las mujeres volveremos a ser pecaminosas madres solteras, rameras y símbolo de todos los males fuera del paraíso. Solo nos quedarán dos opciones de ser: madres o putas.
«Diario Palentino, 22/12/2013»