Tanta gente sola

        A medida que cumplimos años las posibilidades de relación social merman. La familia de origen se dispersa, los hijos, quien los tenga, vuelan y tendremos nietos por Skype. La jubilación nos borra el mapa laboral y con él las relaciones. Si ya cumplimos muchos, muchos años, los amigos y conocidos de nuestra edad van cascando, hay que renovar. El vecineo cambia porque la gente se muda, o nos mudamos; no habrá cháchara de esquina al ir a comprar el pan. También nos volvemos rancios, más exigentes y aguantamos menos las pamplinas; tonterías las justas. Junto al debate sobre las pensiones se habla de la edad de jubilación y pirámide de población. Mucho viejo y poco joven. Pero lo que nos espera a los hoy sesentañeros de aquí a veinte o treinta años, además de pastillas, piezas dentales y audífonos, es toda una vida por delante, hay que ponerse las pilas y comenzar un proyecto largo, lo que no hace tanta gente que dice sentirse sola y está empeñada en revivir su pasado o hacerse dependiente emocional de una familia que ya ha creado sus propias ramas. No obstante, hay otras soledades; la buscada es un alivio para quien goza de su tiempo consigo mismo sin tener que dar explicaciones, léase asociales, ermitaños, creadores introvertidos y otras hierbas. Distinto es el aislamiento que acaban padeciendo otros especímenes, gorrones, pedigüeños y aprovechados, que solo buscan víctimas de quien sacar lo que puedan y andan prestos a pegar mangas hasta que los atracados ponen patas, corren la voz y levantan un muro protector. Y por último están los incomprendidos, los deprimidos, los egoístas, los raros, los violentos, los que no huelen bien, los pesados, los lamentosos, los tacaños y quienes han espantado a todo el mundo a su alrededor con su conducta. ¿Eres un solitario involuntario? Háztelo mirar.

Diario Palentino, 28 de noviembre de 2021

 

Sopa de letras

siglas-partidos-politicosHace falta ser joven y valiente para recoger la antorcha agotada y seguir corriendo

             Somos una multitud de ciudadanos descontentos con las políticas que sufrimos durante los últimos años. Cuando vamos en pelotón hacia la única salida que cada cuatro años nos queda en la actual democracia, confluimos en las urnas avocados a elegir una y solo una de las opciones ofrecidas. Hasta ahora el menú ha sido escueto, dos, casi tres partidos nacionales y otros tantos nacionalistas resumían el catálogo que podíamos barajar.

            Ah, pero el panorama ha cambiado, por fortuna. Los sillones se habían hecho pegajosos y las estructuras atacadas de carcoma, no creíamos en ellos porque vivíamos en mundos distanciados. Los viejos corredores maratonianos, distraídos en difundir sus gestas, se olvidaron de repostar las antorchas y nos han dejado a oscuras en caminos por hacer, escarpada tarea para los jóvenes filípides ante el reto de reedificar el hábitat.

            Un reciente estudio del CIS expone los actuales perfiles de los votantes españoles. Entre  los 18 y los 24 años el PP tendría el apoyo del 4% frente al 30% que tuvo en 2011. Está claro que ser joven y de derechas nunca ha estado de moda en democracia. Sin embargo, Podemos se llevaría el 27% del voto primerizo.

          Ciudadanos tendría su grueso de votantes en los alrededores de los 45 años, igual que IU y UPYD, mientras que el PP aglutina a los mayores de 65 años. Los viejos saurios se sienten incomprendidos y recelan de los jóvenes cachorros, no quieren recordar que la inexperiencia se suple con la energía de la ilusión, es el motor que mueve el mundo. El enfrentamiento generacional siempre es más fuerte cuánto más rígidas son las ideologías. PP y PSOE confluyen compartiendo votos en los núcleos demográficos más conservadores que no traicionan lo que han pensado siempre.

          De confianza «baja o nula» entre los más jóvenes gozan, por este orden: los partidos políticos, la Iglesia, los bancos, la Patronal, el Parlamento, y los sindicatos. Barra libre para interpretar el nivel de responsabilidad en el desencanto. Sin embargo, otorgan un nivel de confianza alto o muy alto a las ONG,  la UE,  información por internet y los cuerpos de Policía y Fuerzas Armadas. La confianza se rebaja algo sobre el sistema educativo y los medios de comunicación convencionales. Opinan que si los ciudadanos se organizan pueden cambiar las cosas. En sus manos tienen sus destinos, y los nuestros.

«Diario Palentino, 12 de abril de 2015»

¿Qué fue del voto joven y del voto femenino al PSOE?

metroscopia, 24 oct 2011

Por: José Pablo Ferrándiz

Hasta noviembre de 2009, los jóvenes manifestaban una mayor intención de voto al PSOE que al PP —si bien con una tendencia decreciente—. En diciembre de ese año, sin embargo, se produce un vuelco. El mayor apoyo de las mujeres al PSOE que al PP ha sido algo más duradero: no fue hasta marzo de 2010 que los populares lograron situarse por encima de los socialistas en la intención de voto de las electoras.

              Un mes antes de las elecciones generales de 2008, la ventaja del PSOE sobre el PP era casi 10 puntos en intención directa de voto entre el conjunto de los españoles: 34.5% frente a 24.7%(1) . En ese momento, los socialistas gozaban de mayor apoyo que los populares en todos los grupos de edad y tanto entre hombres como entre mujeres. Pero era entre estas y entre los más jóvenes —los menores de 35 años— entre quienes el PSOE conseguía una mayor distancia frente al PP: 11.4 y 13.6 puntos, respectivamente.

Ahora, casi cuatro años después, la situación es radicalmente distinta. La oleada del Barómetro de Clima Social de Metroscopia correspondiente a este mes de octubre arroja una distancia en intención directa de voto de casi 14 puntos, pero, en esta ocasión, favorable a los populares: 30.9% frente a 17.7%. El desplome de los socialistas se produce en todos los frentes: también entre las mujeres —entre quienes la intención de voto al PP supera en 12.4 puntos a la intención de voto al PSOE— y entre los jóvenes —la distancia favorable al PP es, en este caso, de 10.8 puntos. Quienes se han bajado del tren socialista no parecen dudar de su decisión: los porcentajes de mujeres y jóvenes que ahora se muestran indecisos apenas han aumentado con respecto a febrero de 2008. Los beneficiados de esta huida de votos no son ni la abstención —que, de hecho, desciende en los dos grupos analizados— ni el voto en blanco —que desciende entre las mujeres y apenas crece entre los jóvenes—, sino el resto de fuerzas políticas: principalmente el PP, pero también —y sobre todo entre los jóvenes— UPyD e IU.

 

Los jóvenes se apearon antes que las mujeres

Hasta noviembre de 2009, los jóvenes manifestaban una mayor intención de voto al PSOE que al PP —si bien con una tendencia decreciente—. En diciembre de ese año, sin embargo, se produce un vuelco y, por primera vez en las seis oleadas del Barómetro de Clima Social que se llevaban realizadas hasta ese momento, el PP aventaja al PSOE en la intención de voto de los menores de 35 años. En esa oleada —algo que probablemente ayudó a ese alejamiento de los socialistas— lo que hasta ese momento era una percepción negativa de la economía circunscrita al ámbito nacional, sin un reflejo directo en la economía familiar, comenzaba a ser una realidad directa: el porcentaje de jóvenes que consideraba positiva su situación económica descendió 11 puntos con respecto al mes anterior, a la vez que aumentó 11 puntos el de quienes la calificaban negativamente. Solo en la oleada de noviembre de 2010 el PSOE logró atraer de nuevo al electorado joven gracias —con toda probabilidad— a la inyección de aire nuevo que supuso electoralmente para los socialistas la remodelación del Gabinete ministerial llevada a cabo por el Presidente Zapatero el 20 de octubre de ese año. La ilusión que transmitía la nueva etapa fue efímera, y en la siguiente oleada de diciembre de 2010 los jóvenes se inclinaron nuevamente por apoyar en mayor medida al PP que al PSOE. Y así ha seguido ocurriendo —con mayor o menor intensidad— hasta este momento. 


El mayor apoyo de las mujeres al PSOE que al PP ha sido algo más duradero: no fue hasta marzo de 2010 que los populares lograron situarse por encima de los socialistas en la intención de voto de las electoras. En esa fecha, Rodríguez Zapatero avanzó algunas de las medidas que tenía pensado adoptar para luchar contra la crisis económica: iniciativas que la mayoría de españoles —y de las mujeres— consideraban que llegaban tarde, que no resultaban creíbles y que eran inadecuadas. A partir de ese momento, la intención de las mujeres de votar al PSOE inicia una tendencia decreciente, pasando en cambio a ser ascendente la de votar al PP. Desde entonces y hasta ahora —con la excepción de las oleadas de abril y agosto de 2010—, los populares siempre han superado al PSOE entre este grupo de votantes.

Quedan lejos aquellos días anteriores a la elecciones de 2004 en que el, en ese momento, candidato socialista, Zapatero, le pedía a los jóvenes que se convirtieran en los “voluntarios del cambio”. O cuando antes de ser reelegido presidente en 2008 pedía el voto masivo de los jóvenes para que nadie pudiera ganar con su abstención. El PSOE de Rubalcaba ha heredado una losa demasiado pesada para ser levantada a solo un mes de las elecciones. Los jóvenes y las mujeres —a quien Zapatero debió en gran parte su última victoria, según reconocieron algunos dirigentes socialistas— parecen haberles dado la espalda.

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(1) La intención directa de voto (que es la que aquí se analiza) es la respuesta que espontáneamente dan las personas entrevistadas a la pregunta sobre el partido al que votarían en el caso de tener lugar unas elecciones generales en ese momento. No ha de ser confundida, por tanto, con la estimación electoral, que se obtiene aplicando a aquella una serie de técnicas correctoras (lo que habitualmente se conoce como “cocina electoral”).

Brindis (El País)

brindisMi amiga Rosa me envía un oportuno artículo de Manuel Vicent hoy en el País. Oportuno por el tiempo, pensamiento y circunstancia vital.

«Alguna gente madura, tal vez la más lúcida, suele pensar con acierto que lo mejor que tiene la juventud es que ya pasó. Fue una época breve y radiante, romántica y vigorosa, pero también llena de luchas, temores, dudas, celos y rivalidad. Alrededor de los 50 años, en cualquier biografía llega un momento en que el caballo de fuego que uno llevaba dentro comienza a perder la ansiedad en el galope y aun sin abandonar la curiosidad ante la vida siente que hay que tomarse las cosas con más calma. A qué viene tanta prisa, se dice a sí mismo una mañana. Sigue leyendo

Brindis (El País)

brindisMi amiga Rosa me envía un oportuno artículo de Manuel Vicent hoy en el País. Oportuno por el tiempo, pensamiento y circunstancia vital.

«Alguna gente madura, tal vez la más lúcida, suele pensar con acierto que lo mejor que tiene la juventud es que ya pasó. Fue una época breve y radiante, romántica y vigorosa, pero también llena de luchas, temores, dudas, celos y rivalidad. Alrededor de los 50 años, en cualquier biografía llega un momento en que el caballo de fuego que uno llevaba dentro comienza a perder la ansiedad en el galope y aun sin abandonar la curiosidad ante la vida siente que hay que tomarse las cosas con más calma. A qué viene tanta prisa, se dice a sí mismo una mañana. Sigue leyendo