En plena revisión de cómo fue hace cuarenta años la Transición española hay que destacar lo que significó el diario El País en la formación de la nueva conciencia ciudadana a través de la voz de los más ilustres intelectuales y pensadores del momento. Quién te ha visto y quién te ve. Un catedrático de Derecho Constitucional denuncia la última tropelía contra la libertad de expresión y el pensamiento democrático por parte de este medio. Octavio Salazar vio publicada su colaboración, “Rafael Hernando: el hombre que no deberíamos ser”, en El País digital y vio también como, a las pocas horas y más de trecientos comentarios, se había eliminado bajo la siguiente excusa: “»Si ese artículo se hubiera revisado antes, no se hubiera publicado». Reproducido en otros medios digitales más dignos aún se puede leer.
La cuestión es que la revelación de la joven Irene Montero como oradora magnífica que ha cantado las cuarenta al gobierno del partido más corrupto de la historia, ha hecho pupa a los narcisistas políticos de la derecha española, y también a muchos socialistas que no tuvieron valor para dar al PP su merecimiento en vez de su abstención. Rafael Hernando no necesita mucho estímulo para provocar repulsa ante su soez discurso. Esta vez las vísceras se le salían por la boca, como siempre, por el gesto estreñido, como siempre, pero también por los ojos. Un hombretón como él y los suyos no podían permitir que una joven mujer les mandara heridos a las tablas, y le salió, cómo no, lo que le hervía dentro dando una lección magistral de cómo se comporta un macho en la tribuna. Octavio Salazar resume: “…con su chulería misógina, Rafael Hernando demostró que uno de los ejes esenciales de la subjetividad masculina dominante es el desprecio de las mujeres, la negación de su individualidad y autoridad, así como la necesidad de empequeñecerlas a ellas para que nosotros podamos vernos el doble de nuestro tamaño natural”.
«Diario Palentino, 18/06/2017»