Realmente preocupante

       La tan contestada por la oposición, ministra de Justicia, Dolores Delgado, ha hecho una definición precisa de la parte política más conservadora de España: derecha, extrema derecha y extrema-extrema derecha. A poco linces que seamos lo hemos comprendido, más o menos, porque en realidad solo está claro que la extrema-extrema derecha se refiere a VOX. En cuanto a las otras dos derechas pueden ser intercambiables, PP y Ciudadanos y viceversa que rutilan al socaire de los acontecimientos o titulares y extreman sus argumentos según a qué fracción de votantes quieran contentar cada día. Las propuestas del nuevo PP se escoran mucho a lo que en su día Francisco Umbral llamó la Derechona, y es que el PP ya desde los tiempos de Fraga oscila a boleo desde una derecha moderada hasta la más extrema derecha. La movilidad de Ciudadanos, que se presentó como la alternativa de centro obliga al PP a extremarse, pero hete aquí que en su periplo ultraconservador se topa de morros con VOX y ¡sorpresa! resucita un difunto que se engancha a la corriente xenófoba, machista, excluyente e insolidaria que crece en el mundo solo de nombre civilizado. Y es que el juego de engaños está muy bien urdido. Primero vamos y matamos iraquíes porque a Aznar se le antoja una selfie con los grandes, después va EEUU y con ayuda de algunos socios europeos. Francia e Inglaterra, provoca guerras civiles y fronterizas en Oriente Medio y el Mediterráneo, con una estrategia bien pensada, Europa está en medio y así se debilita. Como consecuencia se producen las más graves crisis de refugiados de la historia de la humanidad, entonces vamos a blindarnos, vienen a robarnos el bienestar. Y ya de paso, los defensores de las patrias se transforman en talibanes integristas del mal endémico de las tiranías.

Diario Palentino, 14 de octubre de 2018

Tensión migratoria

Crecientes conflictos políticos, sociales y religiosos cercan el Mediterráneo. Migrantes y refugiados se lanzan al mar de cualquier manera con tal de salvar la vida o disfrutar de mejores condiciones, pero solo en el límite sur de Europa recibimos las oleadas ante el paripé del resto de países de la UE, que bajo el peso de Francia, Alemania y Bélgica, se reúnen una y otra vez sin a acabar de hincar el diente a la patata caliente mientras se la coman otros. Grecia estuvo años recibiendo y acogiendo sin rechistar miles de refugiados asiáticos, a pesar de la grave crisis económica en que estaban inmersos sus habitantes. La ultraderecha italiana ha dicho basta y amenaza con dejar de financiar su parte a la UE si no se adopta una solución definitiva. En España se debate sobre la devolución en caliente de migrantes, algunos llegan cargados de cal viva para arrojar sobre nuestra guardia fronteriza, lo que no beneficia a su causa, al igual que las imágenes de unos manteros que atacan con violencia a un turista en plena calle. En un barco anclado en Italia algunos ocupantes inician una huelga de hambre a modo de presión mediática. La religión islámica ya de por sí inspira desconfianza y temor. No pinta bien para que sean acogidos con benevolencia los que llegan, munición que rentabiliza a tope la derecha española y europea. El miedo y la inseguridad paralizan, hacen fáciles las presas, lo saben bien los cazadores de votos. Nunca ante en la historia del mundo hubo tantos movimientos migratorios simultáneos. Mientras tanto en la sombra del anonimato miles de ciudadanos y voluntarios a pie de calle ayudan a estos seres humanos de todas las edades que llegan en precarias condiciones. Un dilema de calado y difícil solución.

Diario Palentino, 25 de agosto de 2018