¿Hipo… qué?

     Ahora que la Real Academia de la Lengua Española, como toda institución envejecida y anquilosada, ataca duramente cualquier intento evolutivo del castellano y lo quiere enlatar para mejor conservarlo, nos encontramos que términos tradicionales como HIPOTECA, superan hoy cualquier definición del diccionario tradicional.

Recurrimos, pues a la poco ortodoxa pero muy actualizada Wikipedia para definir HIPOTECA: “procede de la lengua griega clásica y deriva de las palabras hypo (debajo) y teka (cajón, caja); es decir, que la hypo-teka era para los griegos algo que estaba oculto, aquello que permanecía escondido debajo del cajón, puesto que no existen signos externos de su existencia, porque el bien hipotecado continúa perteneciendo al el deudor hipotecario”.

         La crisis, que hace milagros, ha conseguido que odiemos esta palabra pero ha creado unos curiosos derivados muy lejos de la etimología griega y de la ortodoxia del castellano pero mucho más ilustrativos de lo que queremos decir en resumen, a saber:

    – Hipo-casados, matrimonios inseparables porque lo que une una hipoteca no lo separa nadie, lo que incluye aguante, sacrificio y mala vida si vienen mal dadas.

    – Hipo-herederos, porque las hipotecas inventadas durante los últimos años no acaban de amortizarse con el fin de la vida laboral, pueden durar hasta cuarenta o más años de modo que en vez dejar bienes, los futuros abuelos dejarán en herencia deudas hipotecarias.

    – Hipo-embargados procedentes de los hipo-empleados que no pueden hacer frente a las mensualidades de la hipoteca porque no tienen trabajo para obtener ingresos.

    – Yayo-hipotecados, padres que en su día firmaron como avalistas para el pisito de sus hijos y ahora, al no poder los polluelos hacer frente a las cuotas, los ya devenidos abuelos tienen que tirar de la pensión y estirarla de forma milagrosa.

    – Hipo-nietos, niños víctimas del desempleo de sus padres y de las cuotas vencidas de la hipoteca de su casa que tienen que acudir a los abuelos para que les compren los libros escolares o les ayuden con la matrícula de la universidad porque les han subido las tasas de estudio y les ha rebajado las becas.

       Pero la serie no acaba ahí, digamos que puede ser interminable y crecedera a medida que los ataques a las economías familiares sigue a ese ritmo trepidante. Hipo-sanidad, hipo-enseñanza, hipo-educación, hipo-cultura, hipo-producción, etc. Es decir que estamos “por debajo de …” y además hipotecados.

           En la parte extrema de la cuerda viven los híper…, los VIP, los Alpha, con esos sueldos hirientemente millonarios, esos que abandonan el barco a la deriva y saltan antes de que se hunda pero con una buena indemnización debajo del brazo y con cargo a los lomos de todos los “hipo” sufridores a quienes se les acaba el mes antes que los ingresos. Las dos próximas generaciones heredarán un país hipo-arruinado. «Periódico CARRIÓN, 2ª quincena de mayo 2012»

 

Crisis y seguridad ciudadana

A pesar de las voces apocalípticas que solo pretenden obtener beneficios electorales, las cifras cantan y nos dicen que España se puede considerar “uno de los países más seguros de Europa” con una media de 45,8 infracciones penales por cada mil habitantes, muy alejada de la media europea que fue de 69,1. Y así lo perciben los ciudadanos, solo el 8,1% considera la inseguridad ciudadana como principal problema de España mientras que en la UE la media es del 19%.

No cabe duda el peso que tiene en este descenso, una mayor actividad y más dotación de efectivos y medios, pero debemos destacar por encima de todo el valor de las políticas sociales al mantener niveles aceptables de supervivencia para evitar que las familias pasen hambre y necesidades esenciales, eso que muchas personas del buen vivir califican como de “tener morro” al que solicita esos mínimos de subsistencia, sin ver que bastante auto desvalorización supone el tener que acudir a esas fuentes, que son las que precisamente están evitando los atracos, los tirones, los hurtos y la delincuencia de supervivencia.

Vale la pena compartir unos euros presupuestarios con las familias que se han quedado sin trabajo, sin ingresos y en muchos casos con hipotecas. Vale la pena aunque sea mirado de forma egoísta para que podamos circular por las calles con plena seguridad de que nadie nos atracará acuciado bajo un estado de necesidad para poder comer.

Las revueltas populares causadas por el hambre y la necesidad son las más crueles y turbulentas que nos ha mostrado la historia, de eso saben mucho los provocadores golpistas cuando lo primero que articulan es el desabastecimiento alimentario y el corte de suministros a la población. Nada hay que enfurezca ni enerve más a un ser vivo que el riesgo de no sobrevivir a la carencia.

El líder de la derecha incide mucho en la necesidad de aplicar “recortes presupuestarios” al gasto público, pero no acaba de aclarar las partidas que él atajaría de un plumazo, esperemos que no fueran las de gastos sociales.

La mejor política de seguridad ciudadana no consiste en recrecer los efectivos policiales sino en crear circunstancias sociales que no requieran de su actuación para mantener el orden y vivir pacíficamente. Desde ese punto de vista el gobierno socialista lo está haciendo de forma impecable. Las cifras cantan. «Diario Palentino, 9 de mayo de 2010»

Crisis y seguridad ciudadana

A pesar de las voces apocalípticas que solo pretenden obtener beneficios electorales, las cifras cantan y nos dicen que España se puede considerar “uno de los países más seguros de Europa” con una media de 45,8 infracciones penales por cada mil habitantes, muy alejada de la media europea que fue de 69,1. Y así lo perciben los ciudadanos, solo el 8,1% considera la inseguridad ciudadana como principal problema de España mientras que en la UE la media es del 19%.

No cabe duda el peso que tiene en este descenso, una mayor actividad y más dotación de efectivos y medios, pero debemos destacar por encima de todo el valor de las políticas sociales al mantener niveles aceptables de supervivencia para evitar que las familias pasen hambre y necesidades esenciales, eso que muchas personas del buen vivir califican como de “tener morro” al que solicita esos mínimos de subsistencia, sin ver que bastante auto desvalorización supone el tener que acudir a esas fuentes, que son las que precisamente están evitando los atracos, los tirones, los hurtos y la delincuencia de supervivencia.

Vale la pena compartir unos euros presupuestarios con las familias que se han quedado sin trabajo, sin ingresos y en muchos casos con hipotecas. Vale la pena aunque sea mirado de forma egoísta para que podamos circular por las calles con plena seguridad de que nadie nos atracará acuciado bajo un estado de necesidad para poder comer.

Las revueltas populares causadas por el hambre y la necesidad son las más crueles y turbulentas que nos ha mostrado la historia, de eso saben mucho los provocadores golpistas cuando lo primero que articulan es el desabastecimiento alimentario y el corte de suministros a la población. Nada hay que enfurezca ni enerve más a un ser vivo que el riesgo de no sobrevivir a la carencia.

El líder de la derecha incide mucho en la necesidad de aplicar “recortes presupuestarios” al gasto público, pero no acaba de aclarar las partidas que él atajaría de un plumazo, esperemos que no fueran las de gastos sociales.

La mejor política de seguridad ciudadana no consiste en recrecer los efectivos policiales sino en crear circunstancias sociales que no requieran de su actuación para mantener el orden y vivir pacíficamente. Desde ese punto de vista el gobierno socialista lo está haciendo de forma impecable. Las cifras cantan. «Diario Palentino, 9 de mayo de 2010»