¡Indignaos! (¡Indignez-vous!)

“Los financieros, “ culpables indiscutibles de ésta crisis”, sus víctimas, los asalariados por cuenta propia o ajena”

Con tanto ruido de fondo, entre cañonazos, disputas políticas que no conducen a ningún beneficio para el interés general, polémicas insulsas sobre gastos que son el chocolate del loro y otras banalidades ocupando titulares, entrevistas y comentarios para distraer la atención y centrar las conversaciones en temas que no dañen importantes intereses financieros y empresariales, apenas ha trascendido para una minoría la urgente proclama que el filósofo Stéphane Hessel, lanza como un reto a la juventud del siglo XXI con el apoyo y prólogo de nuestro sabio José Luis Sampedro.

En éste pequeño librito de poco más de quince páginas, éstos nonagenarios implicados hasta los huesos en la defensa de los derechos humanos, la democracia, las libertades y el bienestar, alertan con urgencia sobre el grave riesgo que corren estos logros ante una sociedad que pierde sus valores a ritmo vertiginoso para solamente centrar su atención en correr detrás del dinero a cualquier precio.

En un breve pero conciso alegato nos recuerdan cuánto costó conseguir la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948, en cuya redacción participó el autor y en qué poco tiempo se puede perder lo conseguido.

No perdamos de vista que los financieros son “los culpables indiscutibles de ésta crisis” y que sus víctimas son los trabajadores asalariados y los cuasi empresarios que trabajan para sí mismos. Los banqueros nunca se han interesado por el beneficio social ni por las cuestiones personales ni humanitarias, su objetivo es único e inamovible, los propios dividendos.

No nos dejemos llevar por el pánico y padezcamos un irreversible error de perspectiva. La Derecha y los amos del dinero nunca van a dar nada porque su lema perpetuo es “el que más pueda que más tire” creando ese estereotipo valorado y envidiado socialmente que es el “hacedor de dinero”. Pero esa clase conservadora (de su dinero y de sus privilegios) encarnada por la Derecha política nunca se va a volcar en mejorar la sanidad pública, ni la calidad de la educación, ni las pensiones, ni las libertades, ni la igualdad, salvo poniendo a todo precio según valor de mercado y quién lo quiera bueno que pague.

En septiembre de 2009, en un gran titular con foto de familia, el País decía “El G-20 vislumbra el final del túnel” “Los líderes mundiales decidirán como acabar con los excesos en las retribuciones de los banqueros” Desde aquél notición el Hambre en el mundo aumenta, las cifras del paro crecen, la calidad de los servicios públicos merma y los derechos humanos… ¡Ay, qué es de los Derechos Humanos! Que se lo pregunten a los Palestinos y al mundo árabe musulmán, no digamos al África Negra.

El Capital es de derechas y no tiene corazón, el dinero es inerte y no palpita. De lo que pase en el futuro todos somos cómplices, para bien o para mal. «Diario Palentino, 10 de abril de 2011»

Crisis y seguridad ciudadana

A pesar de las voces apocalípticas que solo pretenden obtener beneficios electorales, las cifras cantan y nos dicen que España se puede considerar “uno de los países más seguros de Europa” con una media de 45,8 infracciones penales por cada mil habitantes, muy alejada de la media europea que fue de 69,1. Y así lo perciben los ciudadanos, solo el 8,1% considera la inseguridad ciudadana como principal problema de España mientras que en la UE la media es del 19%.

No cabe duda el peso que tiene en este descenso, una mayor actividad y más dotación de efectivos y medios, pero debemos destacar por encima de todo el valor de las políticas sociales al mantener niveles aceptables de supervivencia para evitar que las familias pasen hambre y necesidades esenciales, eso que muchas personas del buen vivir califican como de “tener morro” al que solicita esos mínimos de subsistencia, sin ver que bastante auto desvalorización supone el tener que acudir a esas fuentes, que son las que precisamente están evitando los atracos, los tirones, los hurtos y la delincuencia de supervivencia.

Vale la pena compartir unos euros presupuestarios con las familias que se han quedado sin trabajo, sin ingresos y en muchos casos con hipotecas. Vale la pena aunque sea mirado de forma egoísta para que podamos circular por las calles con plena seguridad de que nadie nos atracará acuciado bajo un estado de necesidad para poder comer.

Las revueltas populares causadas por el hambre y la necesidad son las más crueles y turbulentas que nos ha mostrado la historia, de eso saben mucho los provocadores golpistas cuando lo primero que articulan es el desabastecimiento alimentario y el corte de suministros a la población. Nada hay que enfurezca ni enerve más a un ser vivo que el riesgo de no sobrevivir a la carencia.

El líder de la derecha incide mucho en la necesidad de aplicar “recortes presupuestarios” al gasto público, pero no acaba de aclarar las partidas que él atajaría de un plumazo, esperemos que no fueran las de gastos sociales.

La mejor política de seguridad ciudadana no consiste en recrecer los efectivos policiales sino en crear circunstancias sociales que no requieran de su actuación para mantener el orden y vivir pacíficamente. Desde ese punto de vista el gobierno socialista lo está haciendo de forma impecable. Las cifras cantan. «Diario Palentino, 9 de mayo de 2010»

Crisis y seguridad ciudadana

A pesar de las voces apocalípticas que solo pretenden obtener beneficios electorales, las cifras cantan y nos dicen que España se puede considerar “uno de los países más seguros de Europa” con una media de 45,8 infracciones penales por cada mil habitantes, muy alejada de la media europea que fue de 69,1. Y así lo perciben los ciudadanos, solo el 8,1% considera la inseguridad ciudadana como principal problema de España mientras que en la UE la media es del 19%.

No cabe duda el peso que tiene en este descenso, una mayor actividad y más dotación de efectivos y medios, pero debemos destacar por encima de todo el valor de las políticas sociales al mantener niveles aceptables de supervivencia para evitar que las familias pasen hambre y necesidades esenciales, eso que muchas personas del buen vivir califican como de “tener morro” al que solicita esos mínimos de subsistencia, sin ver que bastante auto desvalorización supone el tener que acudir a esas fuentes, que son las que precisamente están evitando los atracos, los tirones, los hurtos y la delincuencia de supervivencia.

Vale la pena compartir unos euros presupuestarios con las familias que se han quedado sin trabajo, sin ingresos y en muchos casos con hipotecas. Vale la pena aunque sea mirado de forma egoísta para que podamos circular por las calles con plena seguridad de que nadie nos atracará acuciado bajo un estado de necesidad para poder comer.

Las revueltas populares causadas por el hambre y la necesidad son las más crueles y turbulentas que nos ha mostrado la historia, de eso saben mucho los provocadores golpistas cuando lo primero que articulan es el desabastecimiento alimentario y el corte de suministros a la población. Nada hay que enfurezca ni enerve más a un ser vivo que el riesgo de no sobrevivir a la carencia.

El líder de la derecha incide mucho en la necesidad de aplicar “recortes presupuestarios” al gasto público, pero no acaba de aclarar las partidas que él atajaría de un plumazo, esperemos que no fueran las de gastos sociales.

La mejor política de seguridad ciudadana no consiste en recrecer los efectivos policiales sino en crear circunstancias sociales que no requieran de su actuación para mantener el orden y vivir pacíficamente. Desde ese punto de vista el gobierno socialista lo está haciendo de forma impecable. Las cifras cantan. «Diario Palentino, 9 de mayo de 2010»