Mujeres, armas de guerra

“Gadafi provee de viagra a sus tropas para humillar a los rebeldes violando a sus mujeres”

Parece un misterio irresoluble porqué el honor de los hombres siempre se ha encontrado entre las piernas de las mujeres. Raptar, violar y convertir en esclavas a las mujeres del enemigo ha pretendido muchas y variopintas explicaciones antropológicas, sociológicas, económicas, psicológicas y de todo tipo pero lo cierto es que con independencia de la causa, hoy sigue ocurriendo.

A raíz del juicio abierto por el Tribunal internacional de La Haya contra el ex comandante serbiobosnio, Ratko Mladic, llamado el  Carnicero de los Balcanes, han salido a la luz escalofriantes hechos y cifras acaecidos durante la última guerra civil europea en la década de los noventa. Las cifras de muertos, heridos y torturados nunca podrá ser exacta, siguen apareciendo fosas comunes con cientos de cadáveres. Y en esta vorágine fratricida en la que tuvo su muy confuso papel el ejército comandado por la ONU, se ha calculado que unas veintidós mil mujeres y niñas fueron encerradas y convertidas en esclavas sexuales del enemigo.

Igual que en cualquier tiempo de guerra pasada, agredir sexualmente a las mujeres era considerado el mayor y más desmoralizante deshonor para oponente Lo mismo por parte de los nazis que por los comunistas durante la II Guerra Mundial. En nuestra propia Guerra Civil Española, el demente, digo Teniente Coronel Franquista Queipo de Llano, arengaba a sus tropas desde la radio con el siguiente alegato:

“Nuestros valientes Legionarios y Regulares han demostrado a los rojos cobardes lo que significa ser hombres de verdad. Y, a la vez, a sus mujeres. Esto es totalmente justificado porque estas comunistas y anarquistas predican el amor libre. Ahora por lo menos sabrán lo que son hombres de verdad y no milicianos maricones. No se van a librar por mucho que berreen y pataleen.”

A pesar de ser calificado como un delito, en la guerra de Vietnam fue práctica sistemática. Tan crueles eran las agresiones que preferían morir si eran capturadas. Las mujeres preparaban para sí y sus hijas unas pequeñas fundas de cuero portando una cuchilla fina de afeitar. Si eran atacadas se introducían este elemento en la vagina de modo que al ser penetradas el agresor se cortaba y quedaba inútil o se desangraba, ellas por supuesto morían también.

La última y reciente escalofriante noticia es la aplicación de los nuevos recursos científicos con los mismos fines. El furioso y descontrolado tirano libio, Muamar el Gadafi ha ordenado a sus tropas y seguidores humillar a los rebeldes ejerciendo sistemáticamente violencia sexual contra sus mujeres para lo que provee a los aspirantes a violadores, de pastillas de viagra.

Violaciones brutales, salvajes, deliberadamente ordenadas y sistemáticas para prolongar el sufrimiento de las mujeres, humillarlas y hacerlas despreciables a sí mismas y a los ojos de sus propios maridos e hijos, si acaso estas o aquellos sobreviven al final de los conflictos. No hay ser vivo conocido, más cruel y despiadado que el hombre, criatura de creación divina autocoronado como Rey de la Naturaleza. ¿Hay que felicitar a la divinidad por su “obra de arte”? «Periódico CARRIÓN, 16 de junio de 2011»

Guerras o Revoluciones

Ahora que el mundo islámico se rebela contra sus sempiternos dictadores ya no podemos entrar a valorar el nivel estético verbal del vocablo PAZ, ganador del concurso de participación pública convocado por la Real Academia de la Lengua Española como la palabra más bella del idioma castellano.

Y debemos discutir si a efectos fácticos es antes la Paz que la Libertad o la Dignidad Humanas. Los asesinados Padres Ellacuría y Múgica, nuestro paisano teólogo Juan José Tamayo y el ex-jesuita José María Díez Alegría, fundadores y defensores de la Teología de la Liberación, contra el criterio papal preconciliar y de su séquito dominante, justificaron la oposición del pueblo maltratado al tirano que le humilla y arrebata su pan y su libertad, y  establecieron bases como: La salvación no puede darse sin la liberación económica, política, social e ideológica, como signos visibles de la dignidad del hombre. Debemos afirmar el sistema democrático profundizando la concienciación de las masas acerca de sus verdaderos enemigos para transformar el sistema vigente”.

¿Es preferible que durante decenas de siglos más Túnez, Egipto, Libia, Yemen, Siria, etc. sigan soportando la ignominia del tirano de turno por mantener la Paz? Para el poderoso la paz, la imperturbabilidad, la quietud y que ninguna voz distorsione, es la base y fundamento del mantenimiento de todo poder autocrático y monolítico, en todos los niveles político, económico, empresarial, financiero. Quien lleva el timón solo quiere calma chicha.

Pero la Paz con mayúsculas es algo que conlleva lucha, reivindicación de un orden nuevo, tal vez incluso mártires y sangre. Ninguna batalla se ha ganado con lágrimas. El movimiento popular para librarse de la tiranía no se trataría como una guerra, si no como una revolución, porque las “palabritas” de quien ostenta la vara de mando son creaciones visionarias para iletrados. No es posible dominar si herir.

Primero la Libertad, la Dignidad, los Derechos Humanos, Cívicos y Personales, entonces la Paz será verdadera y no otra flatulencia de quién acumula privilegios y llama “consenso” y “unanimidad” a la olla a presión en la que prepara su cocido a punto de estallar.

Se dice para alentar a los defensores de las libertades que más vale morir de pie que vivir de rodillas pero en realidad vale mucho más que muera el tirano antes de que se derrame sangre inocente.

Y a los demagogos de la política, pido un favor, no confundan guerras con revoluciones, porque o es un argumento basado en la ignorancia o es un intento de engañar con premeditación y alevosía al auditorio. «Diario Palentino, 24 de abril de 2011»

Guerras o Revoluciones

Ahora que el mundo islámico se rebela contra sus sempiternos dictadores ya no podemos entrar a valorar el nivel estético verbal del vocablo PAZ, ganador del concurso de participación pública convocado por la Real Academia de la Lengua Española como la palabra más bella del idioma castellano.

Y debemos discutir si a efectos fácticos es antes la Paz que la Libertad o la Dignidad Humanas. Los asesinados Padres Ellacuría y Múgica, nuestro paisano teólogo Juan José Tamayo y el ex-jesuita José María Díez Alegría, fundadores y defensores de la Teología de la Liberación, contra el criterio papal preconciliar y de su séquito dominante, justificaron la oposición del pueblo maltratado al tirano que le humilla y arrebata su pan y su libertad, y  establecieron bases como: La salvación no puede darse sin la liberación económica, política, social e ideológica, como signos visibles de la dignidad del hombre. Debemos afirmar el sistema democrático profundizando la concienciación de las masas acerca de sus verdaderos enemigos para transformar el sistema vigente”.

¿Es preferible que durante decenas de siglos más Túnez, Egipto, Libia, Yemen, Siria, etc. sigan soportando la ignominia del tirano de turno por mantener la Paz? Para el poderoso la paz, la imperturbabilidad, la quietud y que ninguna voz distorsione, es la base y fundamento del mantenimiento de todo poder autocrático y monolítico, en todos los niveles político, económico, empresarial, financiero. Quien lleva el timón solo quiere calma chicha.

Pero la Paz con mayúsculas es algo que conlleva lucha, reivindicación de un orden nuevo, tal vez incluso mártires y sangre. Ninguna batalla se ha ganado con lágrimas. El movimiento popular para librarse de la tiranía no se trataría como una guerra, si no como una revolución, porque las “palabritas” de quien ostenta la vara de mando son creaciones visionarias para iletrados. No es posible dominar si herir.

Primero la Libertad, la Dignidad, los Derechos Humanos, Cívicos y Personales, entonces la Paz será verdadera y no otra flatulencia de quién acumula privilegios y llama “consenso” y “unanimidad” a la olla a presión en la que prepara su cocido a punto de estallar.

Se dice para alentar a los defensores de las libertades que más vale morir de pie que vivir de rodillas pero en realidad vale mucho más que muera el tirano antes de que se derrame sangre inocente.

Y a los demagogos de la política, pido un favor, no confundan guerras con revoluciones, porque o es un argumento basado en la ignorancia o es un intento de engañar con premeditación y alevosía al auditorio. «Diario Palentino, 24 de abril de 2011»