“A este gobierno no le gustan los jueces que investigan sus mamarutas”
Con razón siempre huyó la judicatura de entrar en los dimes y diretes entre políticos deslenguados, pero ahora llegó el momento de mojarse a fondo y comprometerse sin remilgos, porque de sus resoluciones dependen nuestros derechos y libertades, esos que la Constitución les encomienda defender a capa y espada.
Y es que, si el deber de su función consiste en aplicar la ley vigente, el problema es muy grave cuando se enfrentan a normas aprobadas por un gobierno que ejerce de absolutista, a espaldas del pueblo soberano y a traición, aprovechando la crisis existencial del principal partido de la oposición y el despiste confuso de los ciudadanos.
A barullo aparecen normas que restringen derechos y libertades, decenas de normas en cientos de páginas en un solo día, en unas solas horas y a puerta cerrada, en un temible consejo de ministros que cada viernes negro nos ningunea empequeñeciendo la ya maltrecha democracia. Normas hábilmente medio explicadas y peor justificadas por la vicepresidenta encargada, informaciones que eluden dar cuentas claras y de las que nos vamos enterando como un goteo en los días subsiguientes, cuando la prensa les va desgranando o cuando ya irremediablemente sufrimos sus designios.
Este gobierno cuya estrategia principal consiste en dividir ciudadanos contra ciudadanos, profesores, sanitarios, autónomos, profesionales de diversos ramos, mujeres en lucha encarnizada por una libertad que solo a ellas compete, etc., va ahora directo y a la cabeza a por la judicatura, el último reducto con posibilidad de defendernos. Cuando no son presionados y mangoneados, jueces y fiscales se ven abocados a defender y aplicar leyes de dudosa constitucionalidad.
Algunos se atreven a forzar interpretaciones para dulcificar mandatos de normas injustas, otros directamente los desacatan. Temas de justicia universal, desahucios, preferentes, estafas y constantes “apropiaciones indebidas” cargadas a traición en nuestra cuentas bancarias por las grandes empresas, léase suministradoras, operadoras de comunicaciones, aseguradoras y otras atacantes de la buena fe de los consumidores.
Todo lo que modifica o desregula este gobierno del PP parece encaminarnos a un submundo que solo ellos entienden, el de coge el dinero y corre, fúgate cuando la líes si tienes un papá ministro e inventa maledicencias de quién te pueda enmendar la plana.
«Diario palentino, 13 de julio de 2014»