¡Ojo, no caigamos en la trampa!

unicef-pakistan“Demasiados poderes interesados en que todo se enfangue para venir a salvarnos”

      Es el viejo cuento, los salvapatrias aparecen cuando los grupos humanos se desalientan, cuando el desánimo parece más fuerte que la voluntad de vencer. Voceros, santones, iluminados, profetas y portavoces de cualquier divinidad inventada encuentran su caldo de cultivo en la falta de esperanza. Nos quieren presentar un panorama de derrota, un campo lleno de cardos convertido en erial improductivo bajo un cielo ceniciento y sin agua para regar. Quieren que dejemos caer los brazos, nos arrodillemos llorando y supliquemos que los dioses nos envíen un salvador, como las ranas del charco pidiendo rey.

     Hay políticos corruptos, y empresarios, y mangantes de todo tipo y en todas partes, incluso los ciudadanos, todos colaboramos con nuestro granito de arena, ese de no me des factura y quítame el IVA. Hay gente malvada, hay asesinos y sádicos, y acosadores, hay ponzoña por doquier, pero la mayoría de los seres humanos son solidarios con el grupo y compungidos ante la maldad, la mayoría de los campos son fértiles o sirven para producir alimentos a variadas especies o humedad para que llueva en otro lugar. Es cierto que el pesimismo viene servido en las bandejas de las noticias cotidianas, la corrupción de nuestros gobernantes nos hace rabiar, la situación a la que estamos sometiendo al pueblo sirio nos hace llorar, la destrucción interesada de las sociedades que vivían organizadas, a su manera  en Afganistán, Iraq, Libia y demás países impunemente intrusados, no llena de ira. La destrucción del planeta nos desazona. Y todo tiene un solo origen en los aciagos intereses crematísticos de gobernantes vendidos a multinacionales, ahora llamadas corporaciones, para despistar.

     Quien se rinde da por perdida la batalla, pero en el fango que nos han hundido siempre luchan mejor los malignos, los inhumanos, las gentes sin corazón, los mundos financieros que inflan y desinflan economías familiares de rebote, esos que solo miran números en constante movimiento queriendo ignorar que detrás de cada pantalla hay niños buscando en las basura urbana, contaminándose con residuos tóxicos, perdiendo su infancia miserable tejiendo alfombras hasta sangrarles los deditos, esas que luego pisan los mandamases en los foros internacionales que tanto se publicitan para no arreglar nada. Estamos en manos de gentuza, y… somos cómplices.

«Diario Palentino, 24/04/2016»