“El viejo truco de distraernos con un enemigo exterior”
Nadie discute que el Peñón de Gibraltar es cuna de contrabandistas y una piedra en el zapato de España, pero viene siendo así desde que en la negociación del Tratado de Utrecht la diplomacia española hizo gala de su peor hacer y nos dejó incrustados a los ingleses en uno de los puntos más neurálgicos de la península.
Por otro lado un panorama nacional oscuro, una crisis económica, política y social que sigue creciendo, la deuda de las administraciones escalada hasta el 90 por100 del PIB, la corrupción que abarca a casi toda la cúpula del partido en el gobierno, un escurridizo Rajoy convertido en un icono mundial de cómo no debe ser un gobernante, sin alternativa de gobierno en una oposición que no encuentra el camino de regreso a la senda de la seriedad y la coherencia, y para remate un revoltoso nacionalismo catalán nutrido de discursos demagógicos y virulentos.
Los estrategas gubernamentales han encontrado en los viejos y manoseados manuales la solución más antigua en la historia de la humanidad consistente en distraer la atención de los problemas internos anteponiendo la presunta amenaza de un enemigo externo. Lo que viene ocurriendo en la Línea de la Concepción no es una novedad de hoy, pero de pronto ha pasado a primera plana de titulares, sobre todo en las cadenas de televisión nacionales y medios afines, todo está orquestado para tratarnos como a las vaquillas en un espectáculo de cortes, nos pasan por delante de los ojos otro objetivo en movimiento y cambiamos la dirección de la carrera. ¡Patético!
Lo más alucinante es la disculpa, – el contrabando de tabaco-, si al menos fueran las cajas de seguridad que esconden dinero “negro” sería hasta cierto punto comprensible, pero preparar un pollo de este calado por el contrabando de tabaco es de lo más inverosímil. Y ¿Qué vamos consiguiendo? ponerlo peor, que los gibraltareños construyan un espigón y ganen terreno, un conflicto internacional con el Reino Unido, bárbaro tomando medidas para defender sus territorios, y elevar el problema al ámbito europeo.
Cuando el PP acabe su mandato, España quedará como la Armada Invencible. Definitivamente son pésimos gobernando y siguen tratándonos como a tontos.
«Diario Palentino, 18/08/2013»