Momentos para la serenidad

Demasiada tensión, exceso de noticias negativas; las medidas del Gobierno, otra caída bursátil, los disturbios en las calles de Grecia, el Papa pregonando contra el matrimonio homosexual mientras su clero escandaliza al mundo  con nuevos escándalos de pederastia, Gran Bretaña estigmatiza los billetes de 500 euros, las cifras del paro, Garzón suspendido en un ambiente que hace dudar a la ciudadanía, la ira de sus defensores , la movilización y radicalización de quienes pretenden juzgar los crímenes del franquismo, los empleados del sector público se mosquean, los sindicatos… ¡Ay los sindicatos!

¡Ojo! en algún partido político se frotan las manos hasta la calentura. Cuanto  mayor sea la sensación de inestabilidad mayores posibilidades de crear confusión, de tapar escandalosas «presuntas» corrupciones, de quitar de en medio elementos molestos que quieran revolver en heces pasadas, de abrirse un camino saltando por encima de la dificultad.

Debemos mantener la calma, es lo que haría un cuerpo de ciudadanos maduro, capaz de analizar que la situación de nuestro país está inserta en un contexto internacional, que no estamos solos, ni somos los únicos, que estamos financieramente mejor incluso que Francia, Holanda o Italia, por no hablar de los muchísimos países que están peor en la misma Europa.

El catastrofismo y la división radicalizada de opiniones siempre  acaba dando beneficios a quienes tengan menos escrúpulos. No lo perdamos de vista.


Novedades en democracia

¿Qué pasa porque los ciudadanos salgan a defender públicamente al juez que los protege?


Se ve que en este país de “mayores”, en el que aún se funden vivencias de dos “culturas” políticas diversas, la dictatorial y la democrática, las novedades crean mucha polémica.

Salimos de las cavernas porque la juventud tira hacia adelante y no se conforma con los estereotipos heredados. Pero aún hay gente, mucha gente, demasiada tal vez, que echa de menos la mano dura y está dispuesto a utilizar torticeramente los propios instrumentos democráticos contra los mismos demócratas que somos todos los demás.

El partido ultraderechista tan unido a la infausta dictadura franquista, Falange Española, no quiere que se revisen los crímenes tan apañadamente ocultados durante tantos años de falseamiento de la historia a través de sus “gloriosos” documentos. Y son los de siempre, no han cambiado, aunque juren y perjuren sobre el texto constitucional, su objetivo es el mismo, la exaltación de la “manu militari” y el uso de la fuerza para imponer por encima de todo y de todos su criterio de mando único y sin trabas legales inoportunas. Pero como no pueden, utilizan las injurias y el enfangamiento para crear confusión y discordia, su especialidad.

¿Qué pasa porque los ciudadanos salgan a defender públicamente al juez que los protege? Quienes le atacan ignominiosamente alegan el “respeto al poder judicial” que ellos no practican y con el que trapichean si pueden y les dejan, con tal de que no se remueva la sanguinaria limpieza socio-ideológica instigada, practicada y encubierta por sus ancestros. Si no hay nada “horribilis” que ocultar ¿A qué viene tanta preocupación?

Una vez más somos la vergüenza en el cuchicheo de Europa. Quienes dividieron a los españoles llevándonos a una guerra fratricida con la subsiguiente espantosa dictadura causante del retraso económico y cultural que aún arrastramos, son los mismos que ahora nos quieren dividir apartándonos de nuestro “derecho a saber” y conocer nuestra propia historia, para juzgar a los malhechores y relegárles a las páginas negras que les corresponden.

Pero el peor lastre que nos ralentiza es que la derecha democrática, que un día puede gobernar éste país, se acerca demasiado a esa otra ultraderecha que nos atemoriza. «Diario Palentino, 25 de abril de 2010»

*Viñeta:komikelx.blogspot.com

Novedades en democracia

¿Qué pasa porque los ciudadanos salgan a defender públicamente al juez que los protege?


Se ve que en este país de “mayores”, en el que aún se funden vivencias de dos “culturas” políticas diversas, la dictatorial y la democrática, las novedades crean mucha polémica.

Salimos de las cavernas porque la juventud tira hacia adelante y no se conforma con los estereotipos heredados. Pero aún hay gente, mucha gente, demasiada tal vez, que echa de menos la mano dura y está dispuesto a utilizar torticeramente los propios instrumentos democráticos contra los mismos demócratas que somos todos los demás.

El partido ultraderechista tan unido a la infausta dictadura franquista, Falange Española, no quiere que se revisen los crímenes tan apañadamente ocultados durante tantos años de falseamiento de la historia a través de sus “gloriosos” documentos. Y son los de siempre, no han cambiado, aunque juren y perjuren sobre el texto constitucional, su objetivo es el mismo, la exaltación de la “manu militari” y el uso de la fuerza para imponer por encima de todo y de todos su criterio de mando único y sin trabas legales inoportunas. Pero como no pueden, utilizan las injurias y el enfangamiento para crear confusión y discordia, su especialidad.

¿Qué pasa porque los ciudadanos salgan a defender públicamente al juez que los protege? Quienes le atacan ignominiosamente alegan el “respeto al poder judicial” que ellos no practican y con el que trapichean si pueden y les dejan, con tal de que no se remueva la sanguinaria limpieza socio-ideológica instigada, practicada y encubierta por sus ancestros. Si no hay nada “horribilis” que ocultar ¿A qué viene tanta preocupación?

Una vez más somos la vergüenza en el cuchicheo de Europa. Quienes dividieron a los españoles llevándonos a una guerra fratricida con la subsiguiente espantosa dictadura causante del retraso económico y cultural que aún arrastramos, son los mismos que ahora nos quieren dividir apartándonos de nuestro “derecho a saber” y conocer nuestra propia historia, para juzgar a los malhechores y relegárles a las páginas negras que les corresponden.

Pero el peor lastre que nos ralentiza es que la derecha democrática, que un día puede gobernar éste país, se acerca demasiado a esa otra ultraderecha que nos atemoriza. «Diario Palentino, 25 de abril de 2010»

*Viñeta:komikelx.blogspot.com

Caza a Garzón

La verdad tiene doble filo, hiere al que desenmascara pero a la larga también al que la descubre.

Parece que el Juez Garzón está resultando demasiado terco en el ejercicio de su función de velar por la justicia, y cada día son más los que se sienten molestos con tanto vigor.

En esos casos la conspiración suele comenzar por los propios colegas que tienen que ver cada día como un hiperactivo les enmienda la plana y les deja el cartel por los suelos. ¡Así no hay quién descolle! (piensan para sí). El desprestigio y mancillamiento del buen nombre es el camino más corto, pues ya lo dice el refrán: difama que algo queda.

A ellos se van uniendo, por unas u otras razones, diversos tiradores de piedras pero lo mas fastidioso para todos es que frente a cada ataque el Superjuez no se arredra sino que se retroalimenta y se lo toma como un reto  encontrando el camino jurídico de defensa, porque sabe derecho y lo demuestra. Mas les valía a sus colegas dedicarse a sus funciones y dejar de perder de tiempo metiéndose con un compañero valioso, que hay mucha limpieza que hacer en otras partes y no nos salen precisamente baratos.

A raíz de esta reflexión encuentro el blog de Antonio Orejudo, columnista de Público, que bajo el título «El Derecho es una ciencia exacta» termina diciendo:

«Robles, Varela… ¿son estos los jueces para la democracia? Pues casi preferiría unos jueces para la dictadura. Por lo menos, sabes a qué atenerte. En este trágico sainete de Garzón, los únicos que no engañan a nadie son los de Falange.»

Caza a Garzón

La verdad tiene doble filo, hiere al que desenmascara pero a la larga también al que la descubre.

Parece que el Juez Garzón está resultando demasiado terco en el ejercicio de su función de velar por la justicia, y cada día son más los que se sienten molestos con tanto vigor.

En esos casos la conspiración suele comenzar por los propios colegas que tienen que ver cada día como un hiperactivo les enmienda la plana y les deja el cartel por los suelos. ¡Así no hay quién descolle! (piensan para sí). El desprestigio y mancillamiento del buen nombre es el camino más corto, pues ya lo dice el refrán: difama que algo queda.

A ellos se van uniendo, por unas u otras razones, diversos tiradores de piedras pero lo mas fastidioso para todos es que frente a cada ataque el Superjuez no se arredra sino que se retroalimenta y se lo toma como un reto  encontrando el camino jurídico de defensa, porque sabe derecho y lo demuestra. Mas les valía a sus colegas dedicarse a sus funciones y dejar de perder de tiempo metiéndose con un compañero valioso, que hay mucha limpieza que hacer en otras partes y no nos salen precisamente baratos.

A raíz de esta reflexión encuentro el blog de Antonio Orejudo, columnista de Público, que bajo el título «El Derecho es una ciencia exacta» termina diciendo:

«Robles, Varela… ¿son estos los jueces para la democracia? Pues casi preferiría unos jueces para la dictadura. Por lo menos, sabes a qué atenerte. En este trágico sainete de Garzón, los únicos que no engañan a nadie son los de Falange.»