El Constitucional y el Alcalde de Zalamea

            Como parece que estamos de teatrillo vamos a hacer un parangón. En la obra de Calderón de la Barca, Pedro Crespo, a la sazón alcalde de Zalamea, da garrote a D. Álvaro de Ataide, capitán del ejército real, que estaba de paso y alojado en su casa, por raptar a su hija y violarla. Llega el rey Felipe II y escucha las explicaciones del alcalde, y padre agraviado, para justificar el castigo. Al tratarse de un militar de sus ejércitos el rey cuestiona el poder del alcalde para ajusticiar a su capitán y en la forma que, por ser noble, debiera haber sido degollado. Después de sopesar pros y contras el rey concluye: “…, aquesto ya es hecho. Bien dada la muerte está; que no importa errar lo menos quien acertó lo demás”.

            La mano en el corazón debieran haberse puesto los seis magistrados del Tribunal Constitucional que, con irresponsabilidad y en perjuicio de la salud pública futura, han puesto a los pies de los caballos a un gobierno sorprendido por lo nunca visto, una pandemia agresiva,  descontrolada y sin medios jurídicos ni recursos materiales para hacerle frente. En un mero debate teórico, más de fábula que de juristas serios, han pasado dos días enteros discutiendo sobre si son galgos o son podencos. Entre si procedía estado de alarma o estado de excepción. Ya sabían ellos y los indecentes promotores del recurso (VOX vota a favor y luego recurre contra sus propios actos) que la opción sería tan difícil de explicar a los ciudadanos como fácil de lanzar confusos titulares y oscuras explicaciones por parte de la prensa adepta. Suerte hemos tenido que hayan tardado un año en dictar sentencia o ¿lo han retrasado aposta para que el gobierno siguiera protegiendo la salud de los ciudadanos y decir después qué mal lo has hecho? Cualquier perversión es posible. Lo cierto es que “no importa errar lo menos quien acertó lo demás”.

Diario Palentino, 18 de julio de 2021

 

Zapatero en su fe

En los momentos difíciles es cuando se conoce la calidad de las personas. El Presidente de Gobierno está teniendo muchas ocasiones para demostrar su valentía a la hora de defender su fe en lo correcto. Con aciertos y errores, pone de manifiesto que actúa como debe, al margen de las enemistades, y muchas, que algunas de sus decisiones le acarrean, y obviando incluso los vaticinios de la encuestas electorales.

Hay quien opina que la crisis de los controladores no le ha dejado otra salida que acudir a la declaración del estado de alarma, pero en puridad no es así. El Ministro de Fomento ha querido poner orden en lo que era un poderoso lobby sedestado en el control aeroportuario. Un controlador en España tiene un salario medio de 240.000 euros por un máximo de 1.670 horas al año, lo que supondría 144 euros por hora. Realmente vergonzoso. Y este blindaje procede del convenio firmado en 1999 con Aznar a la cabeza del gobierno del Partido Popular. Con el dinero de todos se libran bien las huelgas.

El gobierno socialista no se ha prestado a persistir en el chantaje aún a costa de tener todos los ojos de mundo vueltos hacia nosotros. Eso es gobernar a largo plazo y en beneficio de los ciudadanos y no mirando a los próximos comicios electorales. Si los desorbitados sueldos y sus correspondientes cuotas de seguros disminuyen considerablemente, la traducción inmediata será la reducción definitiva del coste de los vuelos o al menos su no incremento, lo que indiscutiblemente redunda en beneficio de los viajeros. La lectura es fácil y los goterones no se arreglan sin levantar el tejado.

Por otro lado el papelón a que nos tiene acostumbrados el Partido Popular, con su líder más deteriorado que una zapatilla de esparto vieja, no ha causado grandes sorpresas. Ya lo expresó a primera hora el socialista Eduardo Madina al pedir al PP que si no piensa arrimar el hombro al menos que no moleste o lo haga lo menos posible. Ese es el concepto que se tiene en general del principal partido de la oposición, aprovechar el más mínimo resquicio para pedir elecciones, como un disco rayado y sin tener en el horizonte para nada ni el bienestar de los ciudadanos ni lo que se debe hacer en cada momento. «Diario Palentino, 5 de diciembre de 2010»

El Gobierno declara el estado de alarma.

El Gobierno declara el estado de alarma y moviliza a los controladores · ELPAÍS.com.

Los pasos de la intervención militar

1º Ordenar a los controladores que acudan a sus puestos de trabajo. Si no cumplen la orden se enfrentan a graves delitos con penas, incluso de prisión.

2ª Abrir al tráfico civil la decena de aeropuertos militares que hay en España. En Madrid se habilitarán el de Torrejón y el de Cuatro Vientos.

3ª Desplazar a las torres de control de los aeropuertos civiles a coroneles que asuman el mando.

4ª El jefe del Estado Mayor del Ejército del Aire seleccionará y decidirá cuáles son los vuelos prioritarios.