Así lo entiendo yo. el PP, Cospedal y Villarejo

María Dolores de Cospedal García, política de larguísimo recorrido. A sus cincuenta y dos años ya ha sido senadora, diputada, presidenta de Castilla-La Mancha, consejera en Madrid, secretaria de Estado, ministra de Defensa, Secretaria General del PP…, siempre contestada y contestona, con ese carácter entre flemático y amargado, nunca la vimos reír con soltura, es una notable superviviente en un partido político, que como en los demás, los codazos, las zancadillas y el machismo están a la orden del día. En algo tuvo que destacar, una especialidad insustituible como la descarnada falta de ética, o saber muchos y oscuros secretos, para evitar que los antagonistas de su propia formación no hayan podido eliminarla antes del tablero. Ya lo dijo Hitler, la base del poder está en disponer de una buena información. Nada más Maquiavélico que mantener a otros a raya a base de la extorsión. Se empleó a fondo en los trabajos sucios, dio la cara defendiendo aquello que le valió el título de Dña. Finiquito; acusó a la oposición e inventó, cuanto la imaginación puede dar de sí, rocambolescas tramas merecedoras de premios de novela negra, mientras ella misma ponía en práctica lo que proyectaba en otros. Muy psicopático. La última fue querer montar un guion acusando a Soraya Sáez de Santamaría, poco menos que de las grabaciones de Villarejo. Pero, en el PP los actos delictivos en beneficio del partido se ignoran si no se manifiestan, si no lo ven los hombres no es pecado a los ojos de Dios, porque si no, el descubierto es condenado al ostracismo, nadie le quiere, todos le repudian, su voz quejumbrosa hace eco, da asco. Así ocurrió con Rita Barberá (RIP) y tantos otros. Hasta el Propio Casado, que le debe el puesto, la trata con desdén. Están a un tris de llamarla, esa señora, todo llegará.

Diario Palentino, 10 de noviembre de 2018