A pesar de la corrupción

Si ponemos en el poder a los corrompidos ya sabemos lo que nos van a poner para cenar. En cada proceso electoral tenemos en nuestras manos el menú que nos servirán los siguientes cuatro años. Ya podemos ir pensando. De verdad, pensar no duele, es cuestión de practicar.

La corrupción es la corrupción, no admite disfraces ni adornos, venga de donde venga. Si ponemos en el poder a los corrompidos ya sabemos lo que nos van a poner para cenar. En cada proceso electoral tenemos en nuestras manos el menú que nos servirán los siguientes cuatro años. Ya podemos ir pensando. De verdad, pensar no duele, es cuestión de practicar.

A pesar de la corrupción

Suele ocurrir que los electores mentimos como bellacos cuando nos preguntan qué opción política votamos. Es, además de un derecho constitucional, un secretito que nos gusta guardar por aquello de que le importa a nadie lo que hace nadie. Luego las sorpresas deslumbran cuando las encuestas se equivocan radicalmente y nos damos cuenta de lo que gozamos mintiendo, después de todo mentir produce ese subidón de dopamina que tanto nos coloca

Pero en un siglo agitado por las catástrofes naturales, los contratiempos económicos, el desorden mediombiental y en general el caos que nos muestra un planeta enfadado con el trato que le dan sus habitantes, lo más chocante es la flagrante crisis de las potentes y aglutinadoras ideologías que generaron los regímenes gubernamentales en el siglo XX.

Capitalismo y socialismo se disipan en una paulatina pérdida de contenidos cada vez más inoperantes ante las nuevas circunstancias. Un nuevo orden mundial se va creando. El pánico al terrorismo islamista, el fraude del capitalismo voraz como sistema económico, la insuficiencia del socialismo como doctrina útil para el reparto justo de la riqueza y la eliminación del hambre en el mundo, la superación de los prejuicios raciales en USA y la emergencia de países superpoblados, pero muy laboriosos y disciplinados (China e India), que avanzan hacia la cabecera financiera mundial, son algunos de los rasgos que definen la primera década del nuevo siglo. Sin embargo las microideologías crecen en número y atomización.

Somos por un lado pensadores en la uniformidad y nos dejamos engañar frecuentemente por los mensajes publicitarios que nos sirven los medios de comunicación social, sean comerciales, políticos o informativos, pero por otro nos gusta pertenecer a grupúsculos, tribus urbanas, tendencias con todo su elenco de vestido, calzado, argot, modas marginales o simplemente asociaciones para tener voz y poder manifestar leves disconformidades. Es decir queremos ser diferentes de los demás pero no mucho. Sin embargo en el fondo somos unos ilusos, nos dejamos engañar con gansa facilidad sin darnos cuenta de la responsabilidad que declinamos cuando no escarbamos suficientemente debajo de los mensajes y sobre todo de los hechos.

A pesar de la corrupción – Diario Palentino Digital.