Regeneracionismo, una necesidad

“La clase política tiene  un ineludible e inmediato deber: su regeneración”

Es evidente que la crisis financiera global ha traído consigo la económica, la política y la social. A golpe de recibir a macha martillo tantas noticias negativas nos invade una desesperanza alimentada por las cifras del paro, la falta de confianza en nuestros gobernantes y el temor a males mayores, hasta tal punto que miles de ciudadanos españoles salen a diario a las plazas públicas a pedir lo que de razón y por principio debiera ser lo natural. Los políticos desconcertados no respiran, estaban convencidos de tenernos engañados.

            En el marco puramente político las pretensiones del Movimiento 15-M o Democracia Real Ya, son tan sencillas como exigir transparencia y participación democrática, reducción de gastos suntuarios así como puestos de confianza y libre designación, supresión de privilegios fiscales, cotizaciones y pensiones de los servidores públicos, persecución de las corruptelas eliminando las inmunidades asociadas al cargo y la prescripción de los delitos por corrupción. Peticiones tan naturales que debiera darse por hecho no tener que plantearlas, y nos  avergüenza vernos en la necesidad de pedir una eficiente administración de los impuestos, la posibilidad de elegir limpiamente buenos gestores y una participación más presente en las grandes decisiones que ponen en compromiso el futuro de todos para muchos años.

            A nadie se escapa que estamos en una época dura de cambios y amenazada por el riesgo de convertirse en socialmente convulsa, el paro nos desborda y las instituciones regidas por el Partido Popular ya han comenzado a practicar lo que es su política connatural, la tala salvaje de los recursos educativos, sanitarios y de garantías laborales.

            La participación cada cuatro años en las urnas, tal y como están “organizados” internamente los partidos para elegir a los siguiente próceres (democracia interna, cero patatero, manipulación, sobresaliente) no es suficiente para llamarlo “democracia”.

            Nuestro país necesita nuevos rostros, voces garantes, ideas prácticas y discursos coherentes, sin los topicazos habituales con pastoso hedor de antipolilla, necesitamos gestores jóvenes, CAPACES, sociables, inteligentes, dispuestos a trabajar duro en la arena del ruedo durante su mandato temporalmente limitado y con plena fe en que lo único que ha de moverles es el interés general y el bienestar de los ciudadanos.

La enseñanza, el empleo, la sanidad y las libertades públicas serán los pilares a defender a ultranza durante la próxima legislatura, desde el gobierno o desde la oposición. No perdamos el norte. «Diario Palentino, 11 de septiembre de 2011»

Ver también: Los imprescindibles «En los partidos políticos son necesarios los elementos que ganan elecciones, y son absolutamente prescindibles quienes las pierden o no las ganaron nunca»

Cada mochuelo a su olivo

“Lo malo es quien ha vivido siempre de parásito en planta ajena”

Ni “Indignados”, ni “¡Democracia ya!”, ni “Acampados”. Nuestros políticos hacen oídos sordos a las reclamaciones de democracia y transparencia manifestada por una punta del iceberg que esconde el inmenso malestar ciudadano.

A pesar del cero patatero que los electores hemos puesto a los partidos por su degradación como instrumento para el ejercicio de la democracia, sus representantes, cual tarugos caídos del cielo para gobernar como reyes en el charco de ranas, persisten en sus mañas mafiosas y llegado el momento postelectoral del reparto de cargas y cargos, cada cual se desmarca del objetivo común que supuestamente mira al interés general para asegurarse los garbanzos y el poder. ¡Vengan días, vengan ollas!

La Ley Electoral General que para unas cosas es como un chicle, sin embargo para otras es harina de otro costal porque “¡Es una ley Orgánica! -te dicen- y requiere justificación, trámite y quórum especial!” Con solo arreglar esta ley cuantos problemas sobrarían y como mejoraría la democracia de verdad.

Por poner algunos ejemplos:

1º.-Exigir a quienes vayan a desempeñen cargos públicos, que dispongan previamente de un medio de vida y de sustento propio que sea su ocupación laboral o profesional habitual.

2º.- Limitar la permanencia de cada cargo público a dos legislaturas, y si éste es de sometimiento a elecciones que se pueda añadir una sola prórroga más en votación asamblearia y secreta dentro del propio partido proponente, debiendo exigir la Junta Electoral Certificación fehaciente de haber cumplido éste trámite.

3º.- Primarias obligatoriamente, en asamblea de afiliados mediante voto individual, escrito y secreto. Lo de designar candidatos por “aclamación” suena a chiste romano y la propuesta que llega desde “organillos” intermedios y escalonados del partido, suena a chufla.

4º.- Contra los interesados argumentos de que para cargarse las Diputaciones hay que modificar la Constitución es otro cuento chino. Basta con modificar la Ley Orgánica Electoral y la legislación de Régimen Local para reducirlas a la mínima expresión que es lo que deben ser, apoyo a los municipios y dejar de comerse su dinero a medio camino. Ya me contarán, queridos lectores y lectoras, para qué queremos en Palencia, nada menos que 25 diputados provinciales gastando millones de euros a expuertas mientras en muchos de nuestros pueblos ni se ve la televisión ni hay cobertura telefónica, ni mucho menos internet. Basta con cambiar unos artículitos de la ley, dividir la provincia en tres partes y poner tres diputados-gerentes para que no haya empate y se reparta bien el bacalao. Así no habría por ahí suelto tanto mochuelo sin olivo ni tanto inepto “colocado”.

«Diario Palentino, 19 de junio de 2011»

 

Examen de conciencia

“El resultado del último proceso electoral nos ha dado una muestra clara de confusión”

Los seres humanos nos debatimos siempre entre las vísceras y la razón, entre lo que deseamos con pasión y lo que nos parece lógico.

Es nuestra guerra particular y entre estos dos extremos se van debatiendo las decisiones de la vida. Pero no podemos nadar en la superficie sin pecar de quedarnos en la cáscara verde de la nuez que la mona tiró en la fábula de Esopo porque la amargó la superficie.

El resultado del último proceso electoral nos ha dado una muestra clara de confusión. La masa, el pueblo, la mayoría, los que no cobramos millones de euros de “bonus” de productividad  pero estamos expuestos a quedarnos sin trabajo, sin casa y sin medios de subsistencia hemos confundido la política con los políticos y nos hemos dejado llevar por una marea mediática de mensajes subliminales pagados con fondos empresariales, cuando no con dineros de todos, en defensa casi unánime de unos intereses que tan solo beneficiarán a unos pocos.

Los políticos representan y se supone que defienden unos objetivos muy determinados y que por mucho que se camuflen son los que son y siempre los mismos, o justicia social y reparto equidistributivo de la riqueza de la madre tierra para dar de comer a todas sus criaturas o sálvese quien pueda y el pez grande que se coma al chico.

Por muchos pregones y discursos oportunistas cada uno es quién es, la derecha conservadora siempre trabajará para salvaguardar sus privilegios y esconder sus desafueros y la izquierda habrá de velar por la igualdad, el bienestar y la atención de los más desfavorecidos de la sociedad.

Solo hay en el fondo estas dos claves, reparto justo o ley de la jungla. Los italianos han comenzado a descabezar la derecha mafiosa de Berlusconi arrebatándole sus feudos de Milán y Nápoles. En Francia los seguidores de Sarkozy flaquean ante sus sexpolíticas racistas. La economía globalizada, sumun placer de la derecha, está destruyendo la solidaridad humana. Los sindicatos, presuntos defensores de la clase trabajadora, se pertrechan dónde, entre bambalinas, también se morrean con los empresarios pero tiran en el primer mordisco de la cáscara verde de la nuez, porque llegar a defender las condiciones laborales infrahumanas de los trabajadores  del Tercer Mundo es una ardua tarea que los viejos sindicalistas no tienen interés en afrontar.

O hacemos una limpieza a fondo de oportunistas, mercachifles, parletas y renovamos las plantillas de representación política con creyentes ideológicos auténticos e imperturbables o los derechos humanos y la equidistribución de los bienes volverán a convertirse en utopía inalcanzable perteneciente al mundo de los sueños. «Diario Palentino, 5 de junio de 2011»

¿Por qué no nos gusta la clase política?

Un sistema, en la práctica, bipartidista como el nuestro es lo más cercano a una semidictadura con el sobrenombre de Democracia.

En el tercer lugar, por detrás del desempleo y de la crisis pero antes que el terrorismo y la inseguridad ciudadana, se alza la clase política en la desconsideración que los ciudadanos tenemos de ella.

Seguramente la crisis económica que nos aterroriza no es imputable en puridad a quienes nos gobiernan. En todas las épocas históricas hay crisis, son cíclicas. Pandemias, malas cosechas, guerras, desastres naturales, cambios climáticos, revoluciones sociales, todo movimiento que altere la estabilidad de un sistema estructurado es una crisis y también el comienzo de una evolución.

Con toda contundencia podemos decir que la clase política está en crisis, en crisis aguda. ¡Se lo han buscado!, dicen las voces opinantes. Tal vez. O tal vez hemos desgastado torticeramente lo que entendemos con el término DEMOCRACIA.

¿Existe la Democracia en USA? ¿Y en los países de la UE? En la carrera desatada por quien presume de ser más demócrata los políticos de cada país van arrastrando tan sobadas expresiones como participación, colectivos, representación, solidaridad, etc. Palabras que de por sí suponían un compendio inestimable de valores personales y sociales han sido ultrajadas, prostituidas, instrumentalizadas y confundidas. “Quien te puede engañar con la palabra también puede robarte la cartera”.

Cuando se acercan las fechas de la precampaña, los ciudadanos-electores asistimos pasivos a la batalla interna en los partidos por ocupar las plazas sustanciosas que conllevan poderío económico y social. Se nombran padrinos y se fechan duelos. La prensa se llena de noticias de autobombo, honores y distinciones hilarantes, ingentes gastos en publicidad sobre promesas que recuerdan el discurso de los maltratadores: “Te quiero y te prometo que a partir de ahora voy a portarme bien contigo”.

Pero la rehabilitación de la imagen de la clase política, la recuperación de la estima por parte de los ciudadanos solo depende de quienes se han empeñado en perderla. Si fueran capaces de remangarse y meter mano a sus propios desmanes, de afrontar decididamente una REGENERACIÓN INTEGRAL DE LA DEMOCRACIA, empezando por el funcionamiento interno de sus partidos para seguir con las instituciones, todo cambiaría. ¡Y es tan fácil! Solo falta un poco de voluntad y renuncia al interés personal en favor del prestigio colectivo.

Un sistema, en la práctica, bipartidista como el nuestro es lo más cercano a una semidictadura con el sobrenombre de Democracia. De Herodes a Pilatos y vuelta la pelota al juego. Cuando hay solamente dos contendientes lo más fácil es repartirse el pastel aunque se simule la adversidad de cara a la galería. Los pequeños a callar cuando hablan los mayores, así me lo aprendí yo. «Diario Palentino, 13 de marzo de 2011»

8 de marzo y declaraciones políticas. No se lo pierdan

¿A que suenan esos discursos?

Mas bla, bla, bla.. en boca de políticOs.
Para simular: «actos de sensibilización», «compromiso», «declaraciones», «conmemoraciones». ¡Jua, jua, jua!
A la caza del voto preelectoral. No olvidemos que las mujeres representamos el 50% del censo. ¡Pánico! es lo que les da.

La FEMP llama a los Ayuntamientos al compromiso con la igualdad de género

La FEMP ha hecho un llamamiento a los Gobiernos Locales a sumarse a la conmemoración del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, mediante actos de sensibilización y aprobación de declaraciones en las que se refleje el compromiso local con las políticas de igualdad de género.