Adiós a la mafia del vicio

ViciosAdelson, vete con viento fresco y llévate tu ponzoña.

Por fin una buena noticia antes de acabar el año, bienvenida, adiós a Eurovegas, adiós a Adelson. Desde que apareció ese siniestro millonario en el horizonte de España, no ha habido más que temor y controversias.

Lo que se nos avecinaba era moral y socialmente inasumible. Puestos de trabajo esclavo aplicando salarios del país de origen de los trabajadores. Fumar en todas sus instalaciones, incluidos hoteles. Aplicar la fiscalidad de los ganadores y para sus países. Aparte de los entuertos urbanísticos que se veían venir hasta llegar a completar ese complejo dedicado a todos los vicios.

Con todas estas exigencias y algunas más, el gobierno de la Comunidad de Madrid, y el Partido Popular en su conjunto, estaban dispuestos a espatarrarse para “captar”, a su decir, tan importante inversión para España, envidiando y alabando a ese personaje de biografía de capo, judío ucraniano residente en EEUU y que ya a los catorce años instaló una máquina expendedora de caramelos. Desde ahí hasta ocupar el puesto doce entre las mayores fortunas del mundo e implicado en blanqueo de capitales, sobornos por él mismo admitidos, y otras actividades al margen de cualquier moral y respeto por la dignidad humana. A mí no me parece envidiable, sino un ser repugnante de los que intoxican este mundo que habitamos. Nadie amasa una fortuna por sí solo, trabajando limpiamente y sin producir nada.

En un país hambriento de puestos de trabajo, como lo es hoy el nuestro, hablar de su creación es como prometer a los pobres que serán los primeros en el reino de los cielos, una golosina envenenada para mantenernos calladitos y conformes. Quienes habitan los entornos de estos macrocentros del vicio, saben que surgen como setas las mafias de los prestamistas, la ludopatía, el alcoholismo, la prostitución infantil y esclava, el tráfico de seres humanos, el escondite del dinero de la droga y la propia circulación interior de estupefacientes.

Además de corromper a la juventud que deja sus estudios antes de formarse para ganar más dinero entre propinas y trapicheos. Así ocurre en torno a Marbella, los chavales chapurrean el inglés, son analfabetos en el castellano y siempre llevan “pastis” en el bolsillo. /">

«Diario Palentino, 15/12/2013»