La transparencia de los corruptos y los «delitos del pasado»

ladron¿Acaso se pueden juzgar delitos futuros?

        En el PP los adalides de la transparencia son los mismos que los propios corruptos, tal cumbre alcanza el cinismo en el partido político más corrompido de la historia de la democracia española que es capaz de simultanear dos discursos contrapuestos con un cuajo de impresión. Por un lado, se autoerige en adalid de la transparencia enarbolando un discurso grandilocuente que se contradice con sus propios actos cuando vota en contra de reducir el escandaloso número de aforados, Por otro lado, y al mismo tiempo, no para de sembrar dudas sobre la actuación de la Justicia e intentar zafarse de ser juzgado. Reniega de las investigaciones de la Policía, de la integridad de los jueces, no se priva de poner en duda su profesionalidad con hirientes argumentos con tal de salir inerme de los desfalcos causantes de onerosos perjuicios ocasionados a tantas familias españolas que han sufrido la merma de servicios elementales básicos, encarecidos por la prevaricación y la manipulación de precios en los contratos que pagamos todos con nuestros dolorosos impuestos.

       Esos invitados en el bodorrio “aznariano” son los mismos que hoy, desde el banquillo de los indecentes, quieren zafarse de ser juzgados como malhechores, y para ello vale todo, igual para delinquir que para librarse de las penas. Hipocresía en grado superlativo que no les provoca ni tan siquiera sonrojo, insistiendo con la tozudez que les caracteriza en difundir el torticero argumento de que lo que se está juzgando hoy “son delitos del pasado”. Definitivamente nos tratan de subnormales. ¿Acaso se pueden juzgar hoy delitos que aún no se han cometido? Vamos, esto ya no es manipulación del lenguaje, es un ataque frontal a la inteligencia de los españoles, nos quieren ofuscar, enredar en la confusión, hacernos perder el tiempo y distraernos para que no estemos atentos a lo gravísimo que está ocurriendo en estrados judiciales.

          Lo peor de todo son las tragaderas que tenemos, nos echan los delitos, las mentiras y las trampas a paladas y abrimos la boca para no perdernos nada. Y, después, sumisos, vamos a las urnas y votamos a esa panda. Y el PSOE…, vaya papelón, me duele el PSOE, peor no lo puede hacer, no hay margen. En resumen, si la mayoría de los españoles quiere entregar su poder ciudadano a esos especímenes, tendremos lo que merecemos, que nos den

«Diario Palentino, 16/10/2016»