Tiempos diferentes para hacer cosas distintas. En esta ocasión, mis querid@s lector@s, os voy a contar un cuento de temporada que se titula:
Informativos coronavirus
-¡Carlooos, llaman a la puerta… otra vez! -gritó Sonia desde la cocina.
-Pues, abre.
-No pienso abrir, abre tú, es para ti.
-¿Me estás oyendo? Te digo que abras la puerta y dejes de molestar. -Voceó Carlos, sentado en el sofá del salón. Sin más pausa apuntó el mando al televisor y aumentó el volumen.
Los gritos de ella y los timbrazos en la puerta de la calle insistían diluidos en la voz radiofónica del locutor que daba las noticias.
Sonia se presentó en el salón con los brazos en jarras
-¡Es que no oyes lo que estoy diciendo, nos van a echar de la comunidad!
Carlos giró la cabeza
-Pues, que les den. La miró con hastío, dio una calada lenta al cigarrillo y volvió la vista al canal 24 horas. En pantalla, dos ministras daban una rueda de prensa con el número de contagiados por Covid-19.
-Nos darán a nosotros. Una buena multa si llaman a la policía, le respondió, y con un gesto de fastidio, entornó los ojos, apretó la mandíbula y se dio media vuelta. El timbre tronaba cada vez más seguido, más intenso, un tormento.
Mientras recorría el pasillo hacia la puerta bufaba y rezongaba
-Y a ver con qué pagamos si hace dos años que estás en paro, me mato a trabajar, pago la hipoteca, tu bebida, tu tabaco… A penas resonaron en el aire estas palabras, Carlos se levantó iracundo del sofá, estrelló el bote de cerveza contra la pantalla, se precipitó por el pasillo, tropezó con Sonia y de un empellón la empujó contra la pared. Voy a matar a ese hijo de puta, agarró el picaporte y abrió con violencia. Allí, un niño de unos siete años al verle con los ojos ensangrentados de rabia musitó
-Dice mi papá que si puedes poner la tele más bajo.
Diario Palentino, 26 de abril de 2020