En el circo del PP, los domadores se ha convetido en payasos, todos quieren ser equilibristas para mantenerse en el alambre mientras las fieras fuera de sus jaulas se están comiendo a los espectadores que representan la fe y la confianza de los ciudadanos.
El bochorno ha colmado la copa de la vergüenza nacional. Podemos suponer que por poca dignidad que tengan algunas personas esta noche no pegarán ojo. ¿O sí?
El cruce de embustes, reniegas y confusión en el seno del principal partido de la oposición deja en boca de los demócratas de éste país la sensación amarga de que todos estamos en la cuerda floja, de que no hay alternativa válida de gobierno, que no se nos respeta ni se nos tiene en cuenta como poder soberano que somos al otorgarles nuestra representación.
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