«La agricultura modernizada a golpe de actualización europea es hoy una empresa mercantil en toda regla, requiere y moviliza grandes inversiones»
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El discurso del presidente
«En la confianza de que haga lo que quiera o diga lo que le parezca es el producto triunfante de una inercia sociológica»
CURIOSIDADES
«La única población que atrae nuestras tierras son las legiones de topillos que nos han caído del cielo»
EL Estatuto y la Comunidad
«El debate del Estatuto de Autonomía no ha tenido su compensación en la respuesta por parte de los ciudadanos» .
Mañana se celebrará de nuevo El Día de la Comunidad. Más de treinta años han pasado desde que el polémico abogado Muñoz-Vera, entre otros, fundara el Instituto Regional Castellano Leonés y propusiera el 23 de abril como la fiesta conmemorativa de Castilla-León. Desde entonces cada año dicha evocación no ha estado exenta de debate cuando no de altercados. Protagonistas y protagonismos han surtido titulares de prensa para todos los gustos. A los largo de los diversos encuentros ha habido reparto para todos, cargas policiales contra los grupos de izquierdas, ataques personales a autoridades, presencias y ausencias de los dirigentes regionales, Aznar la convirtió en itinerante y Lucas la celebraba en paralelo con un gran banquete de cientos invitados a cuenta del erario común. La derecha siempre sospechó de este evento por congregar a «la rojería» y por tener ciertos tintes con olor a separatismo y división de esa gran España, Una, Grande y Libre de sus sueños imperiales.
Pero desde aquel famoso 1978, culmen de éxito de la concentración, se dice que acudieron unos 200.000 castellanos leoneses, lo cierto es que no ha vuelto a tener un eco extraordinario. Convertida en una fiesta política al uso, y salvo los incondicionales y fieles mentalizados, apenas transciende a la generalidad.
El debate del Estatuto de Autonomía que ha tenido lugar en estos días y que ha supuesto un importante esfuerzo para los grupos políticos en liza, no ha tenido su compensación en la respuesta por parte de los ciudadanos. La mayoría no se han dado por aludidos y cuando oyen hablar de estatuto siempre se les va el pensamiento al de Cataluña por ser el que mas «suena».
Y es que el sentimiento regionalista no tiene casi presencia en nuestra comunidad, así lo confirma el BAROCYL, cuando asegura que el 47% de los castellanos leoneses se sienten únicamente españoles, y el 21% solo de su provincia. Máxime cuando al parecer este sentimiento españolista es mas acuciante para los ciudadanos ubicados en la derecha del arco político ideológico que son mayoría en nuestra comunidad.
La historia de España siempre se ha explicado desde Castilla y León. Reclamar el valor de una diferencia es útil para quien está por debajo o espera conseguir algo que no tiene, pero cuando nos ha hecho creer el centro de la historia, el centro del Imperio en el que no se ponía el sol, y otros tópicos de poder al uso, es difícil querer remarcar diferencias que solo merman. Siempre fuimos el cogollito de la historia oficial estudiada en las escuelas, el prototipo de la estabilidad y de los privilegios, el orgullo nacional. Desde nuestra tierra se gobernaba al resto de España y territorios de ultramar. No tenemos atragantado ningún sentimiento de invisibilidad, ni de desprecio, nadie ha perseguido nuestras costumbres y además hablamos con la mayor perfección la tercera lengua más difundida del planeta. Y mientras nos recreábamos en este ensueño nos iban dejando atrás.
El grito reclamando Estatuto de Autonomía en aquél primer Villalar de 1976 que provocó la carga policial de la represión franquista, tenía el sentido de protestar y exigir contra el centralismo voraz del dictador, porque junto a este reclamo también se gritaba pidiendo amnistía y libertad. Hoy el Estatuto ya no tiene aquél siginificado, para el ciudadano ilustrado es un instrumento político de gestión de intereses territoriales que sustenta una pieza del estado de las autonomías en el que estamos inmersos.
Para los dirigentes de la derecha de Castilla y León es mucho más, es el soporte instrumentalizado de un gran aparato de poder centralizado en Valladolid que en su costoso despliegue no es capaz de evitar la fuga de jóvenes en busca de empleo, impedir el envejecimiento de la población, mejorar la sanidad pública y la educación, escapar de la despoblación y de tantos otros males que nos aquejan. Y es que mientras sigan teniendo en estas tierras su granero de votos incondicionales ¿para qué se van a esforzar? Después de todo la avanzada edad de la población genera el voto conservador, los jóvenes son más rebeldes, se manipulan peor y exigen más. «Diario Palentino,22 de abril de 2007″
Diputación: pan y circo
«Mientras tanto los alcaldes de nuestros pequeños pueblos palentinos se debaten impotentes ante la falta de recursos económicos y técnicos»