Carmen Lomana y la “economía de las mujeres»

carmen lomana“Otra lista en un papel de pija tonta que le da mucho rendimiento”

             La verdad es que no estoy muy puesta en los mundos que frecuenta esta mujer, veo poco la tele y nunca la Cinco porque me gusta lo bueno, sin embargo el otro día sus declaraciones se colaron en la Sexta y me impresionó esa manera de hablar y su gesto al expresarse, junto al deje pijo y el afectado porte de Barbie herida se explicó como una completa estúpida de manual para tontos.

            Dice Google que es hija de un banquero vasco, que ella misma trabajó para el Banco Santander en Londres y en la prensa la llaman “la empresaria leonesa”, pero eso no parece óbice para que ignore lo que es una empresa offshore, porque “hice la típica economía de las mujeres”, “que dos más dos son cuatro” y “no quiero líos”, dice. Además, añade con toda esa sabiduría de que hace gala, que “en este país la gente se queda con el titular” y que se trata de “una caza de brujas”. Bruja no sé, pero avispada es un rato. En su discurso mezcla un poco de queja de gata melosa con un alarde de ingenuidad impostada, y todo aliñado con toque de sentimentalismo de duelo hacia el marido muerto que ya no puede explicar la aciaga tesitura en que ha dejado envuelta a la viuda. Verdaderamente virtuosa.

            Escribe libros que enseñan trucos para ser mujeres glamurosas, cuenta lo que hay que comer, lo que hay que tener de fondo de armario y “como utilizar la seducción” dice vivir al límite como una adolescente, pero luego se queja de que la critiquen, para mal, se entiende, solo gusta de alabanzas y mucho Photoshop, pero “vivo absolutamente desacomplejada”. En dos palabras, “im-prezionante”, que diría Jesulín de Ubrique.

       Desde luego es un talento, un fenómeno, una vendedora nata, lo mismo promociona sus  maquillajes que cacharros de cocina antiadherentes, lo que la pongan. Parece que su opinión cuenta en el mundo de la moda, ese sector económico que las mujeres movemos con tantos millones de euros…, como para que no la quieran modistos y diseñadores. La prodigan atenciones los amantes del melifluo cotilleo, lo mismo sabe lo que piensa la reina que va de candidata en las listas del Senado.

      Es una pena que mujeres como ésta, como la infanta, y tantas otras podrían aprovechar su proyección para dignificar el mundo de las mujeres, en vez de echar una mano al machismo poniendo la simpleza y a la superficialidad como virtudes icónicas.

«Diario Palentino, 01/05/2016»