PSOE contra PSOE

A poster showing PSOE leader Pedro Sanchez is seen in Madrid

La lucha es personal, la ciudadanía y las ideas out. El PP se relame.

            Para cuando ésta mi opinión salga publicada habrán pasado tantas cosas…, lo que digo ya se está haciendo viejo mientras escribo, así cuenta el reloj en política. Mariano Rajoy, escondido en las alcantarillas de la corrupción de su partido aguanta la respiración para que nadie se acuerde de sus cuitas por unos días y en la esperanza de que los ojos de los españoles confusos vuelvan a mirarlo como bastión ideológico fijo que no cede ni un ápice a negociación alguna. Ahora la opción se plantea entre el guirigay del PSOE y la organización criminal para delinquir que es el PP. Vaya panorama.

            Pero el valor en la lucha se mide por la categoría del adversario, hoy el PSOE solo es enemigo de sí mismo. El debate sobre si Rajoy sí o no, se limita a camuflar el verdadero subyacente que consiste en Pedro Sánchez sí o no. Penoso. Los socialistas no se ponen de acuerdo ni qué silla ocupar para comenzar a dialogar. Cierto que la socialdemocracia europea está en crisis, que el individualismo voraz avanza en los cinco continentes, que la población occidental envejece, que desde Europa nos dictan y que estamos asistiendo a una revolución silenciosa en manos de las multinacionales del dinero. Todo juega en el campo de batalla. El tiempo va pasando, tic-tac, tic-tac y en el PP viven la doble sensación de gozar perversamente viendo despellejarse a los socialistas mientras sufren la pena de no tener competidor válido con quien medirse. Y…, el gobierno de España, ¿a quién preocupa?

            Felipe González se comporta como un egocéntrico y sádico troyano que hace explotar su propia obra. Los barones, con pretensiones, son el lobby interno del PSOE. Las ideas han desaparecido de los discursos convertidos en riñas. ¿Qué es el socialismo, cuál su programa, qué ofrece? No existe la didáctica para denunciar el robo del programa social por parte del PP que lo convierte en falacia. En la batalla campal los que eran oficialistas ahora son los críticos que tanto denostaban. La tortilla voltea sin cesar. Pedro Sánchez es el héroe y mártir llamado a remover dinosaurios y dar paso a la juventud, como es deber de cada generación. El PSOE ha caído en los enredos de Rajoy, no debe permitir su gobierno, sería una rendición, acabaría consigo mismo. En todo caso, para sobrevivir purgará durante años la pena del mal hacer de hoy.

«Diario Palentino, 02/10/2016»

CURRICULUM SOBRE LA MESA

“Exigir a los candidatos un curriculum personal y profesional previo debidamente certificado, no de trabajo en el Partido, sino en su vida particular”

       Con la quemazón que la ciudadanía manifiesta hacia la clase política el camino nos lleva a un destino inopinable. Y la historia se repite constantemente, lo estamos viendo y lo vemos cada vez que se produce una convocatoria de comicios. Salvo honrosas excepciones que suelen durar poco en el tiempo, y los generosos alcaldes de pueblo que huyen despavoridos a la segunda ocasión, es el momento de mostrar las fauces, ese pistoletazo de salida para las guerrillas internas,  zancadillas, trampas, bulos, maledicencias y otras repelentes y destructivas armas observadas en las conductas de los que suelen salir airosos llevando consigo a sus incondicionales servidores.

Desde los comienzos de la transición, los partidos políticos y los sindicatos, como instrumentos de la democracia, han ido creando una estructura reticular que se va cerrando en torno a contados caciques locales que emulan el entramado de las jerarquías superiores y su senectud. Los ciudadanos nos percatamos de cómo en esos entornos todo se va volviendo rancio, no nos trasmiten optimismo, seguridad, diques inamovibles, lo que hoy es doctrina de fe, mañana es un obstáculo.

El siglo XXI y sus circunstancias nos ha presentado un muestrario de políticos que se desdicen y se contradicen, ejercitan con sobranza “el derecho a evolucionar” y a prescindir de la voluntad popular, una segunda Ilustración, “Todo para el pueblo pero sin el pueblo” y a medida que acrecientan su poder merman los valores que albergan, están hechos a la pelea y padecen el secuestro de una irrefrenable ansiedad de poder, son víctimas ya de la indignidad sumisa a un subidón adrenalínico irrefrenable, es lo que denominan “tener cintura política”, como si fuera una cualidad, sin embargo no se aperciben de que lo que proyectan al exterior es la sombra de “animales políticos”, conseguidores insensibles, totalmente desmemoriados y olvidados de quienes fueron y en qué lugar del camino perdieron aquellos nobles ideales, su combustible juvenil primario y desinteresado convertido en garra que muere matando.

Los que toman conciencia de comenzar a padecer esta esclavitud, acabando su mandato anuncian que se van como una liberación para sí mismos y una dignificación de la vida política.

Es cierto que trabajan mucho, nadie lo duda, pero el poder mantenido o recrecido es una droga dura, mata el humor y la sonrisa sana, frunce el ceño, aísla del mundo de los mortales y envilece.

Si se quisiera optimizar la labor política sería preciso exigir a los candidatos un curriculum personal y profesional previo debidamente certificado, no de trabajo en el Partido y artificiosamente confeccionado, sino en su vida particular, en su capacitación profesional, en su valía para conseguir y administrar el propio chusco, porque quien no es capaz de ganar de comer para sí con sus propios medios despierta susceptibilidades y recelos a la hora de  encomendarle la administración de los recursos ajenos, máxime si son los dineros públicos y el interés de toda la sociedad.

Si las ideologías mediatizan el voto, la confianza en los candidatos aún más. «Periódico CARRIÓN, 16 de septiembre de 2011»

CURRICULUM SOBRE LA MESA

“Exigir a los candidatos un curriculum personal y profesional previo debidamente certificado, no de trabajo en el Partido, sino en su vida particular”

       Con la quemazón que la ciudadanía manifiesta hacia la clase política el camino nos lleva a un destino inopinable. Y la historia se repite constantemente, lo estamos viendo y lo vemos cada vez que se produce una convocatoria de comicios. Salvo honrosas excepciones que suelen durar poco en el tiempo, y los generosos alcaldes de pueblo que huyen despavoridos a la segunda ocasión, es el momento de mostrar las fauces, ese pistoletazo de salida para las guerrillas internas,  zancadillas, trampas, bulos, maledicencias y otras repelentes y destructivas armas observadas en las conductas de los que suelen salir airosos llevando consigo a sus incondicionales servidores.

Desde los comienzos de la transición, los partidos políticos y los sindicatos, como instrumentos de la democracia, han ido creando una estructura reticular que se va cerrando en torno a contados caciques locales que emulan el entramado de las jerarquías superiores y su senectud. Los ciudadanos nos percatamos de cómo en esos entornos todo se va volviendo rancio, no nos trasmiten optimismo, seguridad, diques inamovibles, lo que hoy es doctrina de fe, mañana es un obstáculo.

El siglo XXI y sus circunstancias nos ha presentado un muestrario de políticos que se desdicen y se contradicen, ejercitan con sobranza “el derecho a evolucionar” y a prescindir de la voluntad popular, una segunda Ilustración, “Todo para el pueblo pero sin el pueblo” y a medida que acrecientan su poder merman los valores que albergan, están hechos a la pelea y padecen el secuestro de una irrefrenable ansiedad de poder, son víctimas ya de la indignidad sumisa a un subidón adrenalínico irrefrenable, es lo que denominan “tener cintura política”, como si fuera una cualidad, sin embargo no se aperciben de que lo que proyectan al exterior es la sombra de “animales políticos”, conseguidores insensibles, totalmente desmemoriados y olvidados de quienes fueron y en qué lugar del camino perdieron aquellos nobles ideales, su combustible juvenil primario y desinteresado convertido en garra que muere matando.

Los que toman conciencia de comenzar a padecer esta esclavitud, acabando su mandato anuncian que se van como una liberación para sí mismos y una dignificación de la vida política.

Es cierto que trabajan mucho, nadie lo duda, pero el poder mantenido o recrecido es una droga dura, mata el humor y la sonrisa sana, frunce el ceño, aísla del mundo de los mortales y envilece.

Si se quisiera optimizar la labor política sería preciso exigir a los candidatos un curriculum personal y profesional previo debidamente certificado, no de trabajo en el Partido y artificiosamente confeccionado, sino en su vida particular, en su capacitación profesional, en su valía para conseguir y administrar el propio chusco, porque quien no es capaz de ganar de comer para sí con sus propios medios despierta susceptibilidades y recelos a la hora de  encomendarle la administración de los recursos ajenos, máxime si son los dineros públicos y el interés de toda la sociedad.

Si las ideologías mediatizan el voto, la confianza en los candidatos aún más. «Periódico CARRIÓN, 16 de septiembre de 2011»

PRUEBAS DE “STRESS”

No estaría demás aplicar estos controles a los partidos políticos, mejoraría mucho la calidad de nuestra clase política

Como dice la máxima que nunca te acostarás sin saber una cosa más, los comunicadores del mundo financiero son quienes han tomado el protagonismo pedagógico de enseñarnos nuevos vocablos o nuevas aplicaciones a términos ya existentes, y en algunos casos inexistentes, para explicarnos lo mal que está el mundo de la economía y de las finanzas.

“Test de stress”, que en nuestro rico y expresivo idioma equivale a “pruebas de fuerza o de resistencia”, han existido siempre, desde los principios de la mecánica más elemental. Una cuerda se rompe cuando ya no soporta más peso, así de sencillo.

Se vienen aplicando en el campo de la salud para determinar el límite irrebasable de la tensión que pueden soportar nuestros órganos en circunstancias extremas, en el deporte para calificar la fuerza muscular límite de los competidores, se utilizan en la campo de la aplicaciones informáticas para comprobar sus posibles respuestas, en edificación para demostrar cómo se comportarían los materiales empleados en circunstancias extremas sobrevenidas, hasta en educación para evidenciar la capacidad de reacción cognitiva de los alumnos y evaluar la didáctica de los programas.

En sí no son más que laboratorios experimentales, campos de pruebas creados artificialmente, simulaciones bajo unas circunstancias forzadas o inventadas en las que se somete al sujeto o al objeto a sobrevivir o resistir en un medio forzado y poder medir así sus capacidades extremas.

Durante los últimos días y ante la necesidad de ir poco a poco despejando claros que nos permitan  dilucidar facetas de esta compleja crisis (económica, financiera, social, de valores, de solidaridad, etc.) escuchamos los resultados que estas comprobaciones otorgan a los bancos y cajas, de modo que unos aprobarían y otro no al tener que enfrentarse a un deterioro imaginariamente mayor de la economía y sus consecuencias (paro, impagos, devaluaciones inmobiliarias, etc.), es decir en previsión de… lo que no se sabe que puede pasar cuando algo se mueva y vayamos saliendo de esta situación de impás que es como el tapiz de Penélope que un día teje y otro desteje.

No estaría demás aplicar estos controles a los partidos políticos y sus representantes con el fin de valorar sus capacidades de acción y reacción ante eventos inesperados de cualquier naturaleza, eso mejoraría mucho la calidad de nuestra clase política. «Diario Palentino, 17 de julio de 2011»

 

 

Cada mochuelo a su olivo

“Lo malo es quien ha vivido siempre de parásito en planta ajena”

Ni “Indignados”, ni “¡Democracia ya!”, ni “Acampados”. Nuestros políticos hacen oídos sordos a las reclamaciones de democracia y transparencia manifestada por una punta del iceberg que esconde el inmenso malestar ciudadano.

A pesar del cero patatero que los electores hemos puesto a los partidos por su degradación como instrumento para el ejercicio de la democracia, sus representantes, cual tarugos caídos del cielo para gobernar como reyes en el charco de ranas, persisten en sus mañas mafiosas y llegado el momento postelectoral del reparto de cargas y cargos, cada cual se desmarca del objetivo común que supuestamente mira al interés general para asegurarse los garbanzos y el poder. ¡Vengan días, vengan ollas!

La Ley Electoral General que para unas cosas es como un chicle, sin embargo para otras es harina de otro costal porque “¡Es una ley Orgánica! -te dicen- y requiere justificación, trámite y quórum especial!” Con solo arreglar esta ley cuantos problemas sobrarían y como mejoraría la democracia de verdad.

Por poner algunos ejemplos:

1º.-Exigir a quienes vayan a desempeñen cargos públicos, que dispongan previamente de un medio de vida y de sustento propio que sea su ocupación laboral o profesional habitual.

2º.- Limitar la permanencia de cada cargo público a dos legislaturas, y si éste es de sometimiento a elecciones que se pueda añadir una sola prórroga más en votación asamblearia y secreta dentro del propio partido proponente, debiendo exigir la Junta Electoral Certificación fehaciente de haber cumplido éste trámite.

3º.- Primarias obligatoriamente, en asamblea de afiliados mediante voto individual, escrito y secreto. Lo de designar candidatos por “aclamación” suena a chiste romano y la propuesta que llega desde “organillos” intermedios y escalonados del partido, suena a chufla.

4º.- Contra los interesados argumentos de que para cargarse las Diputaciones hay que modificar la Constitución es otro cuento chino. Basta con modificar la Ley Orgánica Electoral y la legislación de Régimen Local para reducirlas a la mínima expresión que es lo que deben ser, apoyo a los municipios y dejar de comerse su dinero a medio camino. Ya me contarán, queridos lectores y lectoras, para qué queremos en Palencia, nada menos que 25 diputados provinciales gastando millones de euros a expuertas mientras en muchos de nuestros pueblos ni se ve la televisión ni hay cobertura telefónica, ni mucho menos internet. Basta con cambiar unos artículitos de la ley, dividir la provincia en tres partes y poner tres diputados-gerentes para que no haya empate y se reparta bien el bacalao. Así no habría por ahí suelto tanto mochuelo sin olivo ni tanto inepto “colocado”.

«Diario Palentino, 19 de junio de 2011»