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Mujeres y Cajas de Ahorro
El Gobernador del Banco de España acaba de dar un «rapapolvo» a las Cajas de Ahorro por su pésima gestión financiera.
Estas gozan de un caracter semipúblico y privilegios exhorbitados, pero carecen sin embargo de mujeres en sus órganos de decisión. Debieran regularse dos aspectos:
1º.- Paridad en los Consejos de Administración.
2º.- Asignación de remuneraciones preestablecidas para todos los cargos de gestión y representación.
La presencia de las mujeres redundaría en beneficio sobre todo de la Obra Social que es su razón fundamental y fundacional y se nutre de los intereses y beneficios que no reparten a sus impositores para atender fundamentalmente a servicios económicos y sociales.
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Destinatario:
El Gobierno de España y los Gobiernos autonómicos
Estimados gobernantes, además del constante ninguneo al constitucional Derecho de Igualdad y presencia de las mujeres en los ámbitos públicos y privados, consabido es que el subdesarrollo social de España proviene de la escasa presencia femenina en los círculos de poder y decisión sobre la distribución de la renta, lo que tradicionalmente nos ha descolgado de otros países europeos y nos sigue manteniendo a la cola del Estado de Bienestar.
Teniendo en cuenta que las Cajas se rigen por una regulación estatal y autonómica privilegiada con respecto a las entidades privadas y que su objetivo y fundamento es atender a las necesidades de la sociedad mediante la figura denominada Obra Social, parece un contrasentido que no se aplique la Ley de Paridad establecida para todos los órganos e instituciones públicos.
Demostrado está y así consta en un sin fin de estudios sociológicos, económicos y geopolíticos que el aporte del punto de vista de las mujeres atiende fundamentalmente al aseguramiento de la «despensa» para conseguir o mantener el bienestar el grupo humano al que pertenecen con una visión de futuro más organizada y a más largo plazo.
No se trata tanto de reclamar un Derecho exigible en el marco de la Igualdad y la Paridad, como de entender que en cualquier momento y especialmente en el de crisis que nos afecta, la aportación del trabajo femenino en el campo de las finanzas puede ser un revulsivo importante, como está quedando demostrado en los cargos políticos públicos y en la entidades financieras privadas.
A la espera de sus gratas noticias.
Las mujeres y las Cajas de Ahorro
Si en alguna entidad financiera hay discriminación brutal contra las mujeres, es en las Cajas de Ahorro.
Ahora que el Gobierno presenta la Ley de Cajas sería buen momento para establecer la paridad en los Consejos de Administración. La Ministra de Igualdad debiera exigirlo.
A pesar de que buena parte de los impositores sean mujeres viudas y procedentes del mundo rural o pequeñas ciudades, la presencia de la mujeres en los Consejos de las Cajas de Castilla y León brilla por su ausencia, lo que habla de la escasa capacidad de los consejeros, porque es imposible que todas las mujeres de una región o del área de influencia de una Caja sean unas inútiles. La explicación es unívoca: en la elección de los Consejos (del Consejo no de la Asamblea) se practica la más salvaje ley de la selva, el más fiero se lleva el trofeo o se tapan bocas molestas dentro de los partidos políticos (Léase, P.ej: el Alcalde Valladolid en Caja Duero).
Y esto nos lleva a un segundo aspecto que es urgente regular.
Ahora que tanto se habla de limitar los contratos blindados de los ejecutivos, son precisamente las Cajas, privilegiadas entidades que no reparten beneficios ni pagan un euro por los saldos de las libretas de ahorro y además cobran comisiones de mantenimiento, las que aplican los euros del ahorro familiar de forma ineficaz e ineficiente, porque además de su pésima participación en la burbuja inmobiliaria, del importe destinado a la Obra social se detraen muy importantes cantidades que van a parar a los bolsillos de los consejeros del Consejos de Administración por reunirse para «gestionar» los ahorros de los impositores y acordar el reparto discreccional previo al dictado de los partidos políticos y de la Junta de Castilla y León.
Y llegan a ocupar los puestos de consejeros y cargos relevantes bien remunerados quienes han peleado y conseguido a dentelladas llevarse buenos pellizcos por «estar ahí». Sueldos, gratificaciones, dietas e indemnizaciones por desplazamientos pueden sumar importes entre los 20.000,00 y 290.000,00 euros anuales (Como lo ha acordado recientemente Caja España para su «segundo» de a bordo, según informa Cadena Ser).
El espectáculo de las fusiones de las Cajas de nuestra región ha sido desmoralizante, no solo para los propios empleados sino por el resultado final, la pasividad de los partidos políticos para poner orden entre sus fieras, el quiero y no quiero de la Junta de Castilla y León, la gestión bicefala en sedes, en cargos, en sobresueldos, los ingentes gastos de negociación durante tantos meses y el incierto resultado final que no dice nada en pro de abrir créditos a las Pymes ni a particulares, ni para activar la economía, más bien su ruinosa gestión llevará a hora la restricción de casi novecientos puestos de trabajo.