La bandera que divide

vasco-catalanLo que no une, separa.

El tribalismo exacerbado genera violencia contra miembros del propio grupo

            No son buenos tiempos para exhibiciones patrióticas. En medio del virulento debate sobre los nacionalismos, en el que parcelas del territorio nacional dividen y alteran la convivencia en la sociedad española, lo que procede es caminar con cautela y valorar detenidamente lo que suma evitando lo que separa.                    

          El patriotismo, más que necesario es connatural a la supervivencia, une al individuo con su grupo y lo impulsa a defenderlo junto con los demás miembros frente a enemigos externos. El patriotismo impuesto dentro del propio grupo es una provocación. En el film, “La Ola” (Dennis Gansel, 2008), el experimento sobre la fuerza creada por la estricta disciplina y el orgullo de pertenencia a una comunidad deriva en un descontrol violento que ya no puede parar ni el propio profesor Wenger. Así nacen los totalitarismos.

            Las fuerzas de seguridad y las de orden deben comportarse como en el simbolismo del Ángel de la Guarda, que está detrás pero invisible, solo interviene en casos de peligro sin hacer ostentación de su presencia. La exhibición de uniformes y armas en tiempos de paz es históricamente la demostración al enemigo exterior de que se está bien preparado para la defensa y disuadirle de un ataque. Hacer semejante despliegue en ciudades de provincia provoca intuitivamente una sensación de inseguridad, un no sé qué, que acerca a la boca el vómito al producirnos un temor inconsciente de amenaza de algún mal procedente del propio grupo.

            “HOMENAJE A LA BANDERA en nuestra ciudad, entre ellos un desfile militar, el izado de la bandera de España, un recuerdo a los caídos y otras actividades de carácter militar”, decía la convocatoria. ¿Qué bandera? ¿Por qué no también la local, la regional, la europea, o acaso no pertenecemos a todos esos grupos? Y ¿Qué caídos? ¿Los del ejército rebelde que nos arrebató la democracia durante cuarenta años? ¿Y los patriotas constitucionales muertos en el frente y en las cárceles?

            Los cuerpos uniformados son funcionarios como los demás, cobran del mismo Presupuesto. Los desfiles de otros funcionarios que “sin armas y sin elementos” nos salvan la vida y la salud física, mental y social desfilan perseguidos en manifestaciones.

                  ¡Ojo! con dejarse llevar por el instinto primario del patriotismo violento que nos cuece poco a poco la voluntad razonable de paz.

«Diario Palentino, 10/11/2013»

Vivos y muertos

carrion Dice la prensa que la AVT y el Ayuntamiento de Carrión de los Condes, han recuperado un viejo monumento funerario. No hace mucho tiempo retiraron el «De los Caídos»,  que ocupaba hasta fechas bien recientes la plaza a la que daba nombre. «Hacer y deshacer todo es labor». Sigue leyendo