PRUEBAS DE “STRESS”

No estaría demás aplicar estos controles a los partidos políticos, mejoraría mucho la calidad de nuestra clase política

Como dice la máxima que nunca te acostarás sin saber una cosa más, los comunicadores del mundo financiero son quienes han tomado el protagonismo pedagógico de enseñarnos nuevos vocablos o nuevas aplicaciones a términos ya existentes, y en algunos casos inexistentes, para explicarnos lo mal que está el mundo de la economía y de las finanzas.

“Test de stress”, que en nuestro rico y expresivo idioma equivale a “pruebas de fuerza o de resistencia”, han existido siempre, desde los principios de la mecánica más elemental. Una cuerda se rompe cuando ya no soporta más peso, así de sencillo.

Se vienen aplicando en el campo de la salud para determinar el límite irrebasable de la tensión que pueden soportar nuestros órganos en circunstancias extremas, en el deporte para calificar la fuerza muscular límite de los competidores, se utilizan en la campo de la aplicaciones informáticas para comprobar sus posibles respuestas, en edificación para demostrar cómo se comportarían los materiales empleados en circunstancias extremas sobrevenidas, hasta en educación para evidenciar la capacidad de reacción cognitiva de los alumnos y evaluar la didáctica de los programas.

En sí no son más que laboratorios experimentales, campos de pruebas creados artificialmente, simulaciones bajo unas circunstancias forzadas o inventadas en las que se somete al sujeto o al objeto a sobrevivir o resistir en un medio forzado y poder medir así sus capacidades extremas.

Durante los últimos días y ante la necesidad de ir poco a poco despejando claros que nos permitan  dilucidar facetas de esta compleja crisis (económica, financiera, social, de valores, de solidaridad, etc.) escuchamos los resultados que estas comprobaciones otorgan a los bancos y cajas, de modo que unos aprobarían y otro no al tener que enfrentarse a un deterioro imaginariamente mayor de la economía y sus consecuencias (paro, impagos, devaluaciones inmobiliarias, etc.), es decir en previsión de… lo que no se sabe que puede pasar cuando algo se mueva y vayamos saliendo de esta situación de impás que es como el tapiz de Penélope que un día teje y otro desteje.

No estaría demás aplicar estos controles a los partidos políticos y sus representantes con el fin de valorar sus capacidades de acción y reacción ante eventos inesperados de cualquier naturaleza, eso mejoraría mucho la calidad de nuestra clase política. «Diario Palentino, 17 de julio de 2011»