“La palentina contemporánea más valerosa y prestigiada es utilizada de nuevo como arma arrojadiza con fines puramente electoralistas”
Por supuesto que en éste país no se niega a nadie el derecho constitucional de afiliarse a partido, sindicato, asociación, etc., a manifestar una ideología o practicar una religión ni a ser elector o elegible, pero a la vista de lo que va aconteciendo parece que los ávidos captadores de los partidos políticos inspirados en el “todo vale” tratan de afianzar o prestigiar su edificio tomando, cual objetos, pilares resistentes que apuntalen bien ante posibles ruinas. A todas las personas nos gusta que nos quieran y por eso nos dejamos querer, aún a riesgo de confundirnos y caer como almas cándidas en malquerencias que nos perjudican.
Cuando saltó a los medios el “escándalo” de la Operación Galgo, fueron, fuimos, muy pocas las voces que salimos en defensa de su inocencia mientras no se demostrara lo contrario. Se echaron mucho de menos las declaraciones de los/las portavoces del Partido Popular que hoy tanto vociferan y se revuelven, los/las mismos/as que entonces callaban y miraban para otro lado huyendo ostentosamente del presunto “marrón” que se les avecinaba. Marta quedó sola y aislada de “su Partido”, nadie la miraba ni daba un duro por su honestidad, si acaso alguna vocecilla en letra pequeña a pie de página para disimular.
Ahora que la cosa se medio aclara (aún queda mucho por descifrar), Marta, nuestra Marta, la palentina contemporánea más valerosa y prestigiada es utilizada de nuevo como arma arrojadiza contra el Gobierno, la Policía, la Justicia, las instituciones democráticas del Estado de Derecho que es España y todo lo que se menea.
Y COMO NO QUIERO QUE COMENTARISTAS AVIESOS MAL INTERPRETEN MIS PALABRAS, para nada se pone en duda que Marta es una mujer adulta, consciente, en su plenitud de facultades y por tanto concienciada de su ideología por la que incluso ha llegado a ostentar durante una legislatura un cargo público representativo, si bien y al tratarse de persona pública somos incontables los opinantes que preferiríamos que la internacional y maratoniana Marta fuera la Marta de todos los españoles de cualquier ideología, porque con pasión hemos seguido y aclamado sus éxitos, la hemos apoyado y reivindicado con orgullo y ha sido decepcionante su clarísimamente aprovechada presencia en primera fila de los mítines políticos.
Por su propio bien un personaje de esa categoría se debe a todo su público internacional, porque lleva el poder puesto sobre sí, porque todo procede de su esfuerzo personal, porque se desmitifica y empobrece su imagen limitándose a una mera pertenencia política, sea cual fuere. ¿En qué se ha beneficiado el Partido Popular de Marta? De su imagen, de su esfuerzo, de su sacrificio, de sus medallas, de su popularidad y hasta de su honorabilidad, para obtener votos en un patente interés de prestigiarse ¿Qué ha dado el Partido Popular a Marta? La espalda cuando más apoyo necesitaba, la sombra de la duda vertida sobre su imagen con el silencio sobre su inocencia, la merma de sus seguidores y de su público admirador, y ahora, estar en boca como mero instrumento de ataque electoral. Pero… Marta es libre, ella sabrá a lo que se presta y porqué la interesa que sea así. «Periódico CARRIÓN, 2 de mayo de 2011»