Es frecuentemente que cuando oímos hablar de malos tratos, de cifras terrorismo de género, de machismo violento, etc. miramos hacia otro lado y queremos pensar que esas son cosas que les pasan a otras porque a nosotras no nos han pegado ni nos han matado. Pero la realidad es muy diferente si analizamos despacio en qué consiste el maltrato de los hombres hacia las mujeres y nos damos cuenta de que en algún momento de nuestra vida algún varón ha intentado desvalorizarnos y hacernos sentir mal en su compañía, o seguramente conocemos a más de una mujer de nuestro entorno que lo ha padecido o es víctima aún.
Lo más sibilino del maltratador es su buena imagen pública, siempre cae bien, a sus amigos, a sus compañeros de trabajo, etc. Suele ser un embaucador nato. No suele mostrar su peor cara durante el noviazgo o las primeras citas, hasta que no tiene a su presa bien atrapada emocionalmente en el cepo y su táctica empeora cuando hay niños pequeños porque así la situación es aún más vulnerable y la mujer-madre cederá más para evitar el sacrificio de sus criaturas.
Frecuentemente, cuando se habla de malos tratos se nos viene a la cabeza la imagen de agresiones físicas, pero no siempre es así y el comienzo y preámbulo de la violencia material pasa por un periodo anterior de tortura, dominación y mal trato psicológico.
Mujer que estás leyendo esta reflexión, te propongo un test para tu misma evalúes si estás sufriendo mal trato psicológico y por tanto si eres candidata a peores situaciones.
Pon cruces si te identificas y luego sumas, tú misma sabrás en qué fase te encuentras y después deberás valorar si te compensa mantener esa relación, por mal que preveas tú futuro no puede ser peor que a su lado.
-Si no te presta atención ni te escucha o hace gestos despreciativos cuando hablas.
-Si te abandona emocional y afectivamente.
-Si te degrada delante de otras personas.
-Si te critica, te amenaza o te insulta para que pierdas tu autoestima y te sientas culpable.
-Si te chantajea y amenaza con contar a tus amistades tus presuntos defectos.
-Si te limita las visitas de tus familiares, amistades o compañeros/as de trabajo.
-Si te controla constantemente para saber dónde estás, con quién y qué haces.
-Si te habla desde una posición más alta para hacer que te veas más pequeña o más inerme.
-Si no respeta tus espacios, tu armario, tus cajones, tus cosas, tu privacidad.
-Si lloriquea cuando no se sale con la suya para que te sientas culpable.
-Si te sorprendes haciendo lo que no quieres solo para que no se enfade.
-Si te palpita el corazón cuando va a llegar o se acerca a hablarte.
-Si te crea malestar, inseguridad o te hace sentirte mal su presencia.
-Si utiliza a los niños como escudo y les dice que eres una mala madre y una inútil.
-Si te restriega que es él el que trae el dinero a casa y que sin él no serías nada.
Estos y similares pequeños detalles cotidianos son en sí mismos ya malos tratos de dominación machista, y además pueden ser el preludio de un maltrato físico que comenzará con un mero levantamiento amenazante de la mano.
Analizada tu situación, recuerda y ten siempre presente que el maltratador nunca cambia, en todo caso a peor, por mucho que llore y que prometa. Cuando antes salgas de su entorno mejor para tu recuperación personal y la de tu familia. Si no te atreves pide ayuda, ya sabes, no estás sola. «Periódico CARRIÓN, segunda quincena Marzo 2011»