Lo de Rajoy es de Juzgado de Guardia

king-rajoy“Su ego particular por encima de todos los españoles”

             Con su terquedad habitual Rajoy insiste en que ha ganado las elecciones y no atiende a razones. Con su minimayoría no quiere aceptar que quien gana las elecciones gobierna, simplemente y sin ayuda. Quiere que otros le den lo que ha sido incapaz de conseguir y se cree con derecho a ser el Presidente de todos después de maltratarnos política y económicamente, de disculpar y cobijar la propia alarmante corrupción, de insultar a los otros representantes de “muchos” españoles y de someternos al estrés de tener que escuchar sus discursivas sandeces.

            Mariano, sentado en su inamovible sillón de divinidad trasnochada, espera, desea y exige que todas las demás formaciones le rindan pleitesía y le lleven ofrendas llenas de votos a sus pies de barro derretidos en el charco de desgobierno al que está sometiendo a España sin ningún pudor ni reparo. El joven Rivera, aspirante a heredero de votos procedentes de la zona derecha más moderada y democrática del Partido Popular, ha dado muestra de una paciencia casi infinita y de una entrega encomiable a su misión de intentar que se forme gobierno, hasta que se ha hartado del pamplineo marianil y ha tirado la toalla. No es para menos.

            El gran obstáculo, el gran murallón, el presón que no deja fluir los cauces democráticos es solo y únicamente Mariano Rajoy. Se lo dicen a troche moche, desde la oposición y dentro de su propio partido, ?“Vete, Mariano, vete”?. Incluso sus más fieles lacayos se han rebelado contra la propuesta de celebrar nuevos comicios el día de la Navidad. Clama al cielo. Claro que, por otro lado, quienes le defienden a capa y espada son los cercanos agraciados con cargos, y ahora sin cargas. Ya se sabe cómo funcionan los partidos, cada líder va colocando a sus fieles en puestos estratégicos que sostengan su liderazgo, pues, como fichas de dominó, en hilera acabarían cayendo todos. Difícil de remediar a corto plazo.

            Agazapado en su perverso discurso de poner la pelota en el tejado de otros y repetir cansinamente el mantra de la culpa ajena, Rajoy se libera de asumir la responsabilidad exigible a un hombre de Estado, ardua tarea cuyo camino desconoce. Ya nos ha convencido de que no es corto de luces sino obstinado y testarudo, lo quiere para él, para sí mismo y por encima de todo, aunque con su tozudez arrase con todo, todo, aunque el país se paralice, o retroceda. Y, lo consentimos.

«Diario Palentino, 04/09/2016»

El burkini, toca madera

islam“El patriarcado atroz y extremo encuentra otro cauce de subyugación”

             No es un debate baladí, los argumentos sobre libertades y tolerancia centrados en que Europa debe ceder y tolerar para hacer honor a su bandera de valores no tienen en cuenta que desde la otra parte la permisividad con las costumbres occidentales es de cero rotundo. Para los hombres musulmanes las que vestimos pantalón corto y bikini somos directamente putas, date un paseo por el Jan el–Jalili en El Cairo y verás cómo te ponen.

            El radicalismo musulmán crece exponencialmente desde los últimos treinta años cuando las jóvenes de países africanos del entorno mediterráneo vestían a la occidental con toda normalidad. Ahora es imposible, hasta la europeizada Turquía de Kemal Ataturk marcha hacia atrás. Nawal Al Saadawi, escritora egipcia de 84 años, dice: ‘Mi madre era más libre que mi hija’. De hecho, entre las propias jóvenes radicalizadas se increpa a las que no se atienen a la rigidez del vestuario. La presión social interna no permite diferenciar las mujeres que se cubren por voluntad de las que lo hacen bajo coacción.

         En el torticero argumentario se pretende comparar la vestimenta musulmana con la de las monjas católicas, pero en el Islam se cubre a las niñas desde los doce años que aún no tienen libertad de elección. Las monjas se bañan en lugares públicos con bañadores al uso no con sus hábitos, y los eligen en edad adulta, ninguna presión social incide en su decisión ni a todas se nos obliga a vestir de monjas. También hay comparaciones del burkini con un traje cualquiera de neopreno, solo que éste no tiene simbolismo religioso ni propagandístico y su función es protectora, en una piscina resultaría antihigiénico.

            Mujeres intelectuales y cultas musulmanas, activistas del feminismo, diputadas, juristas y profesoras consideran ‘el burkini un retroceso, una degradación para la mujer y una falsa libertad bajo un patriarcado impuesto’. Véase la singular confusión sufrida por la inventora del burkini, Aheda Zanetti: ‘Me gusta ir detrás de mi marido, porque yo soy el motor, y elijo serlo. Quiero que él se lleve todo el crédito porque yo soy una triunfadora silenciosa.’ y ¡Olé!

          Cualquier novedad restrictiva de la libertad de las mujeres es contagiosa y nefasta a la larga para todas, y en el Islam hablar de libertad de las mujeres, aunque sea para vestirse suena a chiste de humor negro. 

«Diario Palentino, 28/08/2016»

Mujeres y olimpiadas

descarga“Esforzadas y valerosas luchadoras frente a potentes prejuicios de género”

            La presencia de mujeres no estaba prevista en la mente del barón de Coubertin cuando fundó el COI en 1894, pero tampoco lo estaba la participación de deportistas profesionales ni de otras razas, su visión era la resurrección de las olimpiadas griegas en las que hombres blancos, libres y ricos competían entre sí como diversión.

       Hoy es una competición de profesionales bien preparados para ganar trofeos y poner una bandera de su país en el ámbito mundial del deporte. Desde su primera edición, Atenas 1896, las olimpiadas han reflejado la sociedad multicultural que aglutinan y han viajado en paralelo con sus vicisitudes. De amateur a profesionales, mujeres, otras razas, paraolímpicas, juveniles, de invierno, etc. Pero también víctimas de intereses comerciales e instrumento de presión política; a veces gestoras soterradas del apartheid y el antisemitismo; han padecido el terrorismo pero también abanderan reivindicaciones sociales para los países desfavorecidos cuando las alojan.

            El barón fundador consideró que el campo competitivo de las mujeres era el de su cometido en el hogar y ahí se plantó, fue en París, 1900, cuando se las consiente competir; en 1920, Londres, entran con todos los derechos oficiales pero hasta 2012 no participan en todas las disciplinas y ya todos los países envían mujeres, hasta los más renuentes y bajo presión internacional, Arabia Saudí, Catar y Brunéi. Una conquista más frente a la discriminación de género. No obstante, son más las medallas asignadas a competiciones masculinas.

            Y como fiel reflejo de la sociedad este año la polémica se centró en la vestimenta femenina de pies a cabeza. Atletas cubiertas simbolizan el intenso debate abierto en la sociedad mundial bajo la presión proselitista radical islamismo creciente. Pero al margen de este controvertido tema que trataremos con más extensión otro día, entre las atletas hay verdaderas heroínas de la vida, una refugiada siria que salvó a 19 personas, una madre que enardece la maternidad, una competidora de 41 años, una capitana negra que acaba de terminar con un cáncer de lengua, una treintañera argentina licenciada en medicina, una superviviente nepalí de siete años, una judoca salida de la favela Ciudad de Dios, y tantas historia personales  de mujeres doblemente olímpicas que tampoco desfallecen en sus olimpiadas cotidianas.

«Diario Palentino, 21/08/2016»

 

 

Más vale hacerlo…

img150Escasea el goce de la perfección conseguida con esmero

            Hubo un tiempo no muy lejano, en que lo que se valoraba no era la cantidad si no la calidad, las cosas bien hechas, bien rematadas. Lo más próximo a la perfección tenía un valor inestimable, se aplaudía a la persona mañosa, al creador y creadora virtuosos que se enorgullecían de la obra conseguida a base de pasión, concentración, habilidad y un incalculable número de horas invertidas. Artistas en lo suyo, artesanos, buenos profesionales valorados y buscados pero también madres y padres de familia u operarios de toda índole cada uno en su función. Era la cultura de bien hacer. El tiempo de goce era el de la ejecución, mientras se estaba bordando, forjando, tallando o construyendo se vivía el momento del disfrute. Pero llegó la invasión de los dogmas economicistas y comenzó a ser indiferente que las cosas tuvieran más parte humana o más exclusividad o que estuvieran cargadas de las emociones de quien las creó, se trataba de hacer muchas, muchas cosas iguales, venderlas pronto y obtener beneficios rápidos. Los objetos singulares quedaron para los pudientes como símbolo externo de riqueza o autosatisfacción de poseer algo especial, porque lo bien hecho quedó relegado al ámbito de los especialistas en eso, en hacerlo bien.

            Precisamente, sobre el valor de poner amor en las cosas que hacemos a diario, especialmente las mujeres, trata un interesante libro de  Katrine Marçal titulado ¿Quién le hacía la cena a Adam Smith? En su reflexión la autora analiza la invasión que hemos sufrido por parte del Homo economicus.  Adam Smith, padre de la moderna economía decía que ni el carnicero ni el panadero miraban por nuestro bienestar si no por su negocio, por supuesto que hoy parece una verdad de Perogrullo pero entonces era un enunciado novedoso, así Kastrine le apostilla y añade que Adam Smith cenaba cada noche gracias a que su madre le preparaba la cena, y no lo hacía por egoísmo, sino por amor.

            Expresiones populares como coge el dinero y corre, llámame perro y tírame pan, o más vale hacerlo que mandarlo hacer, dejan muy claro que lo que cuenta es tener cosas y dinero, tenerlo pronto y tener mucho, da igual cómo, o trabajar deprisa para salir corriendo. El placer ya no está en nosotros, sino fuera. Todo lo etéreo del ser afectivo y emocional sucumbe a lo que se puede tocar ¡Tan pobres somos!.

«Diario Palentino, 07/08/2016»

 

Religiones y guerras santas

jihad-suriah“El control de la mente por las normas moralizantes nos convierte en monigotes”

            Cada día la prensa se llena de noticias que de alguna manera tocan aspectos de las religiones. Las doctrinas morales impuestas sobre deberes y exigencias limitantes para con uno mismo y con el prójimo siempre fueron un pegamento de alta consistencia muy útil para conseguir controlar sin cadenas reales ni alambre de espino a ingentes masas humanas. “No hay peor cárcel que la del alma”. Cierto es que las religiones imponían cierto orden de convivencia en los grupos humanos con normas que abarcaban todos los aspectos de la vida cuando aún el derecho, las leyes propiamente civiles, no había nacido. Daban instrucciones para la familia, cómo llevarse con los vecinos y hacer frente a los enemigos, hasta para la higiene y la salud. Algunas religiones han evolucionado y otras se quedaron en la noche de los tiempos como si no hubiéramos pisado la luna ni superado la velocidad de la luz con la ciencia cuántica.

            La Guerra Santa ha sido y es el indiscutido instrumento de expansión y dominación. En principio se justifica en los dogmas como legítima defensa y deber moral, es decir, espada y conversión o guerra del alma, hay que defenderse del enemigo, llamado infiel, y convertirlo a la verdad más absoluta, que es la mía, por supuesto. Detrás de esas premisas se esconden, como siempre en la condición humana, intereses estratégicos, de dominación, de poder o crematísticos.

           En el catolicismo la cruzada terminó con la revisión hecha por el Concilio Vaticano II: “La Guerra Santa es santa si deja de ser guerra”. En el Judaísmo, los sionistas aún proclaman el derecho de todo judío de entrar en Palestina. En cuanto al Islam, su yihad está en fase de mayor virulencia. El Estado Islámico, el Daesh, Al Qaeda…, utilizan el Corán como veneno activo para conseguir terroristas aspirantes a mártires del paraíso. Cuánta sangre derramada en nombre de la cualquier fe, de cualquier radicalismo alienante y manipulador. No salimos del círculo maligno, la xenofobia crece con el miedo y la incomprensión. Un grupo de curas jesuitas imparte un curso para explicar que el Islam no es el salafismo y que tiene su interpretación positiva, seguro que en algunos aspectos sí, pero que nos lo expliquen despacio a las mujeres sufridoras de los efectos del patriarcado. Todas las religiones son discriminatorias, nosotras no ganamos nada con ninguna.

«Diario Palentino, 31/07/2016»