Entre “Baby boom” y “Millennials”

“Tres generaciones, tres formas de afrontar la vida”

            Hablar del choque generacional es un clásico cuando se reflexiona sobre la población por edades. Según el INE, para este primer trimestre, la Población Activa o conjunto de personas que están en condiciones y desean desempeñar un trabajo productivo remunerado, se ha reducido a niveles de hace diez años. Así, 60 de cada 100 españoles tienen trabajo o lo están buscando activamente, luego, 40 de cada 100 no son fuerza laboral: niños, jubilados, dependientes o quienes desempeñan otras tareas productivas pero no remuneradas, como cuidados familiares, voluntariado, buena vecindad, etc. La gravedad de estas cifras nos lleva a temer por el actual sistema de protección social, pensiones, sanidad y dependencia, debido al avance de la longevidad y al retraso en la incorporación de los jóvenes a un mundo laboral que, además, es precario e inestable lo que impide largos periodos de cotización al final de la vida activa.

          Y la cuestión no es solo económica es de mentalidad. Los que pertenecen a la llamada generación Baby boom, por el notable incremento de nacidos en los años 40 y 50 de la postguerra, son adictos al trabajo, respetuosos con la organización social, leen y son hogareños, si bien comienzan a cambiar el modelo de familia con la tímida independencia económica de las mujeres. Detrás viene la Generación X, de la Transición, nacidos en los 60 y 70. Estrenan la era digital y la multiculturalidad, manifiestan potente actitud en defensa de las libertades personales. Se replantean todo frente al orden social e individual, política, sexo, religión, familia, etc. y propugnan una forma de vida menos esclava, más sibarita. Pasan de “yupis” a “jasps” y después a “parados muy cualificados”, han visto nacer internet, la UE y la burbuja inmobiliaria. En los 80 y 90 nacen los Millenianns que ya son plenamente tecnológicos y multitareas, criados en la abundancia anteponen la calidad de vida por encima de todo, son políglotas e internacionales, incrédulos, descontentos, buenos emprendedores y mal mandados, buscan trabajos que les apasionen pero lo que se les ofrece está muy por debajo de su altísimo nivel de preparación. Un derroche. Por último, los pequeñuelos que vienen detrás, sociales virtuales, generalmente enviciados consumistas, exigentes, prepotentes y narcisistas. Les queda mucho por aprender.

«Diario Palentino, 30/04/02107»

 

El espectáculo de la corrupción en el PP

“La corrupción estalla en el PP y Esperanza Aguirre llora su suerte”

             Caen como moscas y en el PP lo justifican con excusas sorprendentes. Primero ponen la mano en el fuego por sus corruptos. Cuando les envía el juez a prisión les hacen consejo de guerra sumarísimo y les expulsan para salir enseguida a la prensa a decir que ese señor no es del PP. Lo de estos dos últimos días es para meterse debajo de la mesa y no salir. Vergüenza de gobierno.

Las sorpresas se suceden sin tregua. Tanto malmeter el PP con Venezuela y ahora resulta que Ignacio González sobornaba a miembros del gobierno venezolano al tiempo que saquea un millón de las arcas públicas para sanear al PP. En unas pocas horas cuatro individuos han ingresado en la cárcel de Soto del Real, unos sin fianza y otros previo ingreso de cantidades millonarias, imputados por cinco delitos: integración en organización criminal, blanqueo, falsificación, prevaricación, malversación y fraude relacionados con el supuesto saqueo de 23,2 millones de euros de los españoles.  A directivos de La Razón, entre ellos el omnipresente tertuliano Francisco Marhuenda, les imputa un delito de presuntas coacciones a Cristina Cifuentes. El “compi yogui” de la reina Leticia, López Madrid, ha declarado por el supuesto pago de una comisión de 1,4 millones de euros en el proyecto del tren de Navalcarnero quedando en libertad bajo fianza de 100.000 euros, también su nombre figura en la operación Púnica. Figuras, siempre las mismas que rutilan de unas tramas a otras.

El Juez Eloy Velasco, como tantos otros que velan con ética profesional por la aplicación de la justicia, tiene madera de héroe. Cuidado que le putea el gobierno del PP, sí putea. No le facilita medios de investigación ni de trabajo, le pone a su servicio policías que le sabotean, le ofrece un sueldo de 128.000 euros para que se vaya a un proyecto europeo en el que no era candidato, y todo para alejarle de los procesos de las tramas Púnica y Aquamed, ahora se le suma la operación Lezo. Por su parte un sector de la fiscalía controlado por el PP, está dando muestras de un servilismo escandaloso hasta en diez ocasiones. El jefe de la Fiscalía Anticorrupción, Manuel Moix, designado por el PP, intentó paralizar la investigación de la Operación Lezo provocando la rebelión de la Junta de Fiscales. A eso el gobierno responde: «No valoramos ‘dimes y diretes”. Pero Rajoy a declarar.

«Diario Palentino, 23/04/2017»

La religión y sus sombras

C2017G“Culpa, sangre, sufrimiento, llagas, muerte, Eva pecadora y… el hombre redentor”

             Los mercaderes en el templo exhiben sus productos aliñados con un tétrico teatro representando al completo el mundo de las sombras que habita la mente de los hombres: tortura, sadismo, dolor, violencia, humillación del inocente, condena para las almas buenas y culpa, mucha culpa. Los desfiles de dolor acompañan durante noches y días el trayecto procesional hasta amanecer en un imperceptible resurrección, que es en realidad lo que de verdad cuenta, la vuelta a la vida, al reencuentro con la luz después de purgar las tentaciones del averno, lo que propiamente es redención, redimir el tiempo perdido entre iniquidades. Pero ni la propia Iglesia Católica se emplea ya en darle ese significado. Aposentada en sus mantras recita sus letanías y vía crucis de manera tan mecánica que daría lo mismo dárselo a un lector de voz virtual. Los mensajes integrados a base de repetición han perdido significado para el que lo enuncia y para quienes los reciben. Una rutina que ha encontrado su utilidad crematística, su mina de oro en el turismo, ese oscuro objeto del deseo de todo político y hostelero que se precie. El turismo, última divinidad creada por el dinero, ídolo mágico que enriquece por donde pasa y para el que se crean normas de adoración aún a costa del bienestar de los ciudadanos oriundos obligados a plegarse ante supremo repartidor de euros.

            De Interés Turístico Internacional, título de la Semana Santa palentina lo resume todo y lo invade todo, también. El uso y disfrute de la Plaza Mayor de la ciudad, sede de la municipalidad que representa a todos los palentinos queda minimizado durante días, reservado para actos que solo atañen a una parte de la ciudadanía. Mientras tanto, permanece desierta la Plaza de la Catedral, estupenda ocasión para fomentar entre los visitantes esa Bella Desconocida cuyo sino parece seguir siendo desconocida y ninguneada por los propios gobernantes locales. Las colgaduras, pendones y enseñas de las cofradías en la fachada del Ayuntamiento son, además de una provocación, una intrusión inadmisible del espacio democrático ciudadano en un estado laico, en una sede que representa a todos sin distinción de creencias, como manda nuestra Constitución. Es un consuelo ver que muchos cofrades son también peñistas y viceversa. El gregarismo nos une con diferentes disfraces para la ocasión. 

«Diario Palentino, 16/04/2017»

Separarse a los 60 años  

av2d64e5f40ff8a80de9a“Tiempo nuevo para retomar viejos anhelos o reinventarse”

        Los derechos de las personas se han impuesto a convencionalismos esclavizantes. Nadie está obligado a permanecer bajo un yugo que lejos de ser nutritivo sea un obstáculo tóxico para disfrutar una próxima vejez saludable. Ahora el horizonte de vida es otro ciclo vital completo en plena libertad, ya sin crianzas, sin hipotecas ni condicionamientos laborales y todo el tiempo para viajar y cuidarse. En España las parejas de más de 60 años que decidieron continuar su vida por separado han pasado de 3.636 en el 2005 a 9.541 en el 2015, es decir, han aumentado un 162% en una década, según el INE.

       Está demostrado que las personas alcanzan los mayores niveles de bienestar a los 20 años y a partir de los 60, por tratarse de los periodos vitales de mayor independencia personal y menos responsabilidades familiares y laborales. Desterrada la idea de sacrificarse soportando relaciones insatisfactorias, cuando no indignas, viene la de reinventarse. El divorcio en la edad de plata supone la salida a la luz de una pareja rota desde muchos años antes, una decisión aplazada por razón de prioridades o necesidades. Escuchaba el discurso de una mujer que explicaba como las circunstancias no le permitieron divorciarse años atrás cuando después de una discusión marital vio en plena noche a su marido salir sigilosamente, descalzo y en batín del cuarto de la doméstica. Cualquier divorcio es el momento de zanjar cuentas pendientes cuando las bases en las que se sustenta la relación de pareja, amistad, afecto e intimidad sexual, han quebrado o realmente nunca existieron encubiertas bajo otros formatos camuflados o mal interpretados.

          El nivel intelectual y la conciencia de ser un individuo con libertad de elección es determinante en las mujeres pertenecientes a una generación que ha ido a la universidad, se ha manifestado en los 70 y ha decidido sobre su vida, su trabajo, su maternidad, etc., que son económicamente independientes y sin embargo se han visto abocadas a ser también cuidadoras familiares. “Si no se sienten bien con su pareja la dejan cuando no les merece la pena”, justifica la antropóloga Begonya Enguix, profesora y experta en género y sexualidades. El grado de satisfacción en las divorciadas españolas es mayor que en los hombres, aunque estos esperan encontrarse mejor con parejas más jóvenes.

«Diario Palentino, 02/04/2017»

¡Vaya lío!

216331-lio_cables-big«Expresión actual para referirse a todo en general”

             Vaya lío en el PSOE con tres candidatos que se sabotean hasta límites paranoicos. Vaya lío de corrupción y mangoneo en el PP, que trata de ocultarlo con provocativos homenajes y ascensos. Vaya lío se tienen los catalanes con su independencia. Vaya lío el de los refugiados que nadie quiere y todo el mundo dice compadecer. Vaya lío de absoluciones y condenas que se tienen en la Justicia. Vaya lío el que tenemos todos los habitantes del planeta con las ocurrencias de Donald Trump. Vaya lío el del precario gobierno del PP que más bien es un sin gobierno o un desgobierno. Es lo que se oye constantemente en cada conversación de esquina. La frase que comienza con vaya lío puede acabar con cualquier cosa. Pero lo cierto es que estamos hartos de consumir nuestro tiempo siguiendo las cuitas y los vaivenes de los políticos, eso sí que es un lío. En la confusión, si no sabemos lo que votamos no podremos quejarnos de lo que nos hagan, y si no que se lo pregunten a los ciudadanos USA. Yo no he sido, yo no he sido, como los niños traviesos que hacen la picia, cuando las cosas salen mal nadie depositó del voto que encumbró al gobierno de turno, pero si sale bien levanto el dedo para decir yo. Así nos va.

            Cuando “el lío” provoca grandes males a la democracia, como la Ley mordaza, o a la economía de las familias, como el impuesto al sol, por poner ejemplos, entonces las consecuencias que se dejarán ver a medio y largo y plazo ya no tienen fácil remedio, véanse las escandalosas condenas por tuits y otras simplezas y las también escandalosas absoluciones al latrocinio VIP. Sin embargo, nos tomamos todo con la ligereza de un partido de fútbol, ya todo es baladí, como el consumo, de usar y tirar, y mientras las fuerzas que merman la democracia y el bienestar ciudadano avanzan, los partidos políticos que dicen defenderlos se entregan a enredos internos que llenan titulares y nos distraen de lo que de verdad importa. El alcalde musulmán de Londres dijo hace meses que los ataques terroristas en occidente “son parte de la vida en las grandes ciudades”, ni ha condenado el de esta semana. Así estamos, inmersos en comentarios que recibimos con una levedad pasmosa ante hechos de gravedad preocupante. Adolecemos de falta de conciencia para valorar lo que de verdad ocurre, No dedicamos tiempo a la reflexión. Vaya lío.

«Diario Palentino, 26/03/2017»