Nos espera un calvario

    Por fin, entre la “derecha trifálica”, magnífica definición dada por la ministra Delgado a los tres divinos de la foto del domingo en Colón, y los irredentos independentistas catalanes han conseguido derribar el gobierno socialista de Pedro Sánchez. Muchos buenos proyectos se quedarán durmiendo el sueño de los justos durante los años venideros: el salario mínimo y el registro horario en las empresas, la pensión de los huérfanos de violencia machista, la ampliación de plazos para juzgar la pederastia, la ley de la muerte digna, asistencia sanitaria para todos, la sustitución de la religión por una asignatura de ética igual para el alumnado, las medidas urgentes sobre vivienda, desmontar la reforma laboral de Rajoy para dar seguridad en el empleo, la ampliación del permiso de paternidad, la tasa Google y  la imposición a las grandes empresas y grandes capitales, la mejora del estatuto de los autónomos, revalorización de las pensiones, salarios de funcionarios, ayudas a la creación artística e investigación, reducción de aforamientos, renta mínima, subsidio para los parados mayores de cincuenta años, medidas climáticas y energéticas… Todo un elenco de progresos sociales basados en la justicia del reparto de las cargas y en fomentar la igualdad en la ciudadanía sin desatender a los miembros que se encuentran en situación de debilidad por sus circunstancias personales o familiares, además de poner la vista en la formación cívica y moral de los futuros adultos para conseguir una convivencia pacífica y solidaria. Pues, todo eso muere, a juzgar por los retrógrados y crueles discursos de las tres derechas que repiten como marionetas las palabras de Trump, ese oscuro personaje que cocea a discreción. Los jueces ya han rechazado 11 denuncias falsas de VOX contra sus adversarios y Casado consumirá la lista de insultos del diccionario a falta de mejores argumentos.

«Diario Palentino, 17 de febrero de 2019»

Demasiados insultos

            Estamos saturados de ruido. Para algunos políticos la democracia ha dejado de ser un bien preciado y respetado. Los insultos a destajo contra el gobierno son una absoluta falta de respeto para con los ciudadanos, las patrañas y las cifras manipuladas no lo son menos. No sé si es que estamos tan entretenidos entre Telecinco, el futbol y el resto de las pantallas que no nos damos cuenta de las auténticas barbaridades y la falta de educación de algunos voceros, quienes a falta de elegancia y una buena formación en oratoria tienen que recurrir al insulto y a expresiones soeces fuera de tono para llamar la atención y ser escuchados, aunque sea a base de escandalizarnos con su barriobajeza. Es lo que le ha sucedido esta semana al presidente del Partido Popular, quien cercado por la derecha con el discurso neocon de VOX, en su margen derecha-centro por Ciudadanos y desde sus mismas entrañas por la corrupción, ha activado el botón del pánico y se ha disparado con una metralla de improperios descontrolados nunca antes escuchados en tribunas históricas de la respetuosa democracia española. Pero no para ahí, cuando Alfonso Guerra iba a hablar de su libro se desató contra Pedro Sánchez. Felipe González se une al acoso y se constituye en principal valedor de quienes atacan a su propia familia política. Lo nunca visto. La consellera de Justicia catalana echa de menos de Rajoy, dice que era un estadista y que Casado se ha echado al monte. Otro vendrá que bueno me hará.  No me extraña que las mentes más iluminadas se aparten de los focos ante tanta bulla, que la espiritualidad vuelva a ganar terreno. Mejor retirémonos a meditar, a contar respiraciones, a rezar por la paz mundial. Tal vez mucha gente pensando bien emita buenas energías al ambiente y vuelva la razón a las cabezas enloquecidas por la ira, la rabia y sobre todo, por el miedo.

«Diario Palentino, 10 de febrero de 2019»

Sanidad Pública y derechas

          A lo que se tiene no se le da valor. Es como abrir el grifo y que salga agua, algo que debiéramos agradecer debajo de la ducha cada mañana. Lo mismo ocurre con la asistencia sanitaria. Ante cualquier conato de malestar podemos acudir a nuestro médico, pero no lo damos importancia. Nos convendría recordar esas películas americanas en las que una enfermedad arruina a las familias o en las que se expulsa al paciente del hospital cuando ya no dispone de recursos para pagar la factura. A eso lo llaman liberalismo económico, solo dinero, ni pizca de compromiso ni de humanidad. Desde la llegada del PSOE al gobierno en los años ochenta la sanidad pasó a ser de cobertura casi universal. Leía yo en Diario Palentino un estupendo reportaje, dice que de 200 sistemas del mundo, España está entre los tres primeros. Estaba, porque pronto caeremos al precipicio. Las causas del deterioro son multifactoriales: jubilaciones que no se cubren, nos hacemos viejos, se maltrata a los profesionales con unas condiciones de trabajo insoportables, 50 pacientes por médico, población dispersa, los médicos jóvenes huyen, cuesta mucho dinero formar a un médico, la nota de corte deja a muchos fuera de la universidad, y los que consiguen entrar son verdaderos héroes, se machacan durante diez años para llegar a tener su primer empleo y sueldos hirientes en comparación con los de tantos políticos inútiles. Pero sobre todo, lo que falta es voluntad de que se mantenga el sistema con su calidad. Las derechas quieren enviarnos a los seguros privados, que son sus empresas, que son sus patrocinadores, que son los que les financian. Si quieres tener peor salud, vota a la derecha. Pero, recuerda, hay que tener cuidado con lo que se pide, porque casi siempre la vida te lo concede.

«Diario Palentino, 27 de enero de 2019»

Desalmados (gente sin alma)

          Lo estamos consintiendo, lo estamos fomentando. La Unión Europea y, especialmente, Francia e Italia, patrocinan el entrenamiento de las patrullas costeras libias para que no dejen pasar embarcaciones de inmigrantes. Con frecuencia se saltan los límites e intervienen en aguas internacionales, pero los países, presuntamente demócratas y ajustados a derecho, miramos para otro lado. En Libia hay mercados públicos donde se subastan hombres, mujeres y niños por precios de entre 50 y 400 euros. Los barcos de las ONG, Aquarius y Opem Arms, con un montón de buena gente voluntaria a bordo, han sido entorpecidos y perseguidos en su labor salvadora hasta conseguir suspender su tarea. El Aquarius, bloqueado en el puerto de Marsella y comandando por Médicos sin Fronteras y SOS, auxilió a cerca de 30.000 seres humanos en 36 meses de actividad. El Opem Arms, retenido en Barcelona, fue perseguido durante horas por una patrullera libia que exigía que se les entregasen las mujeres y los niños recién rescatados en una operación de 218 náufragos. Ahora, la fiscalía italiana les imputa por organización criminal para facilitar inmigración clandestina. Sin moral y sin complejos los europeos pagamos a Turquía para que retenga, en inmundos campos de refugiados, a los sirios; a Libia por retener a subsaharianos, ya se cuentan unos 300.000 hacinados en condiciones inhumanas. Los insolidarios europeos del centro y del norte se desentienden de la frontera sur, pero todos les expoliamos, todos fomentamos su desgobierno, mantenemos a sus políticos corruptos y desalmados, les vendemos armas, les desestabilizamos, solo queremos el beneficio no la cara de la corrupción que catapulta a los pueblos fuera de sus fronteras. Somos peores que ellos, y el discurso ultra pone la guinda. 

«Diario Palentino, 20 de enero de 2019»

Traiciones de la mente (vota ultra)

          Dicen los sapiens que estamos hechos de culpa y miedo, que las decisiones más importantes de nuestra vida requieren valentía y entereza para sortear esos dos límites y que nadie está libre de las tribulaciones de la mente. En la actualidad vivimos invadidos por estímulos externos, redes sociales, televisión, publicidad invasiva, queremos abarcarlo todo, estar al día en lo que nos cuentan, que no es lo mismo que lo pasa en realidad, estamos contaminados de información manipulada. La muestra se ha visto clara en la reacción de los andaluces. Se entiende que después de tantos años de gobierno monocolor la gente quiera cambiar a la espera de recibir algo mejor. Pero qué habrá hecho Susana Díaz para frustrar hasta tal punto las expectativas de sus votantes (es lo que pasa con los animales políticos, gestados y criados en los partidos sin más oficio ni futuro que el sillón, que mueren matando). El PSOE andaluz ha conseguido que los pobres no acudan a las urnas. Jornaleros, dependientes, parados… las personas más desfavorecidas se han quedado en casa el día en que se decidía sobre su sanidad, su educación, sus derechos civiles, su vivienda o sus condiciones laborales. Lo han dejado en manos de una advenediza e insaciable burguesía andaluza. Estupendo, terreno abonado para que el discurso del miedo exhibido por la derecha haya calado: los inmigrantes vienen a robarnos el bienestar, trabajan más barato, son delincuentes, nosotros os defenderemos, reconquistaremos España, la una, grande y libre. Y en letra pequeña: bajaremos los impuestos a los ricos, tendrás pensión si te haces un plan, si quieres sanidad paga un seguro privado, habrá escuela pública para pobres y concertada para élites, las mujeres maltratadas no existen. Somos tu salvación.

«Diario Palentino, 13 de enero de 2019»