El muy católico pin parental

          Esos católicos que no quieren que sus hijos sepan que hay pobres, que explotamos a gentes en sus países y luego se ahogan en el mar cuando vienen a por las migajas que les podamos dar; no quieren que se enseñe que los cuerpos de las niñas y de las mujeres no están al servicio de la lujuria de los hombres; que no se enteren de que hay gente mayor que ha trabajado decenas de años en trabajos duros con salarios de miseria y que ahora al final de sus días tienen pensiones de la misma dimensión miserable. Los papás y mamás de la derecha de este país no quieren que sus vástagos tengan competencia y degradan la escuela pública para financiar la privada que solo ellos pueden pagar, no sea que los hijos inteligentes de los pobres enmienden la plana a los suyos y los dejen a la altura del betún. Los buenos cristianos de la derecha carca no consideran hijos de su Dios a los que no pueden pagar la renta y son expulsados de sus viviendas. Tampoco lo son los que tienen que acudir a comedores y ayudas para sobrevivir porque no son ladrones de guante blanco de esos que sí son hijos de la Iglesia y ahijados de obispos. Estos belicosos y superpatriotas papás quieren adoctrinar a su prole en casa para que nadie les estorbe cuando les cuenten que la homosexualidad es una perversión y hay que perseguirla y tratarla, que los inmigrantes son gente peligrosa, que quien no tiene dinero es porque administra mal su escasez, que una familia es solo como ellos dicen, que hay que ser competitivo por encima de todo y de todos porque la empatía es muestra de debilidad. Que para falsificar títulos, máster y curriculum ya están ellos que se pueden pagar cursos caros en cuyo precio ya entra el sobresaliente sin acudir a clase ni estudiar. Esto es grosso modo y en sentido amplio lo que busca el famoso pin parental.

Diario Palentino, 19 de enero de 2020

Qué pasa con la mente humana

         Entre finales del siglo XX y comienzos del actual se han conseguido los mayores descubrimientos científicos sobre el funcionamiento del cerebro: estructuras neuronales desconocidas, localización del lenguaje, capacidad de regeneración antes negada, como los avances en el conocimiento de enfermedades mentales y degenerativas; léase cáncer o alzhéimer, entre otras. Y , ya de paso, la aplicación de todo esto a la robótica, se supone que para mejorar la vida sobre la tierra. Hemos conseguido fabricar robot dotados de tacto o capaces de dar respuestas inteligentes a problemas complejos. Sin embargo, la mente humana, la natural, la de nacimiento parece dislocada. El mundo se está poblando de dirigentes que hacen cosas propias de especímenes trastornados. Lo peor es que los elegimos en las urnas y luego nos vamos haciendo a sus locuras, esas que ocupan grandes titulares de prensa. Nos alarmamos, pero enseguida olvidamos que un loco caprichoso lanzó un pepino y desató otra guerra en un territorio incendiado por la ira y la destrucción tras décadas de sufrimiento. Si vamos a matarlos con drones, vendrán y nos pondrán bombas en torres o en trenes, ya lo han dicho. En las antípodas, arde un continente entero, miles de millones de hectáreas, de animales, nubes de gases intoxicantes que se esparcen por la atmósfera que respiramos. Lo curioso es que esos mismos gobernantes que dejan quemar o esquilmar su naturaleza insisten en seguir defendiendo el carbón, o las talas salvajes de sus propias selvas, y van a sufrir en sus pulmones, en sus familias, en su economía, los efectos de tanto desmán incongruente. Trump, Bolsonaro, Morrison… no hay otro planeta para exiliarse. «Los hombres no son prisioneros del destino, sino de su propia mente» Franklin D. Roosevelt.

Diario Palentino, 12 de enero de 2020.

Más que propósitos

       Cada cambio de año nos hacemos nuevos y concienzudos propósitos, y, además, con ilusión porque no nos conocemos. Algunas intenciones nos duran un mes o dos, otras solo mientras las pronunciamos, pero se suelen quedar en el nivel superficial del tipo dietas o matrículas en los gimnasios. Los verdaderos cambios no se obtienen a corto plazo, requieren modificar la mentalidad y sobre todo saber de lo que somos capaces de hacer con nuestra forma de ser o de pensar, qué ideas preconcebidas o qué bloqueos nos impiden progresar. Esto requiere un trabajo profundo que hay que acometer con decisión y fortaleza. El autoconocimiento nos da el grado de madurez humana. Saber de nuestros defectos y potenciales para responsabilizarnos de lo que es nuestra vida, la que nos hemos creado. “Conócete a ti mismo”, memorable frase repetida, estudiada y coreada inconmensurables veces. Lo ponía en la entrada del Oráculo de Apolo en Delfos, a donde acudían los ciudadanos para preguntar y pedir a los dioses. El oráculo aconsejaba: primero pregúntate a ti mismo. Es fácil decirlo pero cómo lo hacemos sin engañarnos. Todos los libros denominados de autoayuda, que vuelven a proliferar entre los más vendidos, la meditación, que nos enseña a contactar con el cuerpo y darnos cuenta del ritmo de la respiración, persiguen este propósito. Se ve que la humanidad está en un momento en que la hace falta tomar tierra. Vivir en la mente de forma constante nos trastorna, nos hace creer que el pasado que hemos vivido es como lo pensamos, como nos lo hemos contado. También inventamos el miedo a un futuro que nos imaginamos, que no ha sucedido y puede que no suceda pero ya lo sufrimos por anticipado. Para este comienzo de año, mira donde estabas hace diez años y escribe donde estarás dentro de diez si no cambias nada. El mismo camino siempre lleva al mismo lugar.

Diario Palentino, 5 de enero de 2020.

Por qué les molesta tanto…(el feminismo)

          Por qué a la ultraderecha le molesta tanto la libertad y los derechos de las mujeres, si con la igualdad ganamos todas y todos. Parece que les resulta insoportable respetar los límites de otras personas si se trata del sexo femenino. Quieren romper de nuevo las fronteras de la dignidad y volver al viejo patriarcado de ordeno y mando, y tienes los hijos que yo diga cuando yo quiera, y cuando yo hable tú te callas, y yo decido en esta casa lo que hay que hacer, porque yo traigo el dinero, y tú qué has hecho en todo el día. Esas expresiones típicas de machos acomplejados por no estar seguros en su pellejo, volveremos a escucharlas si los ultras siguen en su empeño de mantenerse como viriles cavernarios a caballo (Ian Gibson) y alimentarse de los votos del miedo. Veamos el perfil del elector de VOX: (CIS) hombre de entre 35 y 44 años, residente en núcleos de provincia de menos de 100.000 habitantes, estudios de bachiller y por ocupación autónomos, agricultores y pequeños empresarios. Según Metroscopia el 72% serían hombres y el 28% mujeres, éstas de más de 51 años. El sueldo de este votante estaría alrededor de 2.000 euros mensuales y su ideología muy de derechas, de modo que se nutre de los sectores más conservadores del PP y de Ciudadanos. Se ve que no quieren competencia en el mundo laboral porque siendo menos tocan a más, no quieren que les juzguen por maltratadores, pero sí chacha gratis que les espere para satisfacerlos. Parece que tengan bajo la almohada “La guía de la buena esposa” que entregaba la Sección Femenina a las mujeres cuando hacían el Servicio Social obligatorio. Leed, por favor, ese manual de la esclava perfecta. Es el programa de la derecha para nosotras. Y si os gusta no vayáis a la huelga el 8 de marzo y luego votad a VOX.

«Diario Palentino, 3 de marzo de 2019»

Cami, Ana, hasta siempre hermanita

Ana Luisa María del Camino, mi tercera hermana menor.  Se fue, ayer, hacia otra morada.

     Al nacer sabemos que un día tendremos que abandonar este cuerpo prestado que habitamos para hacer nuestro viaje terrenal, lo que desconocemos es cuándo. Esta vez ha sido demasiado pronto y sin opciones. Pero todos venimos con un mensaje debajo del brazo y somos enseñanza para quienes nos cruzamos en el camino. La muerte de un ser querido es la mayor lección de vida, siempre hay algo que descubrir. Además de agradecer cada día la luz del sol y valorar el tiempo que nos queda, suele haber otros flecos por recortar, como la culpa; y si hubiera hecho otra cosa, y si no hubiera discutido aquella vez y si la hubiera dado muchos más abrazos. No ha lugar. Hacemos lo que sabemos y lo mejor que podemos en cada momento; aramos con los bueyes que tenemos, somos un poco de nuestra esencia y mucho más de cómo nos han ido indicando y cercenando desde que abrimos los ojos por primera vez, de las sensaciones que hemos percibido desde la infancia. Así miramos el mundo, así reaccionamos. Los años van sumando emociones dañinas que no hemos ventilado bien, nos cubrimos con un caparazón protector frente al dolor, pero el amor, que tiene que fluir en ambas direcciones, se tropieza con el escudo y no llega al interior. Nos hablaron de dar sin esperar nada a cambio, de poner la otra mejilla, de sacrificarnos in extremis, error, hay que dar con una mano y poner la otra sin pudor, para que se mantenga el equilibrio del sistema, porque quien se vacía dando se agota, no puede dar más y sin energía nada funciona. Debemos aprender a recibir lo bueno, porque lo merecemos por el mero hecho de haber nacido, por ser parte de la divinidad universal, no estamos solos. Queremos que nos enseñen a querernos, que nos escuchen y , sobre todo, que nos comprendan. Esto he aprendido con tu muerte, hermanita.

«Diario Palentino, 24 de febrero de 2019»