El poder de las palabras. Machirulos

         La comunicación verbal, sea oral o escrita, ha pasado a ser la forma prioritaria y casi única en la especie humana. Vemos, pero no observamos a nuestro interlocutor, no nos detenemos en sus ojos ni en sus gestos y percibimos el mensaje sin atender a las sensaciones buenas, malas o inquietantes que producen en nuestro cuerpo, al que hemos dejado de escuchar hasta que nos grita pidiendo socorro con alguna enfermedad. Utilizando palabras tanto se arengan ejércitos y se alienta el odio como se acuna el alma con la poesía o la voz suave de la madre calmando a su bebé. Por eso es muy importante valorar bien el significado que se les atribuye. Se lamenta, porque ya toca, el director de la RAE de que en ella solo hay 8 mujeres de 46 académicos y augura una evolución hacia la igualdad. Más vale tarde que nunca. Los baluartes de un machismo casposo en la institución, Javier Marías y Arturo Pérez Reverte, estarán que echan las muelas. Las voces feministas están encarrilando muchos discursos plagados de ácaros. En pasos recientes, como eliminar las connotaciones peyorativas de “mujer fácil” o “sexo débil”, se suma la propuesta de incluir en el diccionario el vocablo “machirulo”, empleado con tono irónico para denotar la prepotencia con la que un hombre se dirige a una mujer haciendo alarde de superioridad o apuntando a algún rasgo físico o de personalidad que no resaltaría en otro hombre. El patriarcado defiende sus privilegios por todos los medios disponibles consciente de que el lenguaje trasmite saberes, pero también construye y destruye barreras, autoestimas, prestigios, fortalezas, verdades y mentiras. Todos somos usuarios, víctimas o verdugos, de esta potente arma de comunicación humana.

«Diario Palentino, 01/07/2018»

Gente sin alma

           Donald Trump simboliza la crueldad institucional más despiadada. Lo demuestra cada vez que abre la boca. Desata el odio generalizado contra la población latina, hace una defensa pública y cerrada del estado xenófobo y exterminador de Israel. Para este bárbaro no hay límites de inhumanidad, ni de edad, ni de vulnerabilidad, es como un buldócer pasando por encima de los sufrimientos humanos que provoca sin despeinarse un pelo. La última ha sido la separación de los niños de sus familias y la visita de su patética y simple esposa vestida con una chaqueta en cuya espalda se lee «Realmente no me importa». Ante el clamor internacional que ha tocado la fibra de su narcisismo, no de su empatía, de la que carece, decidió permitir la reunificación de 500 familias, pero aún quedan 1.800 niños enjaulados, así como suena, niños tratados como bestias salvajes, para los que no hay esperanza de volver a encontrarse con sus padres. La gente sin alma lo tiene fácil con estos pequeños seres humanos sin malicia ni recursos físicos ni mentales para defenderse. Pero no hace falta cruzar el charco. En nuestro continente están pasando cosas horribles que nadie se ocupa en investigar. Según la ONG Save the children “5.282 menores inmigrantes se cuentan como desaparecidos en Italia, de ellos 2.440 solo en 2017”. Se evaporan en dos o tres días después de ser registrados en el sistema de acogida local. Sin contar los que son víctimas de trata por los propios  traficantes que no se pueden computar porque ni tan siquiera llegan a ningún local público. Y nadie los busca. Pero no solo en Italia, España y Francia tampoco se libran. A las autoridades de la Unión Europea no les parece que sea un tema importante a tratar, son niños.

«Diario Palentino, 24/06/2018»

Consejo de Ministras

           Noticia: “Del mundo entero, España tiene el gobierno con más mujeres”. Inmediatamente se abrió el debate lingüístico de género. Así, consultada nuestra ilustre Real Academia de Lengua, cuyo eslogan reza: “limpia, brilla y da esplendor”, entra en vacilación y en una primera embestida hacia adelante decide que el masculino engloba ambos sexos pero el femenino no. Es decir, como siempre. Y que si luego, a base de su utilización incorrecta se usa con normalidad, entonces la Academia lo incorporaría, como hizo con almóndiga, culamen, pompis, toballa, etc. Es decir, que para entrar en el diccionario de la RAE hay que dar patadas al diccionario hasta tumbar la puerta. Solo que en este caso se trataría de aplicar la lógica común de las mayorías, don del parecen carecer nuestros anquilosados académicos que aún no son conscientes, o sí, de la gran carga de valor e influencia que ejercen las palabras en el inconsciente individual y social. Ante las voces airadas de protesta rectifican en parte y admiten ministras y ministros.

       En otro orden de cosas, el potente equipo de gobierno formado por Pedro Sánchez ha provocado sorpresa y aceptación en la prensa nacional e internacional. A todas luces va a continuar los enormes pasos dados por Zapatero en cultura e igualdad, notición que las mujeres recibimos como un huracán de esperanza cuando dábamos por perdidas muchas de las conquistas anteriores a los gobiernos del PP. Se dice que solo vemos lo que queremos, Pedro ha sabido ver mujeres con talento, muy preparadas, y las ha entregado las carteras ministeriales más duras y exigentes. Y lo ha podido hacer porque no tiene deudas de partido ni con el aparato ni con las federaciones regionales. Nada le dieron, nada debía.

«Diario Palentino, 10/06/2018»

También: Así quedan los consejos de Ministros españoles si borramos a los hombres

 

Encaje de bolillos

          Es lo que va a tener que aprender a hacer Pedro Sánchez para poder gobernar con ese batiburrillo de votos, con minoría de diputados del PSOE y mayoría de senadores del PP. Claro, que si ha llegado hasta ahí, a pesar de no contar con el apoyo de los divinos de su partido, es que, además de fe y constancia, tiene mucha suerte, el envés de la mala que tiene el PP, quién por segunda vez sale catapultado del poder a causa de un acontecimiento inesperado. La primera ocasión fue cuando los yihadistas provocaron la masacre del 11 de marzo de 2004 en resarcimiento por los miles de iraquíes inocentes que asesinamos en aquella guerra a la que nos arrastró, engañados y sin permiso, el comandante Aznar. La intuición de los españoles fue inmediata y dos días después Zapatero ganó unas elecciones con las que nadie contaba. La segunda y auténtica expulsión se ha producido en la que será memorable fecha de 1 de junio de 2018, sin elecciones de por medio, un auténtico despido sin paliativos y a causa de una sentencia que pone, por fin, sobre el tapete la trama más corrupta que ha pergeñado un partido en la democracia española. El impacto ha sido de tal consideración que ha conseguido unir a las más dispares representaciones políticas en una solo voz: echar a Rajoy de la Moncloa. Ya es triste, tener que despedir así a un gobierno, por reacción, por exclusión, por corrupto. Detrás de esta sentencia quedan por llegar otras muchas. Aznar, que ha pedido hablar en el Comité del PP del martes, querrá defender su mandato, con doce de sus catorce ministros investigados, y ya de paso echar un rapapolvo a Rajoy, porque no sería el primero y del árbol caído todo el mundo hace leña. Los próximos meses se presentan con mucho ambiente.

«Diario Palentino, 02/05/2018»

Economistas con la mujeres  

            El sentimiento de malestar en la población española no deja de crecer. La crisis trajo desigualdad, los ricos son más ricos y los que no eran necesitados ahora lo son. España está a la cabeza de Europa en trabajadores pobres, son dos millones y medio los que no llegan a fin de mes y un millón y medio sin esperanza de encontrar trabajo. De entre ellos, una vez más, la peor parte corresponde a las mujeres con sus infraempleos, peores salarios y mayores cargas familiares. El descontento y la indignación han ido colmando el recipiente hasta que un solo evento, la sentencia de La Manada, fue el detonante que ha desatado la furia en las calles. Aún, después de la huelga general, de las protestas y manifestaciones constantes ha costado hacer entender al ministro de Justicia que la Comisión que estudie los delitos sexuales debe tener una representación consistente de las más afectadas. Por fin serán quince mujeres y trece hombres. Aleluya. Lo más interesante es que ya son muchos los conscientes de la riqueza que se está perdiendo, de lo que se beneficiaría la sociedad si se contara con las aportaciones de la otra mitad de la población en los debates más importantes. Sesenta economistas, académicos de prestigio y profesores universitarios de Ciencias Sociales han emitido un manifiesto titulado “No sin mujeres”, en el que declaran que no participarán “como ponentes en ninguna conferencia, jornada o mesa redonda en las que no haya alguna mujer experta”, e instan a boicotear aquellos actos con presencia exclusiva de hombres. Su propósito es erradicar la discriminación de los ámbitos académicos y culturales para contribuir a fomentar la Ley de Igualdad. Suena bien, parece que se reemprende la marcha.

«Diario Palentino,  20/05/2018»