Crisis, guerra santa y choque de civilizaciones

inquisicion2¡Cuánta sangre derraman los hombres en nombre de los dioses!

La matanza de París enciende otra vez las alarmas en nuestro cómodo y seguro mundo. Es doloroso, temible y repudiable, sin percatarnos de que en otros lugares del mundo esas cosas pasan cada día. Con motivo de la 1ª Guerra del Golfo, y ante las impactantes escenas de muerte y destrucción, Bárbara Bush dijo:” Los niños de EEUU pueden estar tranquilos, las bombas no van a caer en su jardín”.

Estamos aterrados y doloridos por el atroz asesinato de inofensivos humoristas dibujantes en la vecina Francia, a plena luz del día y en la vulnerabilidad del lugar de trabajo. Pero, un poco más abajo, en la también vecina África está Boko Haram con su pretensión de exterminar a los cristianos del norte de Nigeria; adolescentes secuestradas y entregadas a los guerrilleros, iglesias incendiadas, poblados destruidos. Nos duele un poco menos; no vamos a decir que se trata de indigentes, como denominó Bárbara Bush a los damnificados del Huracán Katrina, pero el dolor no es tan agudo. Cosas de la geografía, de las distancias, de las culturas. Los bárbaros siempre son otros, y están lejos.

Las guerras de religión son una constante en la historia; los romanos quemaban a los cristianos,;los monjes soldados de las cruzadas arremetían contra judíos y musulmanes; las guerras europeas entre cristianos y protestantes, calvinistas o anglicanos duraron siglos, las más recientes en Irlanda y Los Balcanes; musulmanes y budistas en Tailandia; chiitas y sunitas en Oriente medio, sin contar el eterno y complejo conflicto palestino-israelí.

            La política utiliza la religión porque no hay nada más férreo que la fe en lo increíble. Cuanto menos pueda explicar la razón y la ciencia un mandamiento divino, más visos tiene de crecer y mantenerse en el tiempo a través de sucesivas generaciones. La fe mueve montañas, ejércitos, masas humanas, peregrinaciones. Para defender la fe, las buenas personas matan inocentes, torturan, arrojan bombas, queman en la hoguera a otros seres humanos sospechosos de traicionar la Fe, su fe, la que mandan tener los poderosos porque es la peana indiscutible sobre la que se sustentan. Ninguna religión de masas se ha librado de esta barbarie, del proselitismo sí o sí, de la imposición de las creencias. El choque de civilizaciones y la desigual distribución de los recursos son el caldo de cultivo que desata los horrores.

«Diario Palentino, 11/01/2015»

 

Trabajo, trabajo, trabajo


ricos y pobres“Mi carta de deseos para el nuevo año, trabajo para todo el que quiera trabajar”

             Nada hay más desolador que tener dos manos y una cabeza hábiles para realizar un trabajo y no tener dónde ponerlo en práctica. Asistir cada día a la vista de un hogar que se deshace, unos hijos que emigran para hacerse la vida dando lo mejor de su juventud; la ministra de tecnología alemana dijo haber encontrado en España una mina de jóvenes bien preparados. La tarea primordial de cada mañana de muchos españoles es salir a buscar trabajo, trabajan más buscando trabajo que trabajando propiamente, esos que dicen los portavoces de los empresarios que no quieren trabajar, solo ayudas; esas ayudas imprescindibles para sobrevivir en tierra de lobos, pero que minan el amor propio, la fuerza de voluntad y la fe en uno mismo. El liberalismo económico, fiel sirviente de bancos y grandes empresas, necesita mano de obra barata, mejor esclava, a ti te quiero y a ti no, como en un mercado negrero; contratos de horas mínimas con sueldos mínimos pero para cumplir horas máximas. Así tienen dónde elegir los panzones rellenos de chuletones y carísimo vino que solo saben apreciar por su precio. “Los españoles ya no tienen miedo a perder el empleo o a no encontrarlo”, para meterle una zapatilla sudada en la boca y apretar. Y, luego, la inspección de trabajo recibe instrucciones de destapar los trabajos negros, es decir la del chapuzas que pinta la casa del vecino y se gana unos eurillos para sobrevivir hasta fin de mes, o la del que hace un porte con su furgo de ex­autónomo para pagar el recibo de la hipoteca. Y, qué se encuentran los inspectores, empresarios con trabajadores sin dar de alta o haciendo jornadas maratonianas con un contrato de horas. Ese libertinaje en el mundo laboral es lo que buscaban los grandes capitales y eso es lo que les han facilitado los gobiernos conservadores europeos, el PP, en nuestro caso; cargar todo el peso en las costillas de los más débiles, porque el más débil no es el accionista de una multinacional, ni el rico cada vez rico a costa del sudor del pobre cada vez más pobre. Volvemos a empezar en una rueda sinfín de injusticia social en una tierra capaz de dar de comer a todas sus criaturas, pero víctima de hampones y avariciosos sin escrúpulos a la hora de apropiarse de lo propio y de lo ajeno, en forma, eso sí, de leyes que los cobijan. Trabajo, trabajo y cambio, por favor, pido al nuevo año.

«Diario Palentino, 04/01/2015»

El día uno empiezo…

cfb4a546e1b7cf259fdc2f7c0e63a332oA ser intolerante con quien me arrebata mis derechos y libertades.

             Es la máxima de estos días, casi como un mantra, el día uno empiezo…, se repite con la firme convicción de que va a ser cierto, y seguramente lo será, al menos durante unos días, o acaso meses. El día uno empiezo el régimen, el día uno comienzo a hacer diariamente mi tabla de gimnasia, el día uno…  voy a ser de otra manera, año nuevo, vida nueva, todo será distinto, de otra manera. Y como nos conocemos se lo contamos a los demás para afianzarnos y comprometer nuestra palabra con otros porque con nosotros mismos ya no nos funciona

            Al elenco de buenos propósitos que cultivamos estos días para el nuevo año, debiéramos añadir otros muy firmes de intolerancia extrema con los engaños descomunales que nos cuenta el gobierno del Partido Popular, con el pitorreo que se tienen a nuestra costa beneficiando a banqueros, eléctricas y otros amiguetes financiadores del partido o que les colocarán en sus consejos de administración.españa en crisis (10)[3] Intolerancia, con la burla que hacen de la Justicia para evadir las propias responsabilidades de su escandalosa y descarada corrupción, intolerancia con la cara dura de decir en Navidad que estamos en la recuperación, y decirlo con el cuajo y el descaro del que no ve al otro lado de la audiencia a las madres que acuestan a sus hijos a las seis de la tarde para que tengan calor, a los escolares que se retrasan porque no tienen libros, a los enfermos de hepatitis porque el dinero de sus medicamentos de salvación se fueron en sobres, óbolos y cuentas negras del Partido Popular, ni a ese millón de residentes en España que se han quedado sin atención médica, en un país, donde precisamente uno de los orgullos nacionales era la asistencia sanitaria universal y gratuita.

            Hasta ahora nos enseñaron a mostrarnos orgullosos de ser tolerantes. Ahora debemos reaprender a ser demócratas y a defender nuestra democracia siendo total y absolutamente intolerantes con quienes nos la están arrebatando mediante leyes que nos impiden hasta ocupar la calle, nuestra calle, las de los españoles; con los que desvían los dineros comunes a intereses propios; los que atentan constantemente contras las libertades ciudadanas a golpe de sanción y pelotazo; los que nos engañan con las palabras y los hechos; y para colmo, nos llaman corruptos; los que se cargan la cultura y el arte para evitar ciudadanos respondones.

«Diario Palentino, 28/12/2014»

 

Aventurando para el 2015

decoracion-mesa-muy-mediterranea-blanco-azul-L-j_Yf5x“El fin de los grandes partidos inmersos en la corrupción (PP) y en guerras intestinas (PSOE)”

             ¿Quién manda aquí?, pregunta burlona que nos hacía la monja cuando recurríamos sus órdenes injustas. La pregunta del siglo es: ¿Quién gobierna hasta el más diminuto resquicio de nuestras vidas? La respuesta no es tan sencilla, pero deja una cosa clara, nosotros no, los ciudadanos no, nuestro voto…, por supuesto que no.

            Por allá arriba hay políticos que elegimos y que no pintan una mona, están para decir sí, buana, a los destacados poderosos en Bruselas y Berlín, a los banqueros, a los lobbys de la electricidad, o a quienes les convencen con prebendas.

            Los viejos partidos, PP y PSOE, se habían estructurado para una democracia casera dentro de las fronteras familiares, la entrada en Europa trae competidores adustos, recios, indolentes e incansables que chocan con nuestro variopinto carácter latino, pesadilla para cualquier gobernante que lo quiera todo atado y bien atado en rígida una cadena de ordeno y mando.

            Nuevos partidos, como Podemos o Syriza, nacen con la vocación de hacer valer nuestro carácter y nuestros valores, que no son trabajar más y disfrutar menos. Andando el siglo veremos como la Europa del sur, tan envidiada como denostada por los países del Norte, va abriéndose camino en una economía propia y adecuada a los recursos naturales, productivos y humanos del Mediterráneo, nada se nos ha perdido en el Báltico.

            Si el desplome del nivel de vida vino con el euro, a medio plazo habrá que hablar del euro, analizar a quién ha beneficiado, quién gana y quién pierde, para exigir compensaciones. El sudor de los trabajadores de casa debe quedarse en casa. Y los jóvenes españoles no tienen por qué ir a dejar beneficios para goce y disfrute de las familias alemanas.

            Lo que queda de siglo aventura una revolución silenciosa. El voto de castigo a los partidos que han obedecido ciegamente consignas dictadas desde cumbres de poder que nos fustigan, va a ser monumental, un descalabro, es a lo que lleva la ineptitud y la inoperancia.

            Revolución pacífica pero contundente; política, porque hace falta que corra el aire y se lleve los ácaros; social, porque las laboriosas clases medias nunca mueren, están latentes y desarmadas pero son la base histórica de cualquier progreso social y democrático; religiosa, porque el nuevo Papa se lo ha propuesto; económica, porque así no se puede seguir. Un nuevo orden mundial se avecina. 

«Diario Palentino, 21/12/2014»

¿Es rentable bajar impuestos?

sobre-dinero-1024x682“Por bajo que sea, un impuesto es caro si no mejora la vida de los ciudadanos”

             La proximidad de las elecciones locales y autonómicas ha disparado en el Partido Popular la ansiedad por convencer al ciudadano de que bajar los impuestos nos beneficia porque ya “La crisis es historia”, dice Rajoy.

            Los impuestos son una puesta en común de fondos para conseguir proyectos que favorecen a la comunidad, así de simple. El meollo radica en su administración. Hay gobiernos sabios y capaces que consiguen devolver a la sociedad multiplicados los sacrificios individuales. Hay otros que vapulean las escuálidas nóminas familiares con impuestos que por una pésima administración se pierden en un oscuro y abrupto camino plagado de  corrupciones, amiguismos, malversaciones e injustas asignaciones otorgadas en beneficio de unos pocos. Tal es el caso que nos ocupa.

            El gravísimo error al que nos induce la propaganda de bajada o congelación de impuestos es hacernos pensar que si cada familia paga treinta euros menos al año los servicios públicos y sociales básicos se van a poder mantener o mejorar. De alguna parte tiene que salir la merma, sea en transporte urbano, educación, sanidad o asistencia social.

El dinero es como la energía que ni se crea ni se destruye, solo cambia de lugar o de formato, lo importante es darle un conveniente y eficaz destino. Pagamos gustosos para disfrutar de un bienestar, para que nos atiendan pronto y bien en el hospital, para que nuestros hijos puedan ser iguales a otros en posibilidades de formación, para que las personas mayores sean atendidas adecuadamente, para poder cobrar la pensión después de una larga vida de trabajo y cotización, para que las calles estén iluminadas y limpias o que las carreteras sean seguras.

Si nuestros dineros se descarrían hacia la ampliación de fuerzas antidisturbios destinadas a atacarnos si levantamos un dedo; o en manipulados desvíos como que el PP recibe en subvenciones 24,5 millones de euros, equivalente a la suma de once partidos; o en rescates millonarios de cajas de ahorro expoliadas por los mismos gestores políticos, o en sobres libres de impuestos, entonces nos están chuleando, los malos gobernantes comen a nuestra mesa cada día. Si las familias pagan el 90% de la recaudación fiscal, el 5% las empresas y el 2% las grandes empresas, los impuestos son injustos, unos pocos distraen lo que es de todos, se burlan de nosotros.

 «Diario Palentino, 14/12/2014»