Nos lo debéis…, y os lo exigimos ¡ya!

gallery_pic_6880_69716Partidos y sindicatos, instrumentos de la democracia criados a nuestros pechos

            Os hemos nacido y alimentado, habéis crecido a nuestra costa, con nuestro permiso y el sudor del duro trabajo de millones de españoles, pero sois hijos desagradecidos, tramposos, mentirosos y fantasmones. Os habéis aprovechado de nuestro beneplácito, de la encomienda de funciones que desempeñáis irresponsablemente pensando solo en vosotros, en satisfacer vuestro hedonismo y el de la comparsa que canta loas a vuestro pésimo trabajo.

            Nuestros dineros os mantienen. Sedes, sueldos, mítines, programas, viajes, la libreta B y hasta escarceos que mejor no mencionamos, todo pesa sobre nuestra chepa de contribuyentes cada día más expoliados. Un paso que damos nos cuesta dinero, pero cada paso vuestro nos machaca, a cambio lo que recibimos merma exponencialmente.

            Y, como tanto peca el que mata como el que tira de la pata, de lo que nos está ocurriendo sois responsables todos. Quienes gobiernan porque bajo su apariencia de obtusos llevan milimétricamente un plan de destrucción generalizada, silencioso pero constante, estratégicamente bien trazado para conseguir el poder absoluto a base de hambre, hambre física y mental, desilusión, desesperanza, desconsuelo. Una vieja estratagema aplicada en su cara negativa: “tanto si crees que puedes como si no, tienes razón”.

            La corrupción nos avergüenza, dentro y fuera del país. De raterillos de poca monta y pícaros lazarillos, hemos pasado al fétido mundo de los grandes sinvergüenzas camuflados en empresas.com y cargos políticos que ya no elegimos porque nos vienen impuestos en aplicación de ilegales estatutos que nadie impugna.

            Todos a una Fuenteovejuna, pero “ellos” contra nosotros, el pueblo soberano. La corrupción corre como la pólvora porque el poder produce soberbia y vanidad en mentes débiles de intereses camuflados bajo ideales. Se nos caen las lágrimas. El Gobierno del PP huele que apesta. El PSOE no se entrega a muerte haciendo oposición. Los sindicatos han “defraudado” en todos los sentidos. Los “pactos secretos” (de do ut des y agresión comedida) suscritos entre todos ellos nos desfondan.

           Tal vez todos sean ya demasiado viejos. Más vale construir una casa nueva que arreglar una ruina. VOX, Ciutadans, UPyD,  movimientos cívicos y nacionalistas emergentes, etc., inmaduros pero puros, como los niños. ¡Otra transición! Esta vez, larga y dolorosa.

«Diario Palentino, 25/01/2014»

 

Comprensión verbal, cero patatero

http://spiter.blogia.com/2010/101701-entre-tontos-anda-el-juego.php¿Será verdad que no entendemos bien nuestro idioma?

            El famoso informe PISA (Informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes) decía que los españoles teníamos dificultades para la comprensión verbal y escrita. Dato éste que aprovechó hasta la saciedad el Ministro Wert para imponernos su reforma deseducativa.

            Centrémonos en el dato, no es que el gobierno nos camufle lo obvio, ni los datos del desempleo, ni las cifras de recesión económica, ni las leyes que nos machacan los derechos personales y ciudadanos, lo que pasa está muy claro, es que los españoles no entendemos bien los mensajes, tenemos graves dificultades de comprensión y nos hacemos a la idea de que están ocurriendo cosas que no existen, ¡vamos! que vivimos en un estado de paranoia permanente.

            Una de las máximas más tópicas pero eficientes que han de tener presente los malos gobernantes es: “repite el mensaje hasta la saciedad y acabará siendo verdad”. Incluso los tribunales se rebelan contra la privatización de la sanidad pública, pero…, es que somos lentitos de comprensión y no entendemos lo que la calidad mejorará cuando preste el servicio una empresa intermediaria a la caza del máximo beneficio económico, no social. Qué las listas de espera se disparan, qué un millón de habitantes se queden sin atención médica, qué enfermos dejen de medicarse porque no pueden pagarlo, todo eso son imaginaciones nuestras.

            Wert, el autoclificado “portento de humildad” que se ríe hasta de su madre, repite y repite y repite como la berza, que la enseñanza discriminatoria y clasista que nos ha colocado va a conseguir mejorar nuestra nota en los próximos informes PISA. Lo que vemos son estudiantes y escolares de base que se quedan sin becas, sin ayudas para libros de texto y sin poder pagar los comedores ni matrículas. Y es que no entendemos lo que nos conviene.

            El gallardo Ministro que persigue a las mujeres como un cura malo, es como el maltratador que la pega porque la quiere, para que no se haga daño a sí misma con la libertad convertida en libertinaje. Nos quiere proteger de nosotras mismas. ¡Cuán ingratas somos! Y los españoles ¡qué cortos!

«Diario Palentino, 12/01/2014»

 ’La verdadera persona inteligente es la que aparenta ser tonta delante de una tonta que aparenta ser inteligente’

El síndrome de Estocolmo

rebaño-humano“Ciudadanos convertidos en rebaño sumiso y agradecido”

 Somos tan raritos que a veces en nuestro sentir confundimos los límites entre el gozo y el dolor, de modo que sufrimos al ser felices y gozamos al padecer. Pura química, mezcla incontrolada de endorfinas y adrenalina. La víctima crea un lazo de dependencia con su raptor como resultado de un maltrato prolongado y sibilino que la comodidad convierte en conformidad y de ahí a la sumisión solo hay un paso. Lo saben bien nuestros actuales gobernantes, es su juego psicológico.

 Las conversaciones de barra de bar dicen mucho sobre la opinión generalizada de una masa humana secuestrada por un poder corrupto, que con sonrisas sarcásticas de suficiencia y descaradas mentironas nos priva de nuestros derechos humanos, personales y cívicos. Está en marcha toda una estrategia de destrucción de nuestra presencia en los asuntos que nos conciernen, y tan solo con el uso magistral de dos instrumentos-lema directos a las entrañas, a saber: uno, “la culpa de todo es del omnipotente Zapatero”, y dos, “somos los salvadores de esta patria en ruinas”.

Así de sencillo. Mensajes cortos y viscerales para masas de gentes, que como las ovejas, se dejan dirigir por el pastor a golpe de cachavazo y mordisco de perro. Odio y amor hasta la histeria. Conclusiones fáciles para mentes manipuladas y entretenidas en buscar el chusco cotidiano o resistir el envite de las deudas con la sola distracción del fútbol o la lacrimógena tele basura.

 ¡Ay pena, penita, pena! ¡Cuánto cerebro dormido! ¡Cuánta capacidad de rebeldía anestesiada! Somos lo que hicimos y seremos lo que nos dejamos hacer. Nos echan a unos encima de los otros, pero pobres contra pobres, como en las viejas estrategias maquiavélicas. Oímos a cuasinecesitados criticar a quienes acuden a  las colas benéficas porque un día presumieron de coche grande y vacaciones en la playa, como si no fuera suficiente desgracia vivir de la caridad teniendo dos manos para trabajar.

Y así, con muy poquitas pinceladas creamos nuestro hábitat: un culpable supremo, Zapatero; un salvapatrias corrupto, el PP; los jóvenes mejor preparados piensan, luego que se vayan; los inmigrantes sobran, ahora nosotros mismos nos limpiamos nuestros váteres; los viejos que vayan cascando y los pobres, si tienen hambre, que maten un piojo y chupen la sangre.

«Diario Palentino, 08/12/2013»

 

¡Qué molestia de ciudadanos!

anti-moscones-a-pSomos un estorbo para el Gobierno, opinamos, nos manifestamos y ¡pensamos!

               Lo nunca visto en una Democracia nos está ocurriendo hoy en España. Se fustiga, critica y criminaliza los actos de homenaje y festejo a los asesinos etarras, mientras tanto, paralelamente, se ensalza, jalea y ovaciona a supervivientes o fallecidos activistas franquistas mediante una fundación (FAES), financiada con dinero de todos los españoles, para hacer santo al mayor asesino de Estado de nuestra Historia, y con cena de gala incluida. Lo oportuno y razonable para cualquier mente por obtusa que fuera, sería meter a todos en el mismo saco, el de la criminalidad. Pero…, esto sería Democracia y quienes nos desgobiernan no están interesados.

               Son al tiempo víctimas y verdugos, manejan el sable cortaderechos con destreza de samurái, pero seguidamente se quejan de incomprensión por parte de la ciudadanía. Si es que somos unos ingratos, no valoramos su quehacer absolutista, pretenden librarnos de la preocupación por los temas que nos conciernen y nosotros les increpamos y protestamos como hijos malcriados, no nos dejamos defender de los pobres senegaleses que vienen a correr con sus sacas delante de la policía azuzada por el comercio injusto, exigimos que eliminen las cuchillas asesinas y nos dan respuestas para tontos, se enfadan muchísimo si manifestamos públicamente nuestro descontento, sin tardanza impondrán el toque de queda en las calles que ya han tomado en razón de la obediencia debida (el sueldo) de las fuerzas de orden, a las que instigan y dan permiso para ensañarse con cualquier viandante, anciano o niño, que tenga la mala fortuna de estar en el sitio equivocado y en el momento inoportuno.

               “El Estado soy yo”, dijo Luis XIV, “La calle es mía” dicen desde el Ministerio de Interior. En puridad nos han suprimido los derechos de reunión, concentración y manifestación. Indirectamente, con la imposición del casco eliminan la circulación urbana en bicicleta, se incrementa la velocidad permitida para que los “carromeros” circulen libremente atentando contra la vida de las familias que van tranquilamente por su carril. Vía libre a algunos audis, mercedes y bmw conducidos por prepotentes de todas las edades que no dejan tarjeta cuándo, aparcando, quepa o no, rozan utilitarios de “mindundis proletarios”.

               ¿De verdad estamos gobernados por seres humanos? ¡Hasta el Papa clama frente a la actuación de estos seres abducidos por indolentes máquinas de destrucción!

Diario Palentino, 01/12/2013   

¿Por qué se aplauden, señorías?

se apaluden“Que yo sepa a nadie se aplaude por hacer su trabajo, mucho menos si lo hace mal”

            Será por lo bien que lo hacen, será por lo bien que hablan, será por lo bien que nos explican lo que están haciendo con nuestra vida, con nuestra democracia, con nuestra sociedad, con nuestro futuro y el de nuestros hijos y descendientes más allá de varias generaciones venideras. “Qué será, será…,” que cantaba Doris Day.

            El Parlamento no es un teatro, aunque esté repleto de adiestrados faranduleros, ni tampoco un circo, a pesar de las piruetas que hacen algunos destacados equilibristas para distraer nuestra atención y distraernos la cartera, tampoco debiera ser un espectáculo de varietés en el que experimentados magos pretenden camuflar sus falsedades para que parezcan verdades a medias o mentirijillas y así aprovecharse del beneficio de la duda que se otorga a los delincuentes.

            El tan socorrido Reglamento de Funcionamiento de las Cámaras debiera incluir un apartado de obligada observancia en el que se prohíba total y absolutamente los aplausos, al igual que se prohíben los pitidos y otras muestras maleducadas e incorrectas de disconformidad. Que yo sepa a nadie se aplaude por hacer su trabajo y cumplir con su tarea, muchísimo menos cuando se hace tan rematadamente mal.

            Patéticos y penosos parlamentarios se jalean entre sí, vociferan, gesticulan, ovacionan y se alientan como en el circo romano en la lucha de los gladiadores, como en las gradas del estadio rellenas de furibundos hinchas. Y ¿por qué?…

            Porque carecen de oratoria, de verbo, de facilidad de palabra, de cultura, de formación, porque no saben hablar ni decir lo que quieren decir, porque se cuelgan de las palabras o las repiten insistentemente ante el temor de que se les escape lo que quieren ocultar, porque necesitan el calor de los aplausos de sus correligionarios para poder mantenerse en el estrado y darse un respiro sin ahogarse en las propias contradicciones y falacias de tantos años, toda una vida diciendo no y lo contrario.

            Por último, se aplauden a sí mismos porque no pueden salir de casa sin encontrar a alguien que les increpe o les recuerde para qué les tenemos ahí sentados, porque no hay nadie fuera del hemiciclo que les aplauda, ni tan siquiera en su casa. Si no fuera por el efecto maligno de su mal hacer darían pena.

Diario Palentino, 20/10/2013