«Si esa pañoleta es un signo religioso, está de más en un espacio público»

Llegó a mis manos y lo seleccioné para mis lectores porque estoy totalmente de acuerdo con sus reflexiones.

Democracia, velo y tolerancia

Amelia Valcárcel

Una niña quiere ponerse velo para estar en su casa. A nadie se le ocurriría afeárselo. Lo privado es privado. Cada quien en su privacidad es monarca. También quiere usarlo para ir por la calle. Consecuencia: la ciudad presentará más variedad cosmopolita. Para ir a la escuela. Aparece el límite y se produce el problema.

Se supone que la educación prima; es un derecho constitucional... Si esa pañoleta es un signo religioso, está de más en un espacio público.

Pero si esa pañoleta es además una marca sobre la moral particular que deben seguir las mujeres, una marca a su vez privativa de unas creencias particulares, está fuera de cuestión darle legitimidad.

La igualdad entre los sexos es principio constitucional de la mayor envergadura. No se tolerará la discriminación contra las mujeres. Su religión y su cultura le marcan un papel porque es mujer, con el que ella y los suyos están de acuerdo. Ella es un ser con deberes especiales, la decencia sexual y la obediencia que significa de ese modo… la libertad actual de las mujeres se ha construido al abolir tales marcas…

Porque las religiones son incompatibles surgió la primera forma de la idea de tolerancia. Holanda en el siglo XVII consagró el principio de que «cada ciudadano debe ser libre de observar su religión y que nadie puede ser molestado o interrogado por causa de su culto». Esto es, el Estado se hacía superior a las religiones y las declaraba privadas. El Estado aseguraba que las haría convivir sin que entre ellas se agredieran; en espacios distintos, naturalmente. Impedía el fundamentalismo.

Porque no es fundamentalismo creer mucho y con gran vehemencia lo que uno crea, sino pensar que la religión es una verdad tan perfecta que debe organizar el mundo completo, incluida la política… El fundamentalismo quiere organizar toda vida y convivencia.

Como el Estado no apoya a ninguna religión, sino que las protege a todas en sus espacios, privados, en los públicos, incluidos los educativos, no debe haber signos religiosos. Nos parecería raro y hasta enfermizo que un alumno insistiera en portar un crucifijo -de tamaño, pongamos, de una cabeza humana-, posarlo en su pupitre y procesionarlo durante los recreos. Puede hacer eso, si lo tiene por gusto, en privado o en su templo.

Los espacios definidos como públicos, en los que por ende se transmiten los valores que hacen posible la convivencia plural, no deben ser espacios de contienda. El Estado tiene, por deber de tolerancia, la obligación de mantenerlos libres de prácticas sectarias.

La libertad ha sido la consecuencia del rechazo de ese injusto y arcaico orden.

Amelia Valcárcel 22/10/2007.Catedrática de Filosofía Moral y Política de la UNED, es miembro del Consejo de Estado.

Novedades en democracia

¿Qué pasa porque los ciudadanos salgan a defender públicamente al juez que los protege?


Se ve que en este país de “mayores”, en el que aún se funden vivencias de dos “culturas” políticas diversas, la dictatorial y la democrática, las novedades crean mucha polémica.

Salimos de las cavernas porque la juventud tira hacia adelante y no se conforma con los estereotipos heredados. Pero aún hay gente, mucha gente, demasiada tal vez, que echa de menos la mano dura y está dispuesto a utilizar torticeramente los propios instrumentos democráticos contra los mismos demócratas que somos todos los demás.

El partido ultraderechista tan unido a la infausta dictadura franquista, Falange Española, no quiere que se revisen los crímenes tan apañadamente ocultados durante tantos años de falseamiento de la historia a través de sus “gloriosos” documentos. Y son los de siempre, no han cambiado, aunque juren y perjuren sobre el texto constitucional, su objetivo es el mismo, la exaltación de la “manu militari” y el uso de la fuerza para imponer por encima de todo y de todos su criterio de mando único y sin trabas legales inoportunas. Pero como no pueden, utilizan las injurias y el enfangamiento para crear confusión y discordia, su especialidad.

¿Qué pasa porque los ciudadanos salgan a defender públicamente al juez que los protege? Quienes le atacan ignominiosamente alegan el “respeto al poder judicial” que ellos no practican y con el que trapichean si pueden y les dejan, con tal de que no se remueva la sanguinaria limpieza socio-ideológica instigada, practicada y encubierta por sus ancestros. Si no hay nada “horribilis” que ocultar ¿A qué viene tanta preocupación?

Una vez más somos la vergüenza en el cuchicheo de Europa. Quienes dividieron a los españoles llevándonos a una guerra fratricida con la subsiguiente espantosa dictadura causante del retraso económico y cultural que aún arrastramos, son los mismos que ahora nos quieren dividir apartándonos de nuestro “derecho a saber” y conocer nuestra propia historia, para juzgar a los malhechores y relegárles a las páginas negras que les corresponden.

Pero el peor lastre que nos ralentiza es que la derecha democrática, que un día puede gobernar éste país, se acerca demasiado a esa otra ultraderecha que nos atemoriza. «Diario Palentino, 25 de abril de 2010»

*Viñeta:komikelx.blogspot.com

Novedades en democracia

¿Qué pasa porque los ciudadanos salgan a defender públicamente al juez que los protege?


Se ve que en este país de “mayores”, en el que aún se funden vivencias de dos “culturas” políticas diversas, la dictatorial y la democrática, las novedades crean mucha polémica.

Salimos de las cavernas porque la juventud tira hacia adelante y no se conforma con los estereotipos heredados. Pero aún hay gente, mucha gente, demasiada tal vez, que echa de menos la mano dura y está dispuesto a utilizar torticeramente los propios instrumentos democráticos contra los mismos demócratas que somos todos los demás.

El partido ultraderechista tan unido a la infausta dictadura franquista, Falange Española, no quiere que se revisen los crímenes tan apañadamente ocultados durante tantos años de falseamiento de la historia a través de sus “gloriosos” documentos. Y son los de siempre, no han cambiado, aunque juren y perjuren sobre el texto constitucional, su objetivo es el mismo, la exaltación de la “manu militari” y el uso de la fuerza para imponer por encima de todo y de todos su criterio de mando único y sin trabas legales inoportunas. Pero como no pueden, utilizan las injurias y el enfangamiento para crear confusión y discordia, su especialidad.

¿Qué pasa porque los ciudadanos salgan a defender públicamente al juez que los protege? Quienes le atacan ignominiosamente alegan el “respeto al poder judicial” que ellos no practican y con el que trapichean si pueden y les dejan, con tal de que no se remueva la sanguinaria limpieza socio-ideológica instigada, practicada y encubierta por sus ancestros. Si no hay nada “horribilis” que ocultar ¿A qué viene tanta preocupación?

Una vez más somos la vergüenza en el cuchicheo de Europa. Quienes dividieron a los españoles llevándonos a una guerra fratricida con la subsiguiente espantosa dictadura causante del retraso económico y cultural que aún arrastramos, son los mismos que ahora nos quieren dividir apartándonos de nuestro “derecho a saber” y conocer nuestra propia historia, para juzgar a los malhechores y relegárles a las páginas negras que les corresponden.

Pero el peor lastre que nos ralentiza es que la derecha democrática, que un día puede gobernar éste país, se acerca demasiado a esa otra ultraderecha que nos atemoriza. «Diario Palentino, 25 de abril de 2010»

*Viñeta:komikelx.blogspot.com

¿Como regular internet sin dañar la libertad?

Es el debate más preocupante hoy en la red.

La Universidad de Málaga acaba de celebrar un Congreso con tema único.

Los internautas se movilizan y piden

Verdaderamente interesante e ilustrador.

FACUA, EXGAE, RED SOSTENIBLE Y FCFORUM

Advierten de los graves peligros que puede implicar para los ciudadanos la Propuesta Española por una Europa Digital

La ley del embudo en la Iglesia Católica

Dícese de la práctica habitual que con respecto a las mujeres aplican sin rubor las religiones creadas, dirigidas y fomentadas por hombres para tener al ganado silente y recogido dentro de las teleras. Se traduce en «para mí lo ancho y para tí lo estrecho». Pero más veces de las que quisieran llevan el gato en la cesta con las orejas fuera. Sin haber pasado el sofocón de los excesos sexuales degradados del fundador de los Legionarios de Cristo que por poco llega a los altares, ahora la Iglesia Católica tienen que pedir perdón por los muchos casos de pederastía que van apareciendo en diversos lugares de la geografía mundial y que por el aspecto que va tomando el «affaire» no van a acabar tan pronto como fuera el deseo de los purpurados predicadores de  virtuosa castidad.

Recogemos hoy para nuestros lectores una interesante reflexión que en El País plantea Almudena Grandes y titula SINCERIDAD:

«Las altas jerarquías de la Iglesia católica han pedido sinceridad a la sociedad civil. Esa reclamación, vinculada a la petición de que no se juzgue a los pedófilos ensotanados con más severidad que a los laicos, es un argumento más de su imposible defensa frente al escándalo de los abusos sexuales a menores que, por el momento, no inquieta a sus colegas españoles. En todo caso, voy a complacerles.

Sinceramente, desde 1985, cuando una mujer española deseaba interrumpir un embarazo, acudía a una clínica donde era informada de que existían tres supuestos de despenalización. Si, sinceramente, no tenía más motivos para abortar que la voluntad de hacerlo, sólo podía acogerse al tercero, que prevenía daños psíquicos para la madre. La mujer contestaba, sinceramente, que estaba dispuesta a acogerse a un clavo ardiendo si se lo ponían delante. Sinceramente, desde hace 25 años, por este procedimiento se han practicado en España un número incalculable de abortos ilegales, legalizados sin embargo por una ley tan hipócrita como el amparo que la Iglesia católica pretende brindar a sus hijos pedófilos por el procedimiento de pedirnos sinceridad a todos los demás.
La Conferencia Episcopal Española no ignora esto. Ningún ciudadano español lo ignora, y esto incluye a los manifestantes que se han quedado tranquilos en sus casas durante un cuarto de siglo, que se dice pronto, para salir ahora a la calle, a gritar que la ley de plazos «da licencia para matar». Con sus propios argumentos, no entiendo, sinceramente, cómo han podido dormir tranquilos durante tantísimos años. Con los míos, sólo puedo concluir que la campaña de los obispos contra la nueva ley promueve la defensa de la hipocresía, el cinismo y la mentira. Da miedo pensar en lo que serán capaces de hacer cuando la marea de los abusos denunciados llegue hasta España.