Obispos dicens…

            Como continuación a las conductas indecentes que se están manifestando en medio de esta catástrofe mundial, queda añadir la respuesta de los episcopados españoles a la propuesta del Gobierno sobre crear un Ingreso Mínimo Vital para las personas o familias que esta pandemia ha situado en una grave situación de vulnerabilidad. Las que tienen menos de 200 euros al mes para subsistir y no disponen de rentas ni patrimonio, que quieren trabajar y no pueden porque no hay donde o sus condiciones no se lo permiten. El papa Francisco ha defendido la medida como garantía destinada a los trabajadores vulnerables, pero a nuestros obispos eso les da igual porque lo suyo es hacer pinza con las derechas más ultra, contra el avance de la igualdad de condiciones y los servicios públicos para todos. Encarnan la mayor hipocresía e incoherencia con el cristianismo. Cuando estos jerarcas enferman van a clínicas privadas. Hace años, escuché contar a un canónigo que le habían salvado la vida con células madre, y fue en pleno ataque belicista de la Iglesia contra esas prácticas médicas, ahí lo dejo. No les interesa preguntar a los sufridos párrocos de frontera, los que saben cómo se vive en las casas de los barrios desfavorecidos. Por otro lado, debieran agradecer que sus comilonas, y su boato, salen de nuestros impuestos y del monumental expolio de bienes propiedad de las ciudades y de los pueblos. Pero no contentos, osan pedir que se marque su casilla en la declaración de la renta, cinismo, saben que las diócesis no aportan nada a Cáritas, esta se nutre de ayudas estatales y donativos. A estos señores hacer caridad les empodera, la justicia social les minimiza. El IVM no es un invento del PSOE, existe en la mayoría de los países con gobiernos ética, humana y políticamente dignos que velan por sus ciudadanos y en los que la religión no estorba en la esfera pública.

«Diario Palentino, 3 de mayo de 2020»

Nos espera un calvario

    Por fin, entre la “derecha trifálica”, magnífica definición dada por la ministra Delgado a los tres divinos de la foto del domingo en Colón, y los irredentos independentistas catalanes han conseguido derribar el gobierno socialista de Pedro Sánchez. Muchos buenos proyectos se quedarán durmiendo el sueño de los justos durante los años venideros: el salario mínimo y el registro horario en las empresas, la pensión de los huérfanos de violencia machista, la ampliación de plazos para juzgar la pederastia, la ley de la muerte digna, asistencia sanitaria para todos, la sustitución de la religión por una asignatura de ética igual para el alumnado, las medidas urgentes sobre vivienda, desmontar la reforma laboral de Rajoy para dar seguridad en el empleo, la ampliación del permiso de paternidad, la tasa Google y  la imposición a las grandes empresas y grandes capitales, la mejora del estatuto de los autónomos, revalorización de las pensiones, salarios de funcionarios, ayudas a la creación artística e investigación, reducción de aforamientos, renta mínima, subsidio para los parados mayores de cincuenta años, medidas climáticas y energéticas… Todo un elenco de progresos sociales basados en la justicia del reparto de las cargas y en fomentar la igualdad en la ciudadanía sin desatender a los miembros que se encuentran en situación de debilidad por sus circunstancias personales o familiares, además de poner la vista en la formación cívica y moral de los futuros adultos para conseguir una convivencia pacífica y solidaria. Pues, todo eso muere, a juzgar por los retrógrados y crueles discursos de las tres derechas que repiten como marionetas las palabras de Trump, ese oscuro personaje que cocea a discreción. Los jueces ya han rechazado 11 denuncias falsas de VOX contra sus adversarios y Casado consumirá la lista de insultos del diccionario a falta de mejores argumentos.

«Diario Palentino, 17 de febrero de 2019»

Desalmados (gente sin alma)

          Lo estamos consintiendo, lo estamos fomentando. La Unión Europea y, especialmente, Francia e Italia, patrocinan el entrenamiento de las patrullas costeras libias para que no dejen pasar embarcaciones de inmigrantes. Con frecuencia se saltan los límites e intervienen en aguas internacionales, pero los países, presuntamente demócratas y ajustados a derecho, miramos para otro lado. En Libia hay mercados públicos donde se subastan hombres, mujeres y niños por precios de entre 50 y 400 euros. Los barcos de las ONG, Aquarius y Opem Arms, con un montón de buena gente voluntaria a bordo, han sido entorpecidos y perseguidos en su labor salvadora hasta conseguir suspender su tarea. El Aquarius, bloqueado en el puerto de Marsella y comandando por Médicos sin Fronteras y SOS, auxilió a cerca de 30.000 seres humanos en 36 meses de actividad. El Opem Arms, retenido en Barcelona, fue perseguido durante horas por una patrullera libia que exigía que se les entregasen las mujeres y los niños recién rescatados en una operación de 218 náufragos. Ahora, la fiscalía italiana les imputa por organización criminal para facilitar inmigración clandestina. Sin moral y sin complejos los europeos pagamos a Turquía para que retenga, en inmundos campos de refugiados, a los sirios; a Libia por retener a subsaharianos, ya se cuentan unos 300.000 hacinados en condiciones inhumanas. Los insolidarios europeos del centro y del norte se desentienden de la frontera sur, pero todos les expoliamos, todos fomentamos su desgobierno, mantenemos a sus políticos corruptos y desalmados, les vendemos armas, les desestabilizamos, solo queremos el beneficio no la cara de la corrupción que catapulta a los pueblos fuera de sus fronteras. Somos peores que ellos, y el discurso ultra pone la guinda. 

«Diario Palentino, 20 de enero de 2019»

Traiciones de la mente (vota ultra)

          Dicen los sapiens que estamos hechos de culpa y miedo, que las decisiones más importantes de nuestra vida requieren valentía y entereza para sortear esos dos límites y que nadie está libre de las tribulaciones de la mente. En la actualidad vivimos invadidos por estímulos externos, redes sociales, televisión, publicidad invasiva, queremos abarcarlo todo, estar al día en lo que nos cuentan, que no es lo mismo que lo pasa en realidad, estamos contaminados de información manipulada. La muestra se ha visto clara en la reacción de los andaluces. Se entiende que después de tantos años de gobierno monocolor la gente quiera cambiar a la espera de recibir algo mejor. Pero qué habrá hecho Susana Díaz para frustrar hasta tal punto las expectativas de sus votantes (es lo que pasa con los animales políticos, gestados y criados en los partidos sin más oficio ni futuro que el sillón, que mueren matando). El PSOE andaluz ha conseguido que los pobres no acudan a las urnas. Jornaleros, dependientes, parados… las personas más desfavorecidas se han quedado en casa el día en que se decidía sobre su sanidad, su educación, sus derechos civiles, su vivienda o sus condiciones laborales. Lo han dejado en manos de una advenediza e insaciable burguesía andaluza. Estupendo, terreno abonado para que el discurso del miedo exhibido por la derecha haya calado: los inmigrantes vienen a robarnos el bienestar, trabajan más barato, son delincuentes, nosotros os defenderemos, reconquistaremos España, la una, grande y libre. Y en letra pequeña: bajaremos los impuestos a los ricos, tendrás pensión si te haces un plan, si quieres sanidad paga un seguro privado, habrá escuela pública para pobres y concertada para élites, las mujeres maltratadas no existen. Somos tu salvación.

«Diario Palentino, 13 de enero de 2019»

¿Nos queda la justicia?

            Cuando el desaliento y el desánimo hacen su cosecha en el cuerpo de la ciudadanía la democracia tiene mucho que perder. La corrupción que no cesa en el PP, los inconmensurables sueldos de ejecutivos de empresas y bancos que nos prestan servicios y ponen precio a los productos que tenemos que adquirir, el esperpento en que algunas fuerzas políticas han convertido la vida pública, la crueldad humana fruto de la avaricia que distancia cada vez más a los que acumulan y acumulan riquezas, que nunca podrán llegar a disfrutar, de los que ni tienen para acabar el mes o para encender la calefacción. A Esperanza Aguirre le da tristeza que Rato vaya a la cárcel, total por 90.000 euros, dice ella, aunque en realidad por su causa se hayan dilapidado 12 millones en clubs, fiestas, perfumes, etc. y las familias españolas hemos tenido que poner más de 22.000 millones para rescatar Bankia. También pagamos la primera comunión de la hija de Ignacio González, al módico precio de 48.000 euros. Y así cada día. La gente de a pie pensábamos, siempre nos quedará la Justicia. Tampoco va siendo así. El Supremo ve indicios de “trato de favor” pero archiva. Algunos jueces y fiscales destinados a defender a las mujeres de la violencia machista, se burlan de las víctimas. Juezas del mismo ramo, mujeres para más señas, no adoptan medidas de alejamiento de presuntos asesinos de mujeres y niños, a pesar de los informes psicosociales, y no hablemos de cuando se juzgan violaciones. Los miembros del poder judicial son los que mayor responsabilidad tienen en que la ley se aplique con garantías. Ellos y ellas tienen en sus manos nuestra seguridad. Tal vez debieran abandonar el corporativismo y optar por depurar los elementos infectos que contaminan nuestra fe, son el último reducto, ya tenemos bastante son otros gremios.