El guirigay popular (PP)

         Reza un refrán popular, bastante ordinario, por cierto, pero muy castellano, que quién no está acostumbrado a usar bragas las costuras le hacen llagas. Y viene a cuento porque, lo que es habitual en los partidos regidos por un funcionamiento democrático interno, para el Partido Popular es la primera vez que el hechicero de la tribu no designa sucesor de un cucharetazo en la cabeza, ni tampoco organiza un plebiscito para que la tribu aclame entre ellos al nuevo gurú sino que, escondido detrás de su cabaña asoma una mano y, ante la mirada atónita de la asamblea tribal, tira la cuchara dando a entender que el que la coja para él. Tan de sorpresa les ha pillado el repentino vacío de poder y la huida de su líder, a causa del triunfo de la moción de censura ganada por los socialistas, que nos han entretenido con una singular campaña. Hemos visto aparecer candidatos como setas. Se han tirado los trastos a la cabeza en vez de exhibir y defender sus programas para ganarse el voto de los pocos militantes no morosos. Por cierto, se les ha visto el plumero al desinflarse las cifras irreales de ochocientos mil afiliados que nunca existieron y los otros olvidadizos a la hora de tener al corriente de pago las cuotas del partido, esas tan necesarias para justificar los ingresos que llenaban las arcas y financiaban las campañas investigadas en los casos de corrupción y la ilusoria caja B. Sin debates, sin propuestas, con denuncias de boicot interno, acusaciones de pucherazo, impugnaciones, sedes blindadas, hasta un tuit con cita falsa del Quijote. En fin, un episodio que se podría titular “Aprendiendo a ser demócratas”. Ánimo, nunca es tarde, ya es hora de que la derecha española, al menos, lo intente.

«Diario Palentino, 08/07/2018»

El poder de las palabras. Machirulos

         La comunicación verbal, sea oral o escrita, ha pasado a ser la forma prioritaria y casi única en la especie humana. Vemos, pero no observamos a nuestro interlocutor, no nos detenemos en sus ojos ni en sus gestos y percibimos el mensaje sin atender a las sensaciones buenas, malas o inquietantes que producen en nuestro cuerpo, al que hemos dejado de escuchar hasta que nos grita pidiendo socorro con alguna enfermedad. Utilizando palabras tanto se arengan ejércitos y se alienta el odio como se acuna el alma con la poesía o la voz suave de la madre calmando a su bebé. Por eso es muy importante valorar bien el significado que se les atribuye. Se lamenta, porque ya toca, el director de la RAE de que en ella solo hay 8 mujeres de 46 académicos y augura una evolución hacia la igualdad. Más vale tarde que nunca. Los baluartes de un machismo casposo en la institución, Javier Marías y Arturo Pérez Reverte, estarán que echan las muelas. Las voces feministas están encarrilando muchos discursos plagados de ácaros. En pasos recientes, como eliminar las connotaciones peyorativas de “mujer fácil” o “sexo débil”, se suma la propuesta de incluir en el diccionario el vocablo “machirulo”, empleado con tono irónico para denotar la prepotencia con la que un hombre se dirige a una mujer haciendo alarde de superioridad o apuntando a algún rasgo físico o de personalidad que no resaltaría en otro hombre. El patriarcado defiende sus privilegios por todos los medios disponibles consciente de que el lenguaje trasmite saberes, pero también construye y destruye barreras, autoestimas, prestigios, fortalezas, verdades y mentiras. Todos somos usuarios, víctimas o verdugos, de esta potente arma de comunicación humana.

«Diario Palentino, 01/07/2018»

Consejo de Ministras

           Noticia: “Del mundo entero, España tiene el gobierno con más mujeres”. Inmediatamente se abrió el debate lingüístico de género. Así, consultada nuestra ilustre Real Academia de Lengua, cuyo eslogan reza: “limpia, brilla y da esplendor”, entra en vacilación y en una primera embestida hacia adelante decide que el masculino engloba ambos sexos pero el femenino no. Es decir, como siempre. Y que si luego, a base de su utilización incorrecta se usa con normalidad, entonces la Academia lo incorporaría, como hizo con almóndiga, culamen, pompis, toballa, etc. Es decir, que para entrar en el diccionario de la RAE hay que dar patadas al diccionario hasta tumbar la puerta. Solo que en este caso se trataría de aplicar la lógica común de las mayorías, don del parecen carecer nuestros anquilosados académicos que aún no son conscientes, o sí, de la gran carga de valor e influencia que ejercen las palabras en el inconsciente individual y social. Ante las voces airadas de protesta rectifican en parte y admiten ministras y ministros.

       En otro orden de cosas, el potente equipo de gobierno formado por Pedro Sánchez ha provocado sorpresa y aceptación en la prensa nacional e internacional. A todas luces va a continuar los enormes pasos dados por Zapatero en cultura e igualdad, notición que las mujeres recibimos como un huracán de esperanza cuando dábamos por perdidas muchas de las conquistas anteriores a los gobiernos del PP. Se dice que solo vemos lo que queremos, Pedro ha sabido ver mujeres con talento, muy preparadas, y las ha entregado las carteras ministeriales más duras y exigentes. Y lo ha podido hacer porque no tiene deudas de partido ni con el aparato ni con las federaciones regionales. Nada le dieron, nada debía.

«Diario Palentino, 10/06/2018»

También: Así quedan los consejos de Ministros españoles si borramos a los hombres

 

Economistas con la mujeres  

            El sentimiento de malestar en la población española no deja de crecer. La crisis trajo desigualdad, los ricos son más ricos y los que no eran necesitados ahora lo son. España está a la cabeza de Europa en trabajadores pobres, son dos millones y medio los que no llegan a fin de mes y un millón y medio sin esperanza de encontrar trabajo. De entre ellos, una vez más, la peor parte corresponde a las mujeres con sus infraempleos, peores salarios y mayores cargas familiares. El descontento y la indignación han ido colmando el recipiente hasta que un solo evento, la sentencia de La Manada, fue el detonante que ha desatado la furia en las calles. Aún, después de la huelga general, de las protestas y manifestaciones constantes ha costado hacer entender al ministro de Justicia que la Comisión que estudie los delitos sexuales debe tener una representación consistente de las más afectadas. Por fin serán quince mujeres y trece hombres. Aleluya. Lo más interesante es que ya son muchos los conscientes de la riqueza que se está perdiendo, de lo que se beneficiaría la sociedad si se contara con las aportaciones de la otra mitad de la población en los debates más importantes. Sesenta economistas, académicos de prestigio y profesores universitarios de Ciencias Sociales han emitido un manifiesto titulado “No sin mujeres”, en el que declaran que no participarán “como ponentes en ninguna conferencia, jornada o mesa redonda en las que no haya alguna mujer experta”, e instan a boicotear aquellos actos con presencia exclusiva de hombres. Su propósito es erradicar la discriminación de los ámbitos académicos y culturales para contribuir a fomentar la Ley de Igualdad. Suena bien, parece que se reemprende la marcha.

«Diario Palentino,  20/05/2018»

Para mujeres sin mujeres

         Es penoso es que aún hoy, en la España de siglo XXI, ha sido preciso proclamarlo en altavoz para que el Ministro de Justicia caiga en la cuenta de que su departamento incumple el artículo 54 de Ley de Igualdad, que dice: “La Administración General del Estado y sus órganos dependientes designarán a sus representantes en órganos colegiados, comités consultivos, etc., de acuerdo con el principio de presencia equilibrada de mujeres y hombres…”. Dicha ley es del año 2007, pero el Sr. Catalá no se dio cuenta de su existencia la primera vez que convocó la Comisión de Codificación en 2015. Se le pasó. Lo peor es que tampoco lo ha sabido hasta ayer, cuando la portavoz de Igualdad del PSOE ha preguntado al ministro y a todo el gobierno del PP, que cómo no se encuentran expertas juristas entre las 2.858 juezas y magistradas en activo si son el 53% del total de miembros de la judicatura, y cómo no se ha incorporado ninguna a una comisión encargada de revisar los delitos sexuales para modificar el Código Penal y definir, sin dar lugar a pajas mentales, lo que es pura y netamente una violación. Y,  es que a los ojos del patriarcado es comprensible, quienes más saben de violaciones son los hombres, elemental, son los que nos violan, de modo que la mejor solución parece ser que definan ellos el delito. Increíble. Mujeres juristas, periodistas y feministas de toda índole ya nos hemos constituido en pie de guerra permanente, esto es una lucha de frontera, al menor descuido nos merman. Muchos hombres concienciados, inteligentes y valientes se dan cuenta de que es el camino hacia una sociedad mejor, pero el avance de largo recorrido no es individual, está en la formación de respetuosos ciudadanos desde la infancia.

«Diario Palentino, 06/05/2018»