España y los expolíticos. (Retomado de escolar.net)

¡Pero de qué vamos! ¿Quiénes son «los nuestros»? ¿Cómo vamos a exigir orden a la especulación con estos ejemplos?


Público.es

Salgado ficha como consejera de Endesa, donde Aznar es consultor

 

La ex-ministra de Economía se incorporará como consejera de la filial de
la eléctrica en Chile. El expresidente del Gobierno fichó el año pasado.
España es un país de expresidentes con energía, como Felipe González, consejero de Gas Natural, o José María Aznar, asesor de Endesa.

España es un país de exministros de Economía de alto voltaje, como Pedro Solbes, consejero de Enel, o Miguel Boyer, consejero de Red Eléctrica Española.

En España, los políticos saben dejar atrás las rivalidades y compartir la misma mesa. Como la mesa del Consejo de Administración de FCC, donde se sientan Nicolas Redondo Terreros y Marcelino Oreja.

En España, hay expolíticos capaces de encontrar petróleo, como Josu Jon Imaz, presidente de Petronor, o Luis Carlos Croissier, consejero de Repsol.

En España, la política tiene mucho crédito, como Isabel Tocino o Abel Matutes, consejeros en el Banco Santander; o Rodrigo Rato, presidente de Caja Madrid; o Ángel Acebes, callado diputado y consejero de Cibeles; o Pedro Solbes, recién nombrado asesor de Barclays para Europa.

España es un país donde la política crea excelentes comunicadores, como Eduardo Zaplana o Javier de Paz, ambos en Telefónica.

En España, los expolíticos saben tender puentes y transmitir energía, como Miquel Roca, consejero de ACS y de Endesa, o Josep Borrell, consejero de Abengoa.

En España la política va a mucho más y se nota, al menos en los consejos de administración de las grandes multinacionales. En el año 2009, el 8% de los consejeros del Ibex 35 eran expolíticos. En el año 2010, el porcentaje subió hasta el 9,8%.

En España, por terminar, aún hay políticos que se sorprenden de que tantos ciudadanos les den la espalda. Por suerte siempre tendrán el apoyo responsable de sus amigos, los grandes empresarios.

España y los expolíticos. (Retomado de escolar.net)

¡Pero de qué vamos! ¿Quiénes son «los nuestros»? ¿Cómo vamos a exigir orden a la especulación con estos ejemplos?


Público.es

Salgado ficha como consejera de Endesa, donde Aznar es consultor

 

La ex-ministra de Economía se incorporará como consejera de la filial de
la eléctrica en Chile. El expresidente del Gobierno fichó el año pasado.
España es un país de expresidentes con energía, como Felipe González, consejero de Gas Natural, o José María Aznar, asesor de Endesa.

España es un país de exministros de Economía de alto voltaje, como Pedro Solbes, consejero de Enel, o Miguel Boyer, consejero de Red Eléctrica Española.

En España, los políticos saben dejar atrás las rivalidades y compartir la misma mesa. Como la mesa del Consejo de Administración de FCC, donde se sientan Nicolas Redondo Terreros y Marcelino Oreja.

En España, hay expolíticos capaces de encontrar petróleo, como Josu Jon Imaz, presidente de Petronor, o Luis Carlos Croissier, consejero de Repsol.

En España, la política tiene mucho crédito, como Isabel Tocino o Abel Matutes, consejeros en el Banco Santander; o Rodrigo Rato, presidente de Caja Madrid; o Ángel Acebes, callado diputado y consejero de Cibeles; o Pedro Solbes, recién nombrado asesor de Barclays para Europa.

España es un país donde la política crea excelentes comunicadores, como Eduardo Zaplana o Javier de Paz, ambos en Telefónica.

En España, los expolíticos saben tender puentes y transmitir energía, como Miquel Roca, consejero de ACS y de Endesa, o Josep Borrell, consejero de Abengoa.

En España la política va a mucho más y se nota, al menos en los consejos de administración de las grandes multinacionales. En el año 2009, el 8% de los consejeros del Ibex 35 eran expolíticos. En el año 2010, el porcentaje subió hasta el 9,8%.

En España, por terminar, aún hay políticos que se sorprenden de que tantos ciudadanos les den la espalda. Por suerte siempre tendrán el apoyo responsable de sus amigos, los grandes empresarios.

¿Garantizan las urnas nuestra democracia?

“No me cansaré de poner el dedo en la complicidad ciudadana sobre lo que nos está pasando”

Tal y como está configurado nuestro sistema democrático, con una Ley electoral más que discutible, una dificultosa iniciativa legislativa popular, una organización del Poder Judicial con mal pasado, deficiente presente y muy dudoso futuro, podemos preguntarnos ¿De verdad funciona bien nuestra democracia?

            Los instrumentos para que este régimen de gobierno funcione son, por encima de cualquier otra forma de asociación, los partidos y los sindicatos. Pero estos han tenido un pésimo envejecer en tan pocos años de democracia que llevamos “disfrutando” los españoles. Nuestros medios más representativos de participación no han evolucionado al compás de la ciudadanía y de los requerimientos en los tiempos que corren, ni son transparentes ni fiables. Más bien han conseguido desfondar nuestra fe en quienes hablan por nuestra boca.

       El resultado son mayorías absolutas que otorgan carta blanca a un gobierno, cuyas primeras medidas, y a pocos días de la cita electoral, ya son recriminadas por una buena parte de sus propios votantes. ¿La clase política y sindical ha olvidado el “bien común”, su objetivo primordial, y solo habla para sí?

            ¡A qué tanto ruido! “Las urnas han hablado” dice la Vicepresidenta, Sáez de Santamaría, y en su silogismo, aunque fundamentado en falsos programas y promesas, tiene razón. Las urnas recogen, escuchan y leen lo que los electores depositan, el supremo poder del pueblo.

             Pero… ¿Qué pasa, entonces? Lo vemos en los recientes sucesos de Valencia. Los escolares no votan, pero los estudiantes sí, y los profesores, y las madres y los padres. ¿Pues qué esperaban? Un Jurado Popular absuelve a Camps y las urnas le dan mayoría absoluta en el poder ¿Es que a estas alturas y después de treinta y tres años de democracia constitucional, no sabemos distinguir lo que votamos? ¿Ahora se quejan del aeropuerto sin aviones?

       Sería una lástima pensar en una   verdadera inconsistencia mental del  electorado español. Como si decidiéramos a coces.  –Ahora me enfado con  estos, pues voto a los otros- No me cansaré de poner el dedo en la complicidad  ciudadana sobre lo que nos está   ocurriendo.

       Los superpoderes acumulados en una sola mano suelen ser ejercidos contundentemente y sin piedad. Ya no se lleva cortar cabezas, pero acallar las protestas pacíficas esgrimiendo una violencia extrema parece que está amparado por la ley… y por la urnas.

             Algo, o mucho tendrá que ser revisado sosegadamente en ésta nuestra precaria democracia. «Diario Palentino, 26/02/2012.»