Ni loco ni monstruo

       Tomás Gimeno es pura y simplemente un delincuente psicópata que disfruta haciendo daño. Hay quien aún está buscando posibles causas precedentes en la vida anterior de su matrimonio con la madre de las niñas, sus propias hijas asesinadas. O lo que es lo mismo, hay quien aún pretende buscar una justificación a tan atroz venganza y de paso deja revictimizada a una de las víctimas. Solo les falta decir: ¡Qué le habrá hecho para que responda así! Ese sigue siendo el punto de vista machuno. Hemos aprendido lo que significa violencia vicaria, la más cruel e indescriptible violencia machista contra las mujeres, golpearlas donde más les duele, la prole. Desde 2013 cuarenta niños y niñas han sido asesinados por sus padres para hacer daño a sus madres.

              El repugnante padre de Anna y Olivia preparó con todo detalle la forma de asesinarlas, incluso disfrutaría imaginando el dolor insoportable que condenaría de por vida al manicomio a la madre de las pequeñas. ¿Qué mente puede hacer tan meticulosos preparativos para quitar la vida a sus amorosas niñas? La de un psicópata narcisista que no puede soportar que le lleven la contraria y que una mujer se rebele, le abandone y contraríe su capricho. ¡Aquí mando yo! Es el mensaje transmitido. Yo te puedo ser infiel, y te aguantas, tú no tienes derecho a ser feliz ni a rehacer tu vida sin mí (tú y tus hijas sois de mi propiedad, como la casa, como los muebles, como mi barco). Es la cúspide del machismo en grado extremo. Matar a sus preciosas hijas y condenar a la más horrible de las peores muertes en vida a la mujer que le amó, la que compartió con él sus ilusiones y esperanzas, cada día, durante años. La que siguió creyendo en él desde el primer minuto de su desaparición, y en que era un buen padre que las estaba cuidando bien. Es el machismo, amigos. Empiecen a estudiar por ahí.

Diario Palentino, 13 de junio de 2021.

Vacunados versus egoístas

          Escuchar a Fernando Simón decir que pronto podremos prescindir de la mascarilla en exteriores ha sido una bocanada de aire fresco, una barrera derribada hacia la deseada normalidad. Mascarilla, normalidad, distancia social, espacios ventilados… son términos y expresiones que han cobrado todo un significado para conservar la salud. Hacia el 20 de agosto se espera llegar, en España, a la inmunidad de rebaño. Cuanto antes y más personas nos vacunemos mejor será para beneficio de la población. Pero, el egoísmo y la insolidaridad son unas de las peores lacras que anidan en la condición humana. Que se vacunen otros, así no me contagian ni me tengo que arriesgar yo al inocularme. Es lo que en silencio tienen pensado los que, sin motivo ni causa grave justificada, se niegan a recibir el tratamiento inmunizante sin pensar en hijos, padres, familiares y personas del entorno que pueden verse afectadas. Otra especie son los antivacunas, que se confían a la protección de santos o gurús y variopintas divinidades. Por último, asoman naturistas, homeópatas y otras hierbas que son capaces de padecer graves malestares por no meterse en el cuerpo sustancias químicas de laboratorios que, a su modo de ver, trabajan para causarnos otros daños corporales y ganar mucho dinero a costa de vendernos cada vez más remedios. Lo cierto es que, gracias a los avances médicos, farmacéuticos, a la higiene y vida saludable, nuestra esperanza de vida casi se ha duplicado. Cuentan los virólogos que a raíz de la gripe de 1918 se extendió la costumbre de comer con cubiertos. Ojalá, a partir de ahora se ponga mascarilla quien esté enfermo para no contagiar a los demás, como los japoneses. En cualquier caso, eliminar la mascarilla será todo un símbolo que beneficiará a la economía española, tan dependiente del turismo exterior.

Diario Palentino, 22de mayor de 2019.

Guerra de líderes

           La democracia, como elemento vivo, es cambiante. Según las circunstancias en las que viva un pueblo así exigirá a sus representantes. Se ha visto en las últimas elecciones madrileñas. El Partido Popular no ha digerido la moción de censura que cambió a Rajoy por Sánchez en la Moncloa. La deriva de Albert Rivera hacia el PP, y la negativa de los populares a abstenerse en la investidura de Sánchez empujaron al PSOE a volver la vista hacia Unidas Podemos. A partir de ese momento la consigna de las derechas ha sido duro y a la cabeza. El PP no se ha privado de utilizar torticeramente a los representantes de todas las instituciones como esbirros para lanzar dardos en cada aparición en los medios, aunque fuera para cortar cintas en inauguraciones y con la bandera española detrás. Ya no hay guerra de partidos ni de siglas ni de ideologías. Las derechas han presentado a Sánchez como enemigo de los españoles y han utilizado a Iglesias como ariete para desmerecer a todo el gobierno. Ayuso se ha configurado como una versión de Margaret Thatcher. De hecho, si echamos un vistazo a las hemerotecas repite al pie de la letra sus frases. La joven Ayuso que en medio de la pandemia se presentó como una loca inconsciente, incluso para los barones de su propio partido, resultó que tenía una campaña bien orquestada y aprovechando el hartazgo de ciudadanos, comerciantes y hosteleros les gritó lo que querían escuchar: Madrid first, first, first. Poco tenía que hacer el durmiente Gabilondo ante tal embestida, aunque el responsable no fuera él, sino quien le puso. Desde ahora la política española tomará el camino del liderazgo, no valdrá cualquiera para encabezar una lista contando con el apoyo del aparato del partido y el voto fiel de afiliados y simpatizantes; el carisma personal será lo determinante. Se necesitan ejemplares alfa.

Diario Palentino, 9 de mayo de 2021 

De libro y sofá

     Como no hay mal que no venga bien, la pandemia nos ha recluido durante más horas en casita. Para quienes tenemos la suerte de tener casa, electricidad y comodidades ha sido una oportunidad para hacer limpieza profunda y organizar armarios y almarios. Pero hecho esto se hace largo vivir con tantas limitaciones. Ya nos contaron que habían aumentado las ventas de bicicletas estáticas y bebidas alcohólicas al mismo ritmo que bajaban las de ropa y calzado; sin contar la ruina de la hostelería. Por supuesto, crecieron las ventas por internet y sobre todo, como dice una amiga, alimentando al monstruo, léase Amazon. Después de casi un año, que hará en marzo, ya vivimos entre el hastío y la conformidad buscando nuevos recursos de distracción que nos ilusionen. Por cierto, también se han disparado las prescripciones de antidepresivos y ansiolíticos, sobre todo desde que el médico de familia desde su casa llama y aunque no conozca de nada al paciente le receta lo que le pidan; cuando termine esta movida les va a caer fatal tener que volver a sentarse frente a los pacientes reales no virtuales, con sus rostros de dolor y preocupación en primer plano. Pero, eso es tema para otro día. Una de las ventajas a destacar es que la venta de libros va en aumento, libros en papel y libros en formato electrónico. Cuanta falta nos hace abrir la mente a otros mundos para salir de nuestro enclaustramiento mental, el monotema y las manías que giran como un disco rayado. Ojalá los políticos leyeran más, nos dirían menos tonterías sin ninguna gracia. Leer como entretenimiento es una forma de meditación que enriquece, al ensimismarnos en lo que ocurre en las páginas podemos vivir entre líneas otras vidas, otras ideas, otras reflexiones, es como pasar un tiempo en otras cabezas que viven, sienten y piensan de forma diferente.

Diario Palentino, 24 de enero de 2020

 

No es broma, ni un cuento

            La historia de la humanidad está tejida con cuentos. Nos encantan, nos los cuentan desde que nacemos y nos los contamos a nosotros mismos durante toda la vida. Somos intrínsecamente cuentistas. Al final del relato nos gusta que acaben bien, pero a la mitad tiene que haber inquietud, zozobra, intriga, el héroe y el malvado. Ahora estamos justo en el medio. Una pandemia asola la población a nivel mundial, ya se cuenta más de un millón de muertos. Las autoridades sanitarias, los científicos e investigadores trabajan a máximo rendimiento. Ahora se ha visto que sanitarios, repartidores, transportistas, cuidadores del cuerpo y del alma, productores y proveedores de alimentos y medicamentos, son los únicos auténticamente necesarios. Queda claro que nos sobran muchos parásitos succionadores que no han tenido la dignidad de renunciar a las dietas que no han consumido; todo ganancia. Entonces, no es de extrañar que los negacionistas hagan su agosto, son especímenes de similar categoría. Si la clase política no estuviera tan desprestigiada no tendría tanto poder de seducción la indescriptible amalgama de personajes que componen el conjunto llamado negacionista. Lo mejor de cada casa forma ese mix de conspiranoicos, antivacunas, pseudocientíficos, bioestadísticos, astropsicológos, influencers, illuminati, curanderos, videntes y, como no, supremacistas de ultraderecha y algunos empresarios de miras cortas. Todo un cóctel exotérico que esconde a un sanador que se forra con sus tratamientos de hierbas y a una doctora que ha dejado su trabajo para vivir de las donaciones. Aprovechan que estamos hartos del agobio de las limitaciones y tenemos miedo, somos presa fácil de los desestabilizadores. Por otra parte, agresivos y violentos. El negacionismo no es broma, ni la pandemia es un cuento.

Diario Palentino, 11 de octubre de 2020.