“Gadafi provee de viagra a sus tropas para humillar a los rebeldes violando a sus mujeres”
Parece un misterio irresoluble porqué el honor de los hombres siempre se ha encontrado entre las piernas de las mujeres. Raptar, violar y convertir en esclavas a las mujeres del enemigo ha pretendido muchas y variopintas explicaciones antropológicas, sociológicas, económicas, psicológicas y de todo tipo pero lo cierto es que con independencia de la causa, hoy sigue ocurriendo.
A raíz del juicio abierto por el Tribunal internacional de La Haya contra el ex comandante serbiobosnio, Ratko Mladic, llamado el Carnicero de los Balcanes, han salido a la luz escalofriantes hechos y cifras acaecidos durante la última guerra civil europea en la década de los noventa. Las cifras de muertos, heridos y torturados nunca podrá ser exacta, siguen apareciendo fosas comunes con cientos de cadáveres. Y en esta vorágine fratricida en la que tuvo su muy confuso papel el ejército comandado por la ONU, se ha calculado que unas veintidós mil mujeres y niñas fueron encerradas y convertidas en esclavas sexuales del enemigo.
![violaciones](https://i0.wp.com/elisadocio.com/wp-content/uploads/2011/06/violaciones.jpg?resize=308%2C228)
Igual que en cualquier tiempo de guerra pasada, agredir sexualmente a las mujeres era considerado el mayor y más desmoralizante deshonor para oponente Lo mismo por parte de los nazis que por los comunistas durante la II Guerra Mundial. En nuestra propia Guerra Civil Española, el demente, digo Teniente Coronel Franquista Queipo de Llano, arengaba a sus tropas desde la radio con el siguiente alegato:
“Nuestros valientes Legionarios y Regulares han demostrado a los rojos cobardes lo que significa ser hombres de verdad. Y, a la vez, a sus mujeres. Esto es totalmente justificado porque estas comunistas y anarquistas predican el amor libre. Ahora por lo menos sabrán lo que son hombres de verdad y no milicianos maricones. No se van a librar por mucho que berreen y pataleen.”
A pesar de ser calificado como un delito, en la guerra de Vietnam fue práctica sistemática. Tan crueles eran las agresiones que preferían morir si eran capturadas. Las mujeres preparaban para sí y sus hijas unas pequeñas fundas de cuero portando una cuchilla fina de afeitar. Si eran atacadas se introducían este elemento en la vagina de modo que al ser penetradas el agresor se cortaba y quedaba inútil o se desangraba, ellas por supuesto morían también.
La última y reciente escalofriante noticia es la aplicación de los nuevos recursos científicos con los mismos fines. El furioso y descontrolado tirano libio, Muamar el Gadafi ha ordenado a sus tropas y seguidores humillar a los rebeldes ejerciendo sistemáticamente violencia sexual contra sus mujeres para lo que provee a los aspirantes a violadores, de pastillas de viagra.
Violaciones brutales, salvajes, deliberadamente ordenadas y sistemáticas para prolongar el sufrimiento de las mujeres, humillarlas y hacerlas despreciables a sí mismas y a los ojos de sus propios maridos e hijos, si acaso estas o aquellos sobreviven al final de los conflictos. No hay ser vivo conocido, más cruel y despiadado que el hombre, criatura de creación divina autocoronado como Rey de la Naturaleza. ¿Hay que felicitar a la divinidad por su “obra de arte”? «Periódico CARRIÓN, 16 de junio de 2011»