Cadáveres políticos

En esta pequeña ciudad, que aún sin querer nos vemos y soportamos, es fácil interpretar o inventar las situaciones. El alegre rostro de D. Carlos Fernández Carriedo de haberse librado una vez más, de medir sus fuerzas con el incombustible D. Helidoro Gallego al surgir un espontáneo entusiasta de tal cometido, lo dice todo.

Tampoco Dña. Ángeles Armisén puede ocultar tras su amplia sonrisa, que si no va para Presidenta de la Diputación, otra cosa habrá que mejore su situación.

Y hablando de la Diputación, Palencia es tan pequeña que todo el mundo sabe que entre el Presidente y el Vicepresidente no hay conversación desde hace meses, hasta el punto de que el primero le ha quitado a su segundo de abordo, por decreto ipso facto, las facultades de contratación “ a capricho” de los importes menores entre los que se enmarca precisamente la publicidad en medios de comunicación, porque dicen, dicen… que si andaba exigiendo salir en la foto de frente y sacar al presidente de perfil e incluso omitirlo, y éste, advertido, ha recuperado para sí tales controles. Ilusos hay por todos lados porque en cualquier caso entre la fielatura del PP palentino ninguno goza de simpatías.

Es momento de mirar los rostros y rictus de los actuales, los presuntos, los aspirantes y los desahuciados. Es el momento de la quiniela de los elegidos y de los que pronto engrosarán esa triste “santa compaña” de cadáveres políticos y almas en pena que ya andan buscando acomodo secundario o subsidiario y rutilarán un tiempo más en torno de los astros a ver si entre las viejas relaciones encuentran un puestito digno para seguir manteniendo un poquito de algo, por aquello de que “Quién tuvo, retuvo” y no marcharse a casa con una mano adelante y otra atrás.

Y así comienza la carrera para la confección de las candidaturas electorales a los comicios municipales y algunos autonómicos. Para los cargos retribuidos económicamente e investidos de poder y “prestigio”, quién no haya hecho carrera interna dentro del partido y tenga su “corralito” formado, ya no llega a tiempo, ahora solo queda fortalecer el puesto de salida y blindar bien el curriculum con ornamentos rimbombantes.

Es la cara negra de la democracia que nos toca vivir. A los ciudadanos electores nos dan las listas enlatadas. No hay nada perfecto, pero los partidos debieran plantearse su proceder interno, auditarse con seriedad, para evitar practicar con denuedo aquello que critican sacrificando la buena voluntad y la fe creyente de sus afiliados y adeptos en aras de intereses más espurios que eficientes y eficaces.

Pero… esto es lo que hay, primero se sirve la mesa principal y después come la tropa, al rancio estilo estalinista o eclesial, pero con la “infalibilidad” de sus líderes disfrazada de tintes y “procedimientos democráticos”. «Diario Palentino, 16 de enero de 2011»

Primeras mujeres fotógrafas

Ellas cambiaron la mirada sobre el mundo circundante


Una vez más se pone de manifiesto que el mundo del arte es de tardío y de difícil acceso para las mujeres.

Hasta que la primera mujer se puso detrás de un objetivo con calidad e intención artística, los hombres fotografiaban sus hazañas, sus retratos de pater familias, corporativos, héroes, egocéntricos y dominantes del entorno. Las mujeres eran para ellos un objeto de imagen útil como en los demás aspectos de la vida. Madres, amantes, figurines comerciales,…

Pero las primeras mujeres fotógrafas, aunque tardíamente incorporadas y mucho más tardíamente reconocidas artísticamente, cambian el rumbo de la imagen. Nos ponen delante de los ojos otra versión del mundo y comienzan con fuerza a mostrar marginales, fenómenos, enfermos, la pobreza en todas sus caras, los campos de internamiento, los efectos de la Gran Depresión. “Quiero producir temor y vergüenza en el espectador”, decía Diane Arbus (1923-1971).

En manos de ellas, la imagen de la mujer es rescatada de ser el objeto de deseo, comercial, mercantil, ideológico para ser tratada como persona, mujer relacionada con su mundo rural o urbano, en sus relaciones personales, profesionales, familiares. Se arranca a la mujer de los dulces falsos hogares y se las incrusta en una vida cotidiana real donde nada es lo que se pretende que parezca en las imágenes anteriores. Ellas incorporan a la fotografía una función social alejada de la instrumentalización del ojo masculino dominante. Cindy Sherman echa una mirada crítica al “estereotipo de mujer utilizado en los medios de comunicación”, aunque algo confusa y variable.

Tal vez la primera y pionera fotógrafa artística fuera Julia Margaret Camerón (1815-1897), tía abuela de Virginia Wolf, pero aún su perspectiva de género no estaba madura. Helen Levitt (1913-2009) se centró en documentar zonas populares de New York y colaboró con Luis Buñuel en los “cortos” que apoyaban a los norteamericanos en la II Guerra Mundial.

Pero la más llamativa, comprometida y por tanto reconocida fue Dorotea Lange (1895-1965); los dramas sociales, las situaciones límite, la fotografía denuncia en todo su contexto, no cuadros para colgar en el salón ni rimbombantes manifestaciones de poder y autoridad. La crueldad cotidiana, el dolor, las guerras, la otra cara que no gusta contemplar.

Aún el acceso de la mujer al mundo de la fotografía sea artística, periodística o documental es ardua tarea. En la Agencia de Fotoperiodismo Magnun, la más internacional, con casi un centenar de fotógrafos de plantilla, menos de diez son mujeres. La primera fue la austriaca Inge Morath, que nos dejó un legado fantástico de los años cincuenta bajo el franquismo en España, verdadero acervo para rescatar nuestra Memoria Histórica.

Hoy, tal vez la más representativa documentalista gráfica sea la, aún en activo, fotógrafa de “El País” desde 1976, Marisa Flórez, española. En su haber cuenta la transición y la formación de la democracia en los difíciles comienzos de la libertad de expresión y los cambios políticos.  También Queca Campillo comenzó con la transición cuando el número de mujeres fotógrafas de prensa era muy escaso. Actualmente trabaja para la revista “Tiempo”.

Periódico CARRIÓN, 2ª Quincena enero 2011.

* Dedicado a mi amiga Merche de la Fuente, fotógrafa palentina por excelencia.

Primeras mujeres fotógrafas

Ellas cambiaron la mirada sobre el mundo circundante


Una vez más se pone de manifiesto que el mundo del arte es de tardío y de difícil acceso para las mujeres.

Hasta que la primera mujer se puso detrás de un objetivo con calidad e intención artística, los hombres fotografiaban sus hazañas, sus retratos de pater familias, corporativos, héroes, egocéntricos y dominantes del entorno. Las mujeres eran para ellos un objeto de imagen útil como en los demás aspectos de la vida. Madres, amantes, figurines comerciales,…

Pero las primeras mujeres fotógrafas, aunque tardíamente incorporadas y mucho más tardíamente reconocidas artísticamente, cambian el rumbo de la imagen. Nos ponen delante de los ojos otra versión del mundo y comienzan con fuerza a mostrar marginales, fenómenos, enfermos, la pobreza en todas sus caras, los campos de internamiento, los efectos de la Gran Depresión. “Quiero producir temor y vergüenza en el espectador”, decía Diane Arbus (1923-1971).

En manos de ellas, la imagen de la mujer es rescatada de ser el objeto de deseo, comercial, mercantil, ideológico para ser tratada como persona, mujer relacionada con su mundo rural o urbano, en sus relaciones personales, profesionales, familiares. Se arranca a la mujer de los dulces falsos hogares y se las incrusta en una vida cotidiana real donde nada es lo que se pretende que parezca en las imágenes anteriores. Ellas incorporan a la fotografía una función social alejada de la instrumentalización del ojo masculino dominante. Cindy Sherman echa una mirada crítica al “estereotipo de mujer utilizado en los medios de comunicación”, aunque algo confusa y variable.

Tal vez la primera y pionera fotógrafa artística fuera Julia Margaret Camerón (1815-1897), tía abuela de Virginia Wolf, pero aún su perspectiva de género no estaba madura. Helen Levitt (1913-2009) se centró en documentar zonas populares de New York y colaboró con Luis Buñuel en los “cortos” que apoyaban a los norteamericanos en la II Guerra Mundial.

Pero la más llamativa, comprometida y por tanto reconocida fue Dorotea Lange (1895-1965); los dramas sociales, las situaciones límite, la fotografía denuncia en todo su contexto, no cuadros para colgar en el salón ni rimbombantes manifestaciones de poder y autoridad. La crueldad cotidiana, el dolor, las guerras, la otra cara que no gusta contemplar.

Aún el acceso de la mujer al mundo de la fotografía sea artística, periodística o documental es ardua tarea. En la Agencia de Fotoperiodismo Magnun, la más internacional, con casi un centenar de fotógrafos de plantilla, menos de diez son mujeres. La primera fue la austriaca Inge Morath, que nos dejó un legado fantástico de los años cincuenta bajo el franquismo en España, verdadero acervo para rescatar nuestra Memoria Histórica.

Hoy, tal vez la más representativa documentalista gráfica sea la, aún en activo, fotógrafa de “El País” desde 1976, Marisa Flórez, española. En su haber cuenta la transición y la formación de la democracia en los difíciles comienzos de la libertad de expresión y los cambios políticos.  También Queca Campillo comenzó con la transición cuando el número de mujeres fotógrafas de prensa era muy escaso. Actualmente trabaja para la revista “Tiempo”.

Periódico CARRIÓN, 2ª Quincena enero 2011.

* Dedicado a mi amiga Merche de la Fuente, fotógrafa palentina por excelencia.

Ante el Nuevo Año, pedimos…

Imaginación, para afrontar los nuevos retos que todos y cada uno nos proponemos, pero sobre todo los que pertenecen al común de la sociedad. Imaginación para saber con ilusión que no hay mal que cien años dure y que cada día que pasa es un escalón hacia arriba.

¿Es mucho pedir? ¡Tan fácil de conseguir!… y ni siquiera cuesta dinero. «Diario Palentino, 2 de enero de 2011»

Sosiego, sobre todo a nuestros políticos que se están dejando llevar por expresiones impropias de personas educadas, minando su propia credibilidad personal y lo que es peor, contagiando con sus improperios a una clase ciudadana que aún y a pesar de todo, los miramos con esperanza.

Respeto, a los portavoces de la Iglesia Católica y de todas las religiones que a la limón quieren inmiscuirse en las vidas ajenas hasta niveles inimaginables, intentando cohibir, coartar y cercenar lo más valioso de la persona, la Libertad, asaltando aspectos que para nada les corresponde en lo terrenal.

Capacidad para saber desbrozar la maleza y encontrar lo verdadera importante de la vida humana, la salud física, mental y social, el valor de la familia, el calor de los amigos, la sonrisa de los vecinos, los gestos cariñosos de nuestro hijos.

Tolerancia, para mirar con generosidad las razones, argumentos y creencias de los “otros”, aunque no compartamos, y siempre que seamos correspondidos con el mismo trato. De poner la otra mejilla nada, pues siempre les tocaría el bofetón a los mismos. De modo que ante el intolerante procede aplicar su misma medicina y el ostracismo.

Sencillez. Demasiado “egos” circulantes por el mundo representados en divos y divas de la política, del dinero, de los culebrones. Espantajos de ignorancia que no se rozaron jamás con la sabiduría de intuir cual es el momento oportuno de callar.

Calor, además de la temperatura. Calor en las relaciones. Es tal difícil que una sonrisa sea respondida con un gruñido (Aunque siempre hay cabestros sueltos). Nuestros rictus, miradas y gestos trasmiten pura química, quien está enfrente del contacto visual sabe, intuye y huele nuestra estima y acogida.

Comunicación. Aunque nos duela una muela, aunque quisiéramos contar, pero no, aquella cosa que nos atormenta un poquito, si hablamos de otra diferente también sirve de desahogo y si se lo escuchamos al otro, mejor para los dos. La cadena de la comunicación es la medicina del alma.

Justicia, ¡Ya, por favor! Que reluzca de una vez lo más inherente a la capacidad del pensamiento humano, esos valores que nuestra sociedad tan organizada y materialista tiene aparcados en algún polvoriento estante de un bazar chino, allí se nos quedaron olvidados un día que nos enganchamos al sumo consumo irracional y absurdo.