Comprendemos su miedo a que los ultras le roben los votantes más extremos. Comprendemos que su inexperiencia en la política de altura le provoque inseguridades. Podemos, incluso, llegar a entender, que su ambición medradora le desoriente de la situación real. Lo que no se concibe es la falta de caridad al utilizar a los contagiados y fallecidos de la pandemia con fines torticeros. Como tampoco, que manipule el miedo y el dolor con mentiras, aspavientos y amenazas. El Gobierno de España, como cualquier gobierno decente del mundo ante esta dura situación, está haciendo todo lo posible por cuidar la salud de los españoles, e intenta compensar, desde el Estado central, las deficiencias sanitarias promovidas a conciencia por los gobiernos del PP. La alarma es mundial, el material escasea en todas las partes del planeta, pero la ciudadanía se vuelca en colaborar, se respira solidaridad. El ruido desagradable es desmotivador, queremos optimismo para compensar el miedo. Sr. Casado, pregunto: ¿Se ha parado a pensar de qué manera influye el ambiente de negatividad, que usted crea, en los profesionales y voluntarios que arriesgan su vida cada día para cuidarnos; se ha dado cuenta de que estamos en una guerra mundial contra un enemigo invisible y no tenemos armas para contenerlo; en algún momento hace autocrítica de sus actos de boicot y sabotaje a quienes entregan todas las horas del día a los demás; cree que títeres como la señora Ayuso benefician a su causa, o la señora Monasterio apuntalando mentira tras mentira? Cuando pase esto todo se juzgará, no le quepa la menor duda, tanto la obra del gobierno como la de la oposición. Pero, de momento deje de poner palos en las ruedas y arrime el hombro. Nadie pide aplausos, solo que no moleste. Es lo que haría un hombre de estado, un político de altura generoso y solidario.
Diario Palentino, 29 de marzo de 2020.