Ultraderecha y ultracatólicos

   ¡Qué miedo! No es broma. Las mujeres debiéramos ponernos en alerta ante lo que se nos viene encima. La Iglesia católica, la de las púrpuras, la misógina, la que en nuestro país encabeza una docena de figuras como los obispos de Alcalá, Burgos, San Sebastián, Valencia y demás herederos de Rouco, que se han erigido en auténticos soldados contra la libertad e igualdad de las mujeres,  peligrosas enemigas a batir. Se refieren a nosotras como lo hacen los talibanes, esos que vemos en Afganistán imponiendo el burka porque son incapaces de contener su lujuria a la vista de los cuerpos femeninos. Esta Iglesia, la retrógrada anti-Papa Francisco, ha encontrado en VOX un brazo político que no va a desperdiciar. Teniendo a su principal valedor en HazteOir (y el Yunque), va sumando a sus huestes docenas de viejos conocidos pertenecientes a los Kikos y el Opus Dei. Menudo cóctel, si se suma el PP no falta un solo elemento para restaurar la Inquisición.

            Veamos, en conjunto, lo que tienen reservado para los ciudadanos en general y las mujeres en particular según los “principios irrenunciables” de la testosterona, a saber: La defensa de la vida: no al aborto ni a la eutanasia, pero mientras están vivos se los puede masacrar arrojando bombas sobre sus tejados, dejándolos ahogar en al océano o morir de hambre después de expoliados. Defensa de la familia normal: padre, madre e hijos, por supuesto la mujer en el hogar familiar, paridora, disponible y sumisa. Las denuncias por violencia machista, son falsas; las casi mil asesinadas en quince años no existieron. La ideología de género denigra a los hombres. Las cuotas en la listas electorales perjudican a los hombres; ya lo creo les quitan puestos. A los del colectivo LGTB, que no les pase nada. Otro día, más.

Diario Palentino, 9 de diciembre de 2018

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